Elizabeth Elting y Phil Shawe se conocieron en la Universidad de Nueva York cuando eran solo unos jóvenes estudiantes. Al cabo del tiempo, y después de que Shawe conociera las mieles del análisis financiero o de la custodia de activos internacionales, ambos decidieron en 1992 dar vida a una idea obvia y necesaria: ofrecer transcripciones, traducciones y otros servicios lingüísticos a gran escala, apoyándose en la incipiente democratización de los PC e internet. Dicho y hecho: en 2005, Transperfect ya se trataba de una multinacional de 65 millones de dólares en facturación, cifra que en estos tiempos ya se ha multiplicado por diez.

Su apuesta, además, no pasa porque estos servicios lingüísticos -ahora ampliados a otras áreas como el doblaje de cine o videojuegos- sea automatizado: la visión de Shawe es que humanos y herramientas inteligentes tienen su rol imprescindible en esta ecuación: “La diferencia entre nosotros y otros servicios automáticos como Google Translate es que nuestra plataforma es mucho más privada y que nosotros podemos gestionar unos 20.000  traductores de todo el mundo”. En su opinión, esos profesionales humanos son la clave para que los sistemas automatizados puedan tener éxito, más allá de los clásicos entrenamientos a base de ‘datasets’ que emplean las grandes tecnológicas. “Poder enseñar a una máquina es mejor porque cada cliente te sugiere cambios que nos permiten ‘entrenar’  a nuestra plataforma y hacerla más inteligente. Podemos entrenar nuestros sistemas de traducción automático para seguir glosarios y ser consistentes con la voz de la marca y la terminología que el cliente quiere usar. Incluso para algunos de nuestros clientes hemos entrenado su propio motor de traducción”, explica Shawe a INNOVADORES.

Resulta, por tanto, complejo eliminar por completo el componente artesanal en el proceso de traducción o en lo referido a las habilidades lingüísticas de un traductor. Máxime cuando se trata de sectores críticos donde cualquier error en estos textos se paga caro. “En salud o en servicios legales no puedes delegarlo todo a una máquina ya que estamos manejando contenidos de alto riesgo y tienen que ser 100% correctos”, reconoce el CEO de Transperfect. Son precisamente estos dos sectores, junto al del entretenimiento (locución, doblaje y subtítulos) y los videojuegos, los que sostienen el crecimiento de la firma en la actualidad. “Hace cinco años cuando tenías que hacer una locución tenías que reunir a todo el mundo en el estudio, así que ya antes del COVID empezamos a desarrollar durante años una solución tecnológica que permitiese a todo el mundo trabajar juntos a través de Internet. Y ésta es la plataforma MediaNEXT y su herramienta StudioNEXT que hoy permiten a los actores no tener que reunirse físicamente”, detalla Shawe. “Creo que en el futuro se impondrá un modelo híbrido en el doblaje”.

Ante el perfeccionamiento de los servicios de traducción e interpretación en tiempo real, a coste cero o muy reducido, que ofrecen ya la mayoría de proveedores ‘cloud’ y numerosas startups tecnológicas, no podemos sino insistir en la viabilidad futura de empresas como Transperfect, ligadas a la parte manual de estas arduas y costosas tareas. La respuesta de Phil Shawe al respecto es clara: “Todo el mundo piensa que vamos a ser reemplazados por Google, los robots y los traductores automáticos. Pero yo considero que el sector de los servicios lingüísticos seguirá existiendo y será más provechoso para nosotros: el hecho de que cada vez que podamos mejorar nuestra tecnología es muy interesante, ya que si un cliente necesita traducciones en tres idiomas le podemos ofrecer seis por el mismo precio ya que disponemos de la tecnología y le permitimos ser más eficiente”.

Transperfect cuenta con España, y concretamente con Barcelona, como uno de sus principales epicentros de interés. En la Capital Condal, la multinacional cuenta con 550 empleados, por los 50 de sus oficinas en Madrid. En nuestro país, la firma también ha protagonizado numerosas adquisiciones de estudios y compañías similares para acelerar su crecimiento inorgánico. “Comenzamos en 2004 trabajando desde un Starbucks. España es un mercado muy increíble para nosotros porque podemos disponer de grandes talentos y porque todo el mundo quiere vivir en Barcelona”, explica el directivo. “Para TransPerfect, a nivel jerárquico, España sería en cuanto a importancia, una de nuestras cuatro oficinas más importantes del mundo: Nueva York, Londres, Barcelona y Hong Kong”.

Eso sí, no todo ha sido un camino de rosas en la historia de Transperfect, que ha estado marcada en los últimos años por una cruenta disputa entre sus dos fundadores. En 2014, Elting pidió a un tribunal la destitución de Shawe apelando a un “comportamiento errático y abusivo”. Finalmente, la separación formal entre ambos se resolvió en los juzgados, que obligaron a la venta forzada de las participaciones de ella. Al respecto, Shawe se limita a mirar hacia delante: “Hemos sido capaces de conservar nuestro modelo de negocio y los puestos de trabajo de más de 6.000 personas, por tanto, somos muy afortunados”.

MERCADO 

La creciente globalización de la economía, la intensa movilidad de los ciudadanos y las empresas con operaciones cruzadas en numerosos mercados han impulsado la necesidad de servicios lingüísticos que permitan mantener una relación y comunicación fluida con las audiencias en países diversos. No en vano, se trata de un segmento de negocio en plena ebullición en el que conviven las propuestas generalistas de AWS, Azure o Google (orientadas más a aplicaciones de chatbots y aplicaciones de alto nivel) con los servicios especializados como Lionbridge, LanguageLine, SDL, Amplexor o la propia Transperfect.