Pensamos que las obras de arte pueden durar siglos o milenios y, sin embargo, se deterioran con el paso del tiempo. Agentes externos como la lluvia, el viento o el sol afectan la calidad de los materiales que, poco a poco, se van degradando. Pero tal vez el factor más agresivo sea “la vida interior” que estos tesoros culturales albergan. Un extenso ecosistema de hongos, algas, bacterias o líquenes microscópicos que crecen entre los poros de los materiales con los que están construidos y que provocan que pierdan resistencia.

Cuando se rehabilita un conjunto arquitectónico es imprescindible respetar los materiales originales, compuestos de yeso, cal o piedra como la caliza o el mármol. El cemento y el hormigón quedan descartados ya que son incompatibles con materiales como la cal y podrían incluso empeorar el problema.

Para conseguir que la rehabilitación responda a los diseños originales y evite la acción de degradación provocada por los “okupas patógenos”, un equipo de investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Química Fina y Nanoquímica de la Universidad de Córdoba y del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) ha desarrollado un aditivo biocida que puede incorporarse al yeso o la cal para reconstruir los edificios y al mismo tiempo eliminar los patógenos que se alojan en su interior.

Para comprobar su efectividad, el equipo ha probado un mortero de cal hidráulica al que han añadido carbendazima, un compuesto biocida muy utilizado en pintura por ser poco soluble al agua y, por tanto, más resistente a lluvias. En la investigación han comparado, por una parte, la eficacia antimicrobiana de un mortero de cal al que han añadido la carbendazima directamente y, por otra parte, un mortero de cal cuya arcilla llevaba anclada el compuesto biocida.

"En el primer ensayo microbiológico, comprobamos que el primer mortero, al que le añadimos la carbendazima directamente, tenía una capacidad biocida algo mayor. Sin embargo, el segundo mortero, que tenía la carbendazima anclada a la arcilla, presentaba mejores resultados ya que el compuesto biocida se había liberado más lentamente y, por tanto, su efecto era más duradero", explica Adrián Pastor, uno de los miembros del equipo de investigación.

Este estudio preliminar requiere de mucha más investigación para conseguir que el material estudiado llegue a ser comercializado, pero es sin duda un importante paso adelante para conseguir evitar la degradación silenciosa que elementos microscópicos provocan en el patrimonio histórico.