Los mavericks quizás también sean molestos porque pueden ser rebeldes. Estos inconformistas no siempre son las personas con las que es más fácil llevarse bien, pero los quiero en mi empresa. Durante el proceso de contratación es importante que nos fijemos en si algunas personas tienen el coraje suficiente para retar el statu quo.

¿Se imaginan de quién son estas ideas tan radicales? Si estaba pensando en Jeff Bezos, que ha liderado esta semana la lista de las 50 personas más ricas del mundo, ha acertado.

Mientras el fundador de Amazon se alzaba con la primera posición según el índice de multimillonarios de Bloomberg, con una fortuna de 193.700 millones de dólares, en el segundo puesto encontramos a otro innovador del que se ha dicho que es uno de los mavericks más importantes del mundo empresarial. El cofundador de Tesla y Space X, Elon Musk, terminó el año con una fortuna de 160.700 millones de dólares. No es casualidad que las dos personas más ricas del planeta tengan un interés por los mavericks y es algo que el resto de empresas debería entender si quieren innovar con éxito en la próxima década.

El diccionario de Cambridge define a los mavericks como unas personas que piensan y actúan de forma independiente, a menudo comportándose de forma diferente a lo que se espera o lo habitual. Parece que el origen del término está ligado a un ranchero de Texas del siglo XIX que se negó a marcar a sus terneros como lo hacían otros ganaderos y por ello su nombre pasó a significar un hombre independiente que evita la conformidad.

En el mundo empresarial contar con talento rebelde y dejarlo volar alto puede favorecer enormemente la creatividad y la innovación. De hecho, la recomendación para nutrir la innovación disruptiva implica movilizar a los mavericks, rebeldes, outliers y todas aquellas personas que no encajan en el molde corporativo pero que tienen una motivación intrínseca para cambiar las cosas a mejor.

Incluso Mark Randall, director ejecutivo de Kickbox Foundation y antes vicepresidente de creatividad de Adobe, indicaba hace algunos años que la innovación es invertir en tu gente y se debe armar a los potenciales innovadores con los recursos y herramientas que necesiten para hacer florecer su creatividad. Podemos potenciar aún más estas herramientas y recursos con las tecnologías exponenciales.

Imaginémonos lo que pueden hacer los equipos creativos y los mavericks con la ayuda de tecnologías como la computación en la nube, el big data, la inteligencia artificial, impresión 3D, la realidad virtual, el Internet de las cosas, por mencionar algunas de ellas.

La pregunta que surge es en qué situación se encuentra la empresa española con relación a este tema y cómo podría identificar y movilizar a los mavericks con los que ya cuente, y en caso de que sean escasos, cómo atraer a otros nuevos. No existen muchos estudios que se fijen específicamente en este asunto, pero de lo que podemos estar seguros es que reforzar las 5 dimensiones que hacen que una empresa sea más innovadora es un paso imprescindible.

La primera es una estrategia y visión que defina la dirección, inspire y rete, sea entendida por todo el mundo, esté orientada al exterior y al futuro, y sea sostenible. La segunda es el estilo de liderazgo, que debe nutrir e incentivar la innovación y crear un sentido de urgencia y compromiso continuo, aceptando y motivando a los mavericks. Este estilo acepta el fracaso y lidera con el ejemplo. Después tenemos los procesos, que han de estar alineados para dar soporte a la innovación, son guías y no reglas fijas inamovibles, aceptan vías diferentes y deben ser holísticos, teniendo en cuenta todo el porfolio de la empresa.

La cuarta es la cultura, que debe crear una atmósfera de confianza, respeto mutuo, colaboración y experimentación, retando constantemente el statu quo, orientada al cliente y al usuario final, nutriendo la diversidad y la conexión entre disciplinas, sectores y zonas geográficas que a priori no estén conectadas entre sí, para encontrar innovaciones en las intersecciones.

La quinta es el entorno del trabajo, que debe facilitar la colaboración y el intercambio, contar con variedad de espacios, nutrir ciertos comportamientos deseados y estar diseñado para atraer y retener a las personas. Algunas de estas deberían ser mavericks que nos ayudarán a desarrollar las futuras innovaciones disruptivas que nos permitirán obtener mejores rendimientos empresariales.

*** Paco Bree es profesor de Deusto Business School