En estos tiempos que corren parece que la única certeza es que no hay certezas. El nuevo mundo dibujado por la pandemia está dominado por la incertidumbre y la volatilidad. Sin embargo, hay un contrapunto. Una evidencia que asoma con una fuerza arrolladora: el presente (que no solo el futuro), es digital o no es.

La digitalización es un viaje de no retorno, una transformación que circula a una velocidad vertiginosa y que se llevará o, mejor dicho, ya se está llevando por delante aquellas compañías que dejen pasar este tren. Es, sin lugar a dudas, un fenómeno del que ningún sector es ajeno y que en el ámbito de la comunicación corporativa abre grandes desafíos y oportunidades.

Hagamos primero un ejercicio. ¿Qué es lo primero que le viene a la mente cuando escucha “digitalización en comunicación”? Seguramente conceptos como WhatsApp, Instagram, webinars o big data. Y es que es muy habitual concebir esta transformación desde una visión reduccionista centrada en plataformas y formatos.

Es importante que las herramientas no te impidan ver el bosque. La digitalización de la comunicación es mucho más que abrir un perfil de Instagram o hacer un podcast simplemente porque es un formato que ahora está despuntando. Tampoco debemos cometer el error de querer trasladar lo físico a lo digital o replicar las mismas fórmulas de relación con los medios de masas convencionales.

La partida de la digitalización no se puede ganar jugando con las viejas reglas. Hay que abordar este cambio de paradigma desde la innovación y la creatividad y, sobre todo, sumergiéndonos en una reflexión profunda que nos lleve a repensar nuestra estrategia, no solo de comunicación, sino empresarial.

Se trata de establecer una nueva cultura, una manera de relacionarnos, de hacer y contar las cosas partiendo de nuevos códigos. Para conseguir una simbiosis real entre comunicación y digitalización, hay que ir más allá de la forma, hay que transformar también el fondo. Solo así podremos aprovechar todo el potencial que nos ofrece.

Y es que en esta nueva era en la que imperan los datos, los chatbots y la inteligencia artificial (ojo al dato: ¡en China un robot ya presenta el telediario!), es fundamental, además, humanizar la comunicación, un oxímoron más necesario que nunca, donde las compañías no solo deben comunicar su contribución social, deben ser organizaciones con propósito. Así lo demanda la sociedad, como corrobora un estudio llevado a cabo recientemente por nuestra compañía que concluye que un 80% de los españoles cree que las empresas deberían centrarse más en los problemas sociales y medioambientales.

*** María Zaragoza es Marketing Communications Manager en Epson Ibérica