Imagina que estás en un Congreso, en un cóctel, en un encuentro multitudinario (de los que se celebraban antes de la ‘nueva normalidad’). Hay mucho ruido: música, la persona que interviene, la tos o los comentarios de quienes te rodean. Quieres prestar atención a lo que te interesa, pero los sonidos ambiente te ‘distraen’ y tapan lo importante.

Un problema que se agudiza en aquellas personas que tienen dificultades auditivas. Para ellos el audífono se convierte en esos casos en una tortura que aumenta los sonidos sin identificar su procedencia. Como las antiguas ‘trompetillas’ no pueden concentrarse en el sonido que desea escuchar, ni puede filtrar el resto de los ruidos (voces o música) que se producen alrededor.

En condiciones de audición normales, filtrar lo que se conoce como el ‘efecto fiesta del cóctel’ no es un problema. El cerebro lo hace automáticamente. Pero si se necesita un audífono, al tratarse de una prótesis para el oído, hasta ahora no se podía conseguir ese efecto. "Los audífonos se centran en el orador ‘más ruidoso’ de la zona, pero no siempre nos interesa escuchar lo que emite el sonido más fuerte", explicó el profesor de neurociencia Tom Francart de la Universidad KU Leuven.

La solución a este problema está en la lectura de las ondas cerebrales con un electrocefalógrafo (EEG). “Esta técnica nos permite determinar qué sonido necesita escuchar la persona que lleva el audífono”, señalan desde la KU Leuven, la Universidad que lleva a cabo la investigación publicada en IEEE Transactions on Biomedical Engineering.

“El sistema separa las señales de sonido producidas por diferentes altavoces y las vincula a las ondas cerebrales. El problema ahora está en que hay que tener en cuenta un retraso de 10 a 20 segundos para hacerlo bien con una certeza razonable".

Pero como la investigación no se detiene nunca los científicos de Lovaina han acudido a la inteligencia artificial para solventar este retardo. Alexander Bertrand del Departamento de Ingeniería Eléctrica de KU Leuven explica que es posible decodificar “directamente la dirección de escucha de las ondas cerebrales solamente, sin tener que vincularlas a los sonidos reales, empleando la IA”.

Usando inteligencia artificial y ondas cerebrales, el audífono es capaz de determinar la dirección de la persona que está escuchando. Una especie de cámara acústica puede entonces apuntar hacia esa fuente y eliminar el ruido de fondo en tan sólo un segundo.

"Entrenamos nuestro sistema para determinar si alguien está escuchando un altavoz a su izquierda o a su derecha. Una vez que el sistema ha identificado la dirección, la cámara acústica redirige su objetivo, y el ruido de fondo se suprime”, explican los investigadores.

Lamentablemente hablamos de un prototipo. Tendrán que pasar unos años hasta que estos audífonos inteligentes puedan comercializarse. Para medir las ondas cerebrales, el prototipo emplea una gorra con electrodos algo que no es factible en la vida real. Pero el equipo ya está trabajando para incorporar los electrodos en el propio audífono.

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