En el patio del colegio Liceo Hispano de Paterna (Valencia) los niños y niñas disfrutan de su tiempo de descanso con el griterío propio de cualquier recreo escolar. Para ellos, es uno de los mejores momentos de la jornada, en el que comparten juegos con amigos y compañeros, y pueden moverse libremente después de unas horas tratando de mantener la atención en un aula cerrada. Parecen ajenos a todo lo ocurrido estos meses de atrás. Aunque a primera vista todo parezca casi como antes del mes de marzo, no lo es.

En este patio, como en los del resto de colegios, los espacios están delimitados para que los grupos ‘burbuja’ se mantengan estables. El propósito es reducir al mínimo las relaciones para evitar la propagación del coronavirus y avisar a los contactos en caso de contagio. A falta de barreras físicas, el alumnado tiene que saber por dónde puede moverse y por dónde no. En este centro los docentes han de estar pendientes de que nadie traspasa la línea imaginaria que evita que las clases se mezclen. Esto es así en todos los cursos, menos en el de cinco años. 

En este nivel hay un total de 49 alumnos divididos en dos clases. Cada uno lleva al cuello una tarjeta identificativa que les avisa con una vibración cuando están a menos de metro y medio de algún niño o niña que no sea de su grupo estable . Si es así, tienen que separarse para seguir jugando. Los docentes al cargo también reciben un aviso en su tableta, donde cada alumno aparece representado con un punto azul o rojo, en función de la clase a la que pertenezca, y un código. En la pantalla también pueden ver los movimientos de todos ellos en tiempo real. 

La solución Soocial Distance todavía está en fase piloto y la prueba se prolongará durante todo el curso. Esta propuesta fue la elegida por la Fundación Prosegur de entre las 85 ideas de más de 20 países que recibieron en julio a su Reto Aulas Covid Free. "Teníamos previsto lanzar nuestro primer programa de innovación abierta a principios de año, pero por causa del coronavirus tuvimos que retrasarlo a abril. En pleno confinamiento, desde Fundación Prosegur, nos advirtieron del impacto negativo que esta situación estaba generando en la población escolar y nos propusieron hacer algo para facilitar la vuelta a los colegios en septiembre", apunta José Daniel García Espinel, director de Innovación de la compañía.

Detrás del desarrollo de Soocial Distance está la startup valenciana Nothingbutnet, que aprovechó su experiencia en tecnologías de indoor tracking para diseñar su propuesta. "Hace cinco años desarrollamos una solución, que ya utilizan en la NBA,  para digitalizar lo que ocurre en una cancha de baloncesto y que también hemos aplicado a la práctica de la natación. En ambos casos, es posible saber dónde está cada persona para definir estrategias o  establecer alertas en función de lo que ocurre", explica Javier Bosch, CEO de la compañía, a INNOVADORES en una videollamada. "Nos parecía que nuestra solución podía tener una gran utilidad para la vuelta al colegio, porque si nuestros hijos e hijas no podían recuperar esa rutina, ¿cómo íbamos nosotros a volver al trabajo?".

Las tarjetas que llevan los alumnos de cinco años del Liceo Hispano son similares a los identificadores que se utilizan en muchas empresas, pero con una particularidad: junto al chip integrado también incorporan tecnología bluetooth, la misma que equipan los dispositivos de los jugadores de baloncesto y los nadadores. Gracias a unos repetidores instalados en el centro, es posible conocer la posición de cada usuario, en este caso los niños y niñas. También cuentan con un vibrador y una luz LED.

"Cuando alguno de ellos está a menos de metro y medio de otro compañero durante más de diez segundos (tanto la distancia como el tiempo son configurables), las tarjetas vibran para recordarles que tienen que mantenerse alejados", describe Bosch. Pero la solución hace algo más: también registra ese contacto, de forma que si se detecta algún positivo por Covid-19 es posible saber con quién ha estado ese usuario y proceder a activar el protocolo de sanidad sin tener que confinar a una clase entera. 

El uso de los datos y la privacidad de los menores son dos cuestiones muy sensibles. Antes del inicio del piloto, el centro, junto a la Fundación Prosegur y Nothingbutnet, organizó una reunión informativa. "Nos sorprendió la buena aceptación que encontramos. Les gustó mucho la idea de que sus hijos aprendieran a moverse y a mantener las distancias a través de una especie de juego, pero les pareció aún más interesante que se pudiera hacer una trazabilidad de sus movimientos", detalla Nieves Garrido Bernal, directora del Liceo Hispano, en conversación telefónica con INNOVADORES. Aclara que la empresa desarrolladora de la solución trata toda esa información de forma anónima. Es el colegio, con el consentimiento de los progenitores, el único que puede poner nombre y apellidos a cada posición registrada. 

Aumentar el valor

 Tras ver el potencial de Soocial Distance, el propio centro ha puesto sobre la mesa otras aplicaciones de uso. Creen que esa información de posicionamiento puede aportar valor. «Los docentes son capaces de detectar que uno de esos puntos (alumno) apenas se mueve en el tiempo de recreo y, por tanto, que quizá no se está socializando de la manera adecuada para su edad».

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