A última hora de la tarde, el Media Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT) parece un escaparate a medio armar. Una sucesión de peceras gigantes alineadas con propósito de exhibición, laboratorios diseñados para el tránsito, permanentemente inacabados, siempre en construcción. Junto a la entrada, veo un primer espacio de trabajo similar al de muchas de nuestras pymes industriales convencionales. Como regalo de bienvenida, los investigadores novatos tienen que pasar sus primeros tres días allí y demostrar, al cuarto, que saben utilizar las máquinas. Se les inculca que matemáticas, ciencias de datos o ingeniería informática son un medio, el fin es transformar la realidad, el mundo físico. Que no lo olviden. Sí, lo más imponente del MIT Media Lab es el concepto, el modo en el que está organizado. Y esa es la mejor noticia, porque pensar, distribuir a los investigadores, congeniar disciplinas, resulta algo estrictamente barato.E imitarlo todavía lo es más.

No voy a aburriros con un recorrido por los diferentes laboratorios, bien conocidos y reportajeados. Voy a compartir algunos de mis apuntes. Bien, a los estudiantes se les pide que proyecten innovaciones para un mundo a 30 años vista (otro concepto barato) y en muchos de los casos lo que aparecen son vehículos autónomos. A Mercedes Benz le ha gustado la idea de diseñar furgonetas capaces de cargar la batería de los drones y en ello están. Nuestra Everis trabaja en una propuesta muy interesante: que el vehículo sea capaz de comprender el estado de ánimo del conductor y alertar al entorno en el caso, por ejemplo, de que transmita ira.

La japonesa NTT se ha quedado con una de las joyas de la robótica del MIT Media Lab, un pequeño robot conversacional, con habilidades específicas para tratar con niños, por el que había preguntado Telefónica. Y hay un proyecto muy llamativo para decidir qué tipo de edificios, oficina o residencial, instalar en un enorme espacio reservado para el crecimiento de la universidad. Los investigadores han diseñado un sistema que permite predecir el impacto de cada elección, y entre los factores a considerar están pensando en la robotización como una parte más de la ciudad, como pueden ser ahora puentes o farolas. El cotilleo es que para medir el grado de acierto en la decisión se toma como referencia en qué medida se parecerá el MIT a Barcelona. Ah, y unos van y otros vienen, un científico que desmantela su laboratorio es el chileno César Hidalgo, amigo de INNOVADORES y autor del muy recomendable libro 'Why the information grows'. ¡Mucha suerte!

Durante el paseo, un pequeño ratón cruza la sala del laboratorio Civic Media, nervioso, intrigado, como buscando respuestas con forma de queso. "Es una metáfora", le digo a mi acompañante.

Eugenio Mallol es director de INNOVADORES

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