Pocos sectores van a experimentar en los próximos años un proceso de transformación tan rápido y profundo como el de la movilidad, debido a los cambios de hábitos de consumo y de desplazamiento de los ciudadanos, el dinamismo en la aparición de nuevos modos de transporte y la consolidación de las nuevas tecnologías.

Por ejemplo, la aparición de vehículos de conducción autónoma en el transporte público, o el caso del platooning –vehículos de transporte de mercancías que circulan “enganchados” de manera telemática- muestran cómo la tecnología va a modificar la configuración de los puestos de trabajo en el sector tal y como los conocemos hoy en día, cambiando radicalmente los requerimientos en las competencias de los profesionales, que abandonan su carga de tareas rutinarias en favor de nuevas habilidades de naturaleza cognitiva.

En un sector tan dinámico y un mercado laboral con desequilibrios como son la ausencia de jóvenes o la infra representación de mujeres, en nuestra organización Alsa hemos apostado por aplicar un modelo integral de formación con el objetivo de atraer profesionales y alcanzar niveles de excelencia en nuestros conductores.

Formación y tecnología se alían para facilitar este proceso: los avances tecnológicos nos están permitiendo transitar muy rápidamente desde el modelo tradicional de formación presencial, pasando por la formación on line, a los simuladores de conducción, y ahora estamos entrando en la aplicación de herramientas de Realidad Virtual a los procesos formativos.

La velocidad en los avances tecnológicos está permitiendo el desarrollo de sistemas didácticos con unos costes que los hacen accesibles, fiables, y con altos niveles de realismo.

También es fundamental el uso de big data procedente de los sistemas embarcados que aporten el suficiente número de datos objetivos para analizar los elementos esenciales del desempeño del conductor y focalizarse en las acciones formativas más eficaces para corregir aspectos concretos del desempeño.

Nuestra experiencia en el uso de simuladores, primero fijos y después móviles, nos permite aumentar la eficacia de la formación al obtener mejoras tangibles de manera inmediata, incrementar el nivel de satisfacción del alumno y optimizar los costes de operación.

Un simulador móvil traslada el aula al alumno, transforma la formación clásica en una experiencia divertida y relacional, pues pasa de escuchar a un profesor en un aula o ser evaluado en su puesto de trabajo, a practicar en entornos virtuales situaciones novedosas que difícilmente se pueden reproducir en la realidad. Además, comparte con el resto de alumnos la práctica y los resultados, comparando desempeños y estableciendo desafíos, y recibe feedback inmediato y completo de su formación. Adicionalmente, disminuye los costes y los riesgos de usar un vehículo real.

No es posible abordar la trasformación que se está produciendo en este sector sin pensar en la innovación y el uso intensivo de las tecnologías en la gestión de los recursos humanos y en la formación y adaptación de los profesionales que trabajan en él. Es el camino para señalar a la sociedad el valor diferencial de un modo de transporte seguro, conectado y sostenible.

 

*** Juan Antonio Esteban es Director de Recursos Humanos de ALSA, miembro del Think Tank de Movilidad de la Fundación Francisco Corell y cofundador de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH)