Accenture se mudó hace apenas un año a su nuevo cuartel general en España, situado en el Paseo de la Castellana. Un edificio de 9.000 metros cuadrados con 500 puestos de trabajo distribuidos en cinco plantas y 1.200 metros cuadrados de terraza, amén de ochenta salas de reuniones.

Un proceso que responde a la tendencia generalizada en el sector tecnológico por volver al centro de las grandes capitales (este paso de la consultora coincidió temporalmente con la mudanza misma de Oracle a un edificio vecino) pero que, en esta ocasión, también implicó la transformación del modelo de trabajo y de su estrategia de sostenibilidad.

Dídac Muñoz, Workplace Lead para España, Portugal e Israel de Accenture, ha sido quien se ha ocupado en los últimos tiempos de convertir esas oficinas en espacios más flexibles y colaborativos, "iniciando el cambio a un modelo de trabajo híbrido que aúna todas las capacidades tecnológicas para trabajar en remoto y entornos de oficina que promueven experiencias diferenciadoras".

Entre esas premisas innovadoras gozaba de una posición destacada el dotar de inteligencia al edificio. Un noble propósito para el que se implantaron soluciones de monitorización inteligente del espacio, integrando mediciones de reciclaje inteligente, calidad de aire y ocupación, y su impacto en la salud, la eficiencia, el medio ambiente y el confort, todo ello medido en tiempo real.

"El proyecto de monitorización inteligente de Castellana 85 ha supuesto un paso más allá en el proceso de transformación de los espacios", presume Muñoz. "Hemos desarrollado una plataforma de gestión de la oficina que responde a los comportamientos y las necesidades de las personas en base a datos reales y precisos proporcionados por la red de sensores, y que permite automatizar acciones y tomar decisiones para que los espacios sean más eficientes, seguros y sostenibles".

La plataforma -desarrollada e instalada en apenas tres meses y ahora replicada en Barcelona, Lisboa, Londres y Chicago- ha servido para encarrilar un "modelo de gestión del espacio más proactivo y predictivo", apoyándose en el poder del dato para automatizar la operativa diaria a través de la inteligencia artificial. 

Al respecto, Susana Quintás, country manager en España y LATAM de Metrikus (el partner de este proyecto), destaca que -en su primer año con edificio inteligente- Accenture ya ha recuperado la inversión. "El ROI es muy elevado, lo que demuestra que no es una cuestión de gasto, sino de cuánto te retorna esa inversión", afirma la ejecutiva. Además, contribuye a la consecución de las metas medioambientales que se habían marcado para 2025 (cero emisiones netas, cero residuos y consumo eficiente de recursos). 

En concreto, y siempre según su testimonio, los mayores beneficiarios de la innovación en este tipo de edificios son los empleados y las empresas. "Desde el punto de vista de los empleados, la calidad del aire controlada favorece su salud y bienestar, al mismo tiempo que se fomenta su productividad y se reducen las bajas laborales", dice Quintás. Desde el punto de vista de las empresas, se logra una mayor eficiencia en la gestión, se reduce el consumo energético sin disminuir la comodidad de los empleados, se optimiza el espacio y se ahorra en reciclaje inteligente, ahorrándose en el caso de Accenture 26.000 euros al año.