La vuelta de vacaciones siempre arroja sentimientos encontrados, incluso desde que somos niños y nuestra máxima preocupación es apenas estudiar en el colegio. Por un lado, esa percepción de que este período de asueto es demasiado corto: cuando uno consigue desconectar al fin de sus quehaceres, ya casi es momento de volver a ellos. Por otro, la emoción contenida de volver al ruedo (colegio, trabajo, rutinas en definitiva), el reencuentro con los pares y ese momento igualmente trascendente de pulsar el botón de Inicio una vez más.

Un comienzo del curso escolar que, para aquellos que seguimos considerándonos estudiantes de lo digital, se inicia en Santander desde hace nada menos que 35 años. El Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones de AMETIC es esa suerte de despertador de la industria tecnológica, el evento que la saca de su letargo veraniego y la devuelve a la calle de la disrupción una vez más.

Por si fuera poco, en esta ocasión, ese concepto antes introducido de 'reencuentro' cobra especial valor. Y es que no han sido un par de meses los que los grandes protagonistas del sector han estado sin verse las caras en la capital cántabra: la cita estuvo ausente en 2020 a causa de la pandemia, en favor de un formato virtual multisede.

Inventos aparte, esta era la ocasión de volver a colocarnos en el mapa de la innovación, configurado ahora con las casillas de los fondos europeos y los dados de las múltiples convocatorias y manifestaciones de interés que el Ejecutivo ha ido lanzando ya. Muchas de ellas incluso en verano, con plazos exprés y rodeadas de muchísima polémica, a la que el propio secretario general de Industria, Raül Blanco, tuvo que dar respuesta esta semana.

Por lo demás, hemos de decir que no parece que nada haya cambiado en nuestra ausencia de estos lares. Los grandes protagonistas siguen mayoritariamente en su lugar (un verano o dos años más tarde, según queramos verlo) y los discursos de la clase política siguen recordándonos conceptos ya manidos (como nuestro diferencial negativo en inversión en I+D+i respecto a los grandes países o la necesidad de remar juntos para alcanzar la digitalización).

Bueno, miento si no añadiera una fea y mala novedad de esta vuelta al cole: el Gobierno ha pasado de copar anuncios digitales por doquier en las últimas semanas antes de vacaciones a directamente cancelar la intervención de todas sus ministras -excepto la recién aterrizada Pilar Alegría- en Santander, sustituyendo su inestimable presencia por cortos y vacíos vídeos enlatados. Quizás en contenido, los siempre correctos secretarios de Estado Carme Artigas y Roberto Sánchez pueden llenar ese hueco sin problema, pero es una buena muestra de que este menester no figura en la agenda de Pedro Sánchez... esta semana. Si este es el peso que la digitalización tiene realmente para el Ejecutivo, bueno sería que sus portavoces quitaran este concepto de sus discursos futuros para evitar que nos creemos falsas esperanzas.

35 años más tarde, hay muchas cosas que no cambian, como ese interés que va y viene por este tema por parte de la Administración. Pero tampoco varía ni un ápice el empeño de la industria digital por sacar adelante un proceso de modernización, capacitación y desarrollo de un tejido productivo sólido y sostenible de cara al futuro. Ya sea por boca de grandes actores como Microsoft -con su nuevo presidente en España al frente- o por medio de pujantes startups, como la vasca Sherpa, que son su hiperactivo fundador Xabi Uribe-Etxebarria ha copado gran parte de los eventos públicos de esta semana.

Como ven, volvemos al ruedo, un año más, en la misma lucha, en el mismo tablero y con las mismas condiciones de juego tan sólo aderezadas con la lluvia de dinero europeo como telón de fondo. Bienvenidos a la temporada 2021/2022 del camino -siempre veloz y siempre lleno de sorpresas- de la innovación.