Dicen que los tiempos de crisis son oportunidades para crecer y para innovar. Más que nunca, en esta era de incertidumbre, nos afanamos en imaginar una realidad postpandémica que nos diga cómo vamos a vivir, a trabajar, a entretenernos, a comunicar, a informar…

Y lo que nos espera es una época llena de cambios constantes que se producirán en espacios de tiempo cada vez más reducidos, por lo que las personas, más que nunca, estarán en el centro de todas las decisiones y, particularmente, en el ámbito de la comunicación.

Para llegar a ellas, la comunicación corporativa se ha convertido en una herramienta fundamental. Porque ya no se trata solo de informar sino, sobre todo, de conectar con las audiencias, internas y externas, y conseguir acortar distancias para superar barreras físicas.

Y es que, cuando hablamos de innovación en comunicación en absoluto nos referimos solo al aspecto digital. Hablamos de cuestionar lo establecido y evolucionar hacia nuevas formas de generar valor para las personas. ¿Cómo conseguirlo? Creando experiencias relevantes, donde contenido y continente compitan al mismo nivel; en las que el qué y el cómo sean igual de importantes.

En ese sentido, es fundamental que en esta época de sobreinformación -acentuada además por la pandemia, donde ahora todo es digital-, los profesionales de la comunicación trabajemos para garantizar que lo que transmitimos llega, conecta e interesa.

Los canales de la comunicación corporativa se multiplican: al más que saturado email se suman plataformas interactivas y servicios de mensajería instantánea profesional -además de Whatsapp, hasta hace poco reservado a la esfera privada-. Por eso, ya no solo es importante lo que dices, sino cómo lo haces llegar a la audiencia y, aún más importante si cabe, cómo esta lo recibe y lo entiende.

Las empresas trabajamos para alcanzar ese reto de la personalización y humanización. Por eso, la información se trabaja desde una perspectiva casi emocional, creando narrativas y dando visibilidad a nuestras personas. Los datos dan paso a nuestros propósitos de compañía y se informa bajo el protagonismo de nuestros colaboradores. Si somos “personas que protegen a personas”, desde Comunicación fomentamos que seamos “personas que conversan con personas”.

De lo poco bueno que nos ha podido traer esta situación nos quedamos, por un lado, con la puesta en valor de la comunicación interna como generadora de confianza, reconocimiento y cohesión; y, por otro lado, de la comunicación externa como motor de conexión.

La pandemia, por ejemplo, nos dio la oportunidad de generar iniciativas originales, recoger todas las acciones de RSC y voluntariado de nuestros compañeros, volcados en proteger –más allá de su deber- a las personas que lo necesitaban, convirtiendo un movimiento espontáneo e interno en un hito de nuestro plan de comunicación. Fue la materialización real de nuestro propósito de compañía y nos enseñó que la creación de comunidades, donde los protagonistas son los propios colaboradores, es la mayor aportación que desde Comunicación podemos hacer a negocio.

Entonces, si el foco en la innovación de comunicación está puesto en las personas, ¿por qué la digitalización es tan determinante? Por un lado, porque nos permite conectar más rápido, en tiempo real y de forma personalizada. Y, por otro, porque nos ayuda en el proceso. Pero se trata de un medio para crear experiencias, no de un fin. En las palabras de la gran Maya Angelou: “Las personas olvidarán lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca olvidarán cómo las hiciste sentir.” Tenemos la oportunidad de emocionar y de ser recordados, no la dejemos ir.

*** Laura Gonzalvo es directora de Comunicación y RSC para Securitas Direct en Iberia y Latam