Aunque hay más mujeres que hombres en Europa, solo el 16% de las startups europeas han sido fundadas o cofundadas por mujeres, y solo un 6% tiene equipos fundadores exclusivamente femeninos. Para subir estas cifras, los galardones EU Prize for Women Innovators eligen cada año a tres mujeres disruptoras para premiar su trayectoria en el ecosistema innovador europeo y este año una de ellas es la española Arancha Martínez, cofundadora de la startup ComGo y fundadora de It Will Be, una ONG también de base tecnológica.

"El foco de mis dos proyectos es mejorar la eficiencia y el impacto en el ámbito la innovación social", explica a INNOVADORES Martínez, que cree que ha podido tener más incidencia en el premio su trabajo con tecnología blockchain para aumentar la transparencia en la trazabilidad de fondos y donaciones de las ayudas humanitarias para acabar con la corrupción e incrementar el rigor y el impacto social. De esto se ocupa ComGo, una startup tecnológica fundada hace tres años en EEUU junto a Manuel Hurtado. 

ComGo surge de un custom project sobre tecnología blockchain que elabora Hurtado en el MIT con la ayuda de Martínez. "Fue seleccionado como mejor proyecto y recibió el empujón del MIT para fundar una startup. Me llamó y lo pusimos en marcha. Los dos creemos que la tecnología puede mejorar el mundo" y este era el modo de demostrarlo. Así, crearon una plataforma blockchain para la trazabiliad del impacto social, algo que puede sonar intangible, pero que gracias a la tecnología se transforma: los donantes pueden conocer los efectos de su aportación, hacer un seguimiento de la misma y ver los resultados que tiene, desde que se realiza hasta que finaliza el proyecto.

Si no fuera por la pandemia de la Covid-19, ComGo sería ya un proyecto comercial, pero todo se transformó a principios de este 2020 y los fundadores de esta startup decidieron poner su plataforma a disposición del sector de manera gratuita y ya hay 136 entidades usando la plataforma Stopcovid.io. Este cambio de estrategia, reconoce, ha sido gracias a colaboraciones como las de IBM, que ha cedido de forma gratuita IBM Cloud IaaS.

Aunque está teniendo bastante buena acogida, Martínez incide en que "se entiende vagamente" el potencial que puede tener la plataforma y "no se usa como realmente podría hacerse para lograr más impacto, llegar mejor al donante y crear una relación con él más disruptiva y transparente". El objetivo es descentralizar, sumar a beneficiarios y proveedores para validar sus procesos y dar esa visibilidad al donante. "La tecnología ya lo permite, pero a las ONG les está costando cambiar el chip y reportar de esta forma".

Para lograr este ambicioso proyecto, desde ComGo han desarrollado contratos inteligentes para gestionar la particular cadena de suministro que actúa en el sector de las entidades sin ánimo de lucro: se detalla no solo una mera descripción de la ONG y el proyecto, sino también se especifica qué actividades, qué presupuesto, qué plazos… "Se puede modificar, pero todo queda registrado, quién lo ha cambiado y en qué fecha se ha hecho, para dar transparencia y conocimiento al donante". Además, también se puede seguir el rastro del dinero que se realiza con donaciones fuera de la plataforma: "Se colorea el dinero, los fondos, al tokenizarlos, y se pueden asignar a actividades declaradas para que el donante pueda hacer su seguimiento".

Así, se ha estructurado en una arquitectura similar a la de una red social para que exista intercambio de información y validaciones para generar confianza, ganar en rigor y tratar de "aumentar la filantropía en nuestro país". Para ello, el objetivo es crear una experiencia similar a cuando se pide "una recomendación o un consejo para viajar a un determinado lugar, una especie de evaluación de cada proyecto" para acercar al donante y al beneficiario. "Es una digitalización enorme del sector, es como el ‘hoteles.com’ de nuestro sector", con el que se puede «comunicar con rigor» y aportar total transparencia al impacto social de cada proyecto.

Por último, como fundadora de It Will Be, Martínez destaca el desarrollo de la app Child PPA, que emplea reconocimiento biométrico multifactorial (reconocimiento facial, huella dactilar y huella de las venas de la mano) para recoger de forma sistematizada datos fidedignos de un menor para impulsar el registro y la identificación de estos ‘invisibles’ para protegerles.

En busca de ‘capital paciente’

El trabajo de Arancha Martínez ha sido seleccionado entre más de 200 candidatas para concienciar sobre la necesidad de más mujeres emprendedoras y crear modelos a seguir para mujeres y niñas. La española apuesta por implementar tecnologías como blockchain o biometría en proyectos de índole social. Su reto: digitalizar sectores como el de las ONG, pero se trata de un proyecto que requiere un “capital paciente”, porque en filantropía no hay un retorno rápido de la inversión.