El año 2020 será una fecha clave para el despliegue de la quinta generación de redes móviles, el 5G, cuyas capacidades prometen cambiar la forma en la que entendemos hoy internet.

Esta tecnología móvil aporta unas mejoras fundamentales con respecto al 4G, especialmente en cuanto a velocidad y capacidad de ancho de banda, que podrán ser superiores a las instalaciones de cable actuales en muchos escenarios. También aportará una mayor fiabilidad y mucha menos latencia, lo que supondrá un salto cualitativo considerable en términos de comunicaciones M2M, es decir, de máquina a máquina. Hablamos entonces de la capacidad de recolectar datos masivos, en tiempo real, mediante conexiones móviles, algo bastante alejado de la realidad actual. Además, el despliegue de este tipo de redes es sustancialmente más rápido y fácil que el de las redes cableadas.

Todo ello facilitará la implantación del internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés) en las empresas, y especialmente en aquellas con estructuras muy distribuidas, en sectores claves como la industria. Al aumentar el número de dispositivos que se podrán gestionar en tiempo real y de forma remota, así como el tiempo de respuesta de la red, se revolucionarán las capacidades de múltiples aplicaciones industriales: desde el control y gestión de activos hasta el mantenimiento predictivo y analíticas, pasando por aplicaciones de Realidad Aumentada y Realidad Virtual, que permitirán optimizar los procesos, así como mejorar la satisfacción del cliente final, como veremos más adelante.

Imaginemos en aplicaciones de IoT Manufacturing lo que supondrá poder tener una red con las características de una red LAN local, en cuanto a fiabilidad, disponibilidad y seguridad, pero a nivel global, especialmente con el actual enfoque Data-Centric o Data-Driven Decisions. Para la industria, la recolección masiva de datos y su interpretación ya ha pasado a ser su fuente de conocimiento principal, que les permite tomar decisiones de negocio en base a evidencias y realizar un mantenimiento predictivo de sus activos. Decisiones, por tanto, más estratégicas, que aportan más valor a las empresas y que les permiten ser más competitivas. El IoT y el 5G van a habilitar una adquisición aún más masiva de datos, a nivel global, con las mismas capacidades que ahora sólo puede ofrecer una red local.

Pensemos, por ejemplo, cómo puede afectar el 5G a los fabricantes de maquinaria, los OEMs, que distribuyen sus máquinas globalmente. Para gestionarlas de forma remota, muchos de ellos están optando por conectarlas a Internet con tecnología móvil, mediante tarjetas SIM. En el futuro, con el 5G, es previsible que los OEMs puedan generar alarmas y avisos para realizar optimizaciones en tiempo real, en cualquier momento y en cualquier parte del mundo, permitiendo incluso realizar un mantenimiento predictivo remoto, con las mismas prestaciones técnicas y seguridad que una red local. Esto, que era algo impensable hasta hace poco, se va a convertir en una realidad con el 5G, con todo el valor que esto puede suponer para su modelo de negocio y la satisfacción de sus clientes.

Retos para el 5G y el IoT

Aún se plantean algunos retos para que el 5G se implante de manera rápida y efectiva. Los principales, su consumo eléctrico y su precio, que todavía son muy elevados con respecto al cableado y está todavía por ver cómo de competitivo será el 5G en los periodos iniciales. Sin embargo, ya se ha visto una evolución muy clara de tecnologías en las que cada vez se tienen mejores prestaciones a precios más competitivos – como las baterías de Li-Ion o los paneles solares, por mencionar algunas – y todo apunta a que el 5G va a seguir en esa línea.

Y, sobre todo, no hay que perder de vista el valor de negocio que puede suponer el 5G en aplicaciones críticas como las mencionadas anteriormente. Es de prever que las empresas y los sectores que operan en entornos muy distribuidos, como la industria, la salud, el turismo o las smart cities, serán las primeras en evidenciar el retorno de la inversión del 5G para los negocios.

Step by step

El pistoletazo de salida para la tecnología 5G está previsto para 2020 y, a partir de ahí, empezará una fase de implementación, que podría durar de 5 a 10 años. Hablamos de una tecnología con un valor potencial enorme. Pero para que se produzca una adopción masiva, es necesario que las empresas se arriesguen. En este sentido, será muy importante el papel de los early adopters y de sus primeros casos de uso, que demostrarán en la práctica los beneficios y el valor del 5G.

Independientemente de los retos que todavía quedan por resolver, el valor del 5G sin duda compensa. La tecnología ya está aquí, y los primeros “valientes” demostrarán todo su valor.

Francesc Juan, director de Arquitecturas y Sistemas de Schneider Electric