La digitalización ha llevado a la población española hacia una nueva forma de consumir servicios. Con la pandemia, la gestión de las finanzas desde el smartphone o la compra de bienes a través de plataformas de comercio electrónico ha sido habitual. Es una buena noticia para empresas y consumidores, aunque no para todos: las personas mayores no experimentan el auge de lo digital con el mismo entusiasmo y con la misma capacidad de adaptación.

Los procesos con el banco, ahora mayoritariamente online a través de una aplicación en nuestro dispositivo móvil u ordenador, son un claro ejemplo de ello. El grupo de población más envejecido se encuentra excluido, pues se trata de personas que no saben utilizar este tipo de herramientas de forma nativa. Y, mientras tanto, los avances tecnológicos suceden cada vez a mayor velocidad. Existe la urgencia de que obtengan formación en este sentido.

Se trata de la denominada brecha digital, que tan dañina ha sido para la población que es precisamente más vulnerable ante la COVID-19. Si bien en España los mayores de 65 años han tenido redes de apoyo para realizar diferentes actividades sin salir de casa —desde horarios especiales y pedidos vía telefónica hasta redes de voluntarios y vecinos—, la realidad es que la era digital sobrepasa a casi toda una generación que, en múltiples casos, se ha visto marginada.

Según datos de Eurostat, casi la mitad de las personas entre 65 y 74 años que utilizan internet cuenta con habilidades digitales bajas. Hay un claro factor de aislamiento que limita mucho el aprendizaje de los mayores. Tener conexión de banda ancha o saber enviar un correo electrónico parecería que está al alcance de todo el mundo, sin embargo, muchas personas mayores ni siquiera saben leer y escribir. 

En este contexto, las personas mayores se convierten en objetivos de los ciberdelincuentes, pues el riesgo que sufre este colectivo se dispara. Los datos del INE revelan que solo aproximadamente la mitad de las personas entre 65 y 74 años que usaron internet en el último año cuentan con algún tipo de software o herramienta de seguridad informática en sus dispositivos. El 13% ni siquiera conoce este tipo de soluciones para proteger su información.

Phishing: cuando los ciberatacantes van a por los más débiles

A la par que los avances tecnológicos, los incidentes de phishing están también a la orden del día. Los ciberatacantes utilizan correos fraudulentos, llamadas telefónicas o chats para hacerse pasar por alguien de confianza para la víctima, como el banco o la consulta del médico. Éstos solicitan algún tipo de acción por parte del afectado, quien inocentemente hace uso de su información privada. En ese instante, se perpetra el robo de datos, dando acceso a los estafadores a servicios contratados y fuentes de dinero.

Además, muchas personas mayores no utilizan contraseña en algunos de sus dispositivos, porque no saben configurarla o por temor a no recordarla, lo que facilita aún más la tarea fraudulenta a los ciberatacantes. En caso de sí usarla, es muy común que las contraseñas sean débiles, lo que también allana mucho el camino a todos aquellos estafadores que vayan detrás de los datos de estas personas.

El cuidado, la concienciación y la formación de las personas mayores es fundamental para evitar que sufran exclusión social en esta nueva era digital. No deben proporcionar de ningún modo información de tarjetas, de su banco, Seguridad Social, datos médicos u otros en ámbitos que no sean de confianza. También deben permanecer muy alerta sobre posibles descuentos o anuncios demasiado atractivos, pues son reclamos que esconden trampa en muchas ocasiones. 

En este proceso de protección de datos de los más mayores, también es importante que tanto las empresas y las administraciones, como los últimos avances tecnológicos avancen de la mano para acabar con las brechas digitales. En el caso de Mitek, solemos decir que creamos seguridad en un mundo incierto y cada vez más conectado: a través de la última tecnología de verificación de identidad confirmamos que las personas son quienes dicen ser en el mundo digital para así garantizar la seguridad del consumidor en las plataformas digitales. 

Las personas mayores no pueden quedar fuera del nuevo paradigma, sobre todo ahora que hemos visto la importancia de lo digital cuando más falta hace. En este sentido, y observando el rumbo de las compañías hacia la digitalización masiva de los servicios, es importante asegurar que toda la sociedad está preparada para aceptar el cambio.

*** Mariona Campmany, Digital Identity and Innovation Lead en Mitek.