Mark Knickrehm publicó en 2017 en Harvard Business Review cinco escuelas de pensamiento sobre el impacto de la tecnología en el futuro. Según los distópicos, el hombre y la máquina librarán una lucha darwiniana que ganarán las máquinas. Según los utopistas, la tecnología generará una riqueza sin precedentes. Los optimistas tecnológicos consideran que la tecnología generará grandes incrementos en la productividad pero su distribución no será uniforme. Los escépticos consideran que cualquier ganancia en los niveles de productividad nacional será baja. Los realistas optimistas piensan que la tecnología estimulará la productividad en ciertos sectores y en empresas de alto rendimiento.

Las cinco escuelas propuestas por Mark resultan son interesantes ya que nos facilitan un pensamiento preventivo. En el caso de los distópicos, los sistemas de inteligencia artificial asumirán tareas de habilidades medias y altas en los trabajos. Los robots realizarán trabajos serviles que requieren mano de obra de baja habilidad. El resultado será un desempleo masivo, la caída de los salarios y crisis económicas.

Según los utopistas, se alcanzará la singularidad cuando las máquinas consigan emular el funcionamiento del cerebro humano en su totalidad. Los cerebros humanos serán «escaneados» y «descargados» a las computadoras, que harán la mayor parte del trabajo cognitivo, mientras que los robots harán todo el trabajo pesado. La producción económica podría duplicarse cada tres meses. Un programa de ingresos universal cubriría las necesidades básicas y las personas aplicarían sus talentos a actividades significativas.

Los optimistas tecnológicos recomiendan, para evitar los efectos negativos de la tecnología, invertir en educación y capacitación junto con inversiones en tecnología.

Los escépticos de productividad consideran que la tecnología afectará el envejecimiento, la desigualdad y los costos ocasionados por el cambio climático. Nos debemos preparar para un crecimiento estancado en las economías avanzadas.

Los realistas optimistas consideran que la tecnología creará nuevos empleos, pero las tecnologías inteligentes pueden acentuar las diferencias entre trabajos de alta y baja cualificación.