Empleados de Pescanova revisando los datos de la plataforma.

Empleados de Pescanova revisando los datos de la plataforma.

Gran Empresa

Sensores de temperatura, micrófonos bajo el agua y 'big data' para una acuicultura de precisión y sostenible

Nueva Pescanova ya tiene plenamente operativa la primera granja 'inteligente' para la cría de camarones en Ecuador.

11 mayo, 2022 03:21

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Omar Vicente es gerente de una granja de camarones en el Golfo de Guayaquil (Ecuador). Su trabajo consiste en garantizar que la cría de estos crustáceos se produzca en las mejores condiciones posibles para el animal, al tiempo que se aumenta la producción y, sobre todo, se cuida el bienestar de los trabajadores.

Para desempeñar esta labor, desde hace un año dispone de las últimas herramientas tecnológicas. Servicios cloud, inteligencia artificial, big data e internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) son términos que forman parte del lenguaje profesional que usa casi a diario este biólogo; como lo son ‘alimento balanceado’, ‘oxígeno del agua’ o ‘temperatura’.

“Hace dos años Marfrisco era una de las granjas que arrojaba peores resultados de todo el grupo. Ahora, tras la implantación de los cambios a través del uso de la tecnología, se sitúa en los primeros puestos en cuanto a resultados y rentabilidad”, explica Vicente a D+I durante una entrevista por videollamada.

Acuicultura ‘inteligente’

El grupo al que se refiere este biólogo es Nueva Pescanova. Empresa viguesa que en 2020 puso en marcha una iniciativa para encontrar el equilibrio entre los recursos limitados del medio marino y la creciente demanda de productos de alimentación.

La propuesta, enmarcada en el Plan Estratégico de Acuicultura 4.0, busca, por un lado, impulsar productos innovadores y, por otro, incentivar la cultura digital en aquellos países donde Pescanova desarrolla la acuicultura (técnica dirigida al cultivo controlado de especies que se desarrollan en el medio acuático).

Dentro de este proyecto, Marfrisco, con una extensión de 150 hectáreas, es la primera granja acuática inteligente completamente operativa. Los botes que recorrían el estanque, con los que se desplazaban los acuicultores para dar de comer a los camarones, han sido sustituidos por un sistema automatizado que les alimenta de una forma “más sostenible y sin que las necesidades de los animales marquen los horarios de la fuerza laboral”, explica Vicente. 

Una plataforma se encarga de recopilar los datos que recogen los sensores instalados en la granja para tomar decisiones. “Miden fundamentalmente dos parámetros: los niveles de oxígeno por metro cuadrado y la temperatura, y ambos se pueden modificar para favorecer la vida y salud de los camarones”. 

Una estación de alimentación automática flota sobre un estanque de camarones.

Una estación de alimentación automática flota sobre un estanque de camarones.

Junto a estos sensores, también se ha instalado tecnología sónica, “micrófonos para escuchar la masticación y, en función de esta información, proporcionarles más o menos alimento a los camarones al poder determinar cuándo tienen hambre”. El resultado: “Ya no se desperdician recursos porque el sistema indica cuánta cantidad es necesaria para el cultivo, el alimento que les proporcionamos es más fresco y la acción de un solo acuicultor se ha multiplicado por 30”

El de Marfrisco es un proyecto piloto que, vistos los resultados obtenidos, el Grupo Nuevo Pescanova ya está extendiendo a otras granjas. “A partir de todos los datos que hemos generado, se está desarrollando una plataforma para trabajar en otros estanques dedicados a la acuicultura”, afirma Vicente.

Producción sostenible

Detrás de este sistema hay una gran tecnológica que ya ha incorporado este caso de uso como de sus grandes éxitos del último año y que en septiembre lo presentará en su sede central, en Seattle. “Un reto como el que nos planteamos no podíamos afrontarlo solos”, reconoce Guillermo Renancio, director de Tecnología de Nueva Pescanova, en conversación con D+I 

“Queríamos contar con una empresa que entendiera cuáles son los beneficios de la sostenibilidad para una compañía como la nuestra y que se convirtiera en nuestro partner, más que establecer una relación cliente-proveedor”, explica. “Y Microsoft cumplía con todas las características que necesitamos”.

Renancio recalca dos aspectos que marcan su ruta hacia la sostenibilidad en este proyecto: el cuidado del animal y el impacto humano. “Cuando planteamos el Plan Estratégico teníamos tres retos: teníamos que digitalizar un área muy extensa [150 hectáreas], lo íbamos a hacer en territorios donde apenas hay cobertura y en un entorno donde los empleados carecen de formación tecnológica”.

También eran conscientes de que la tecnología sin conocimiento no sirve de nada, y que debían contar con las personas que estaban sobre el terreno para implantar las soluciones de Microsoft. “No disponíamos de datos históricos, lo que añadía un factor más de riesgo”.

Bienestar laboral

Lejos de lo que pueda parecer, y según cuenta a este medio Alejandro Ruiz-Cámara Fernández, el máximo responsable de la compañía en Ecuador, esta digitalización de la granja de Marfrisco “no sólo ha mejorado las condiciones en las que trabajan sus empleados, también su formación”.

Junto con la implantación de la tecnología, ambas compañías diseñaron un programa de capacitación para que los acuicultores mantuvieran sus puestos de trabajo y adquirieron los conocimientos necesarios para afrontar la nueva etapa y aprender a manejar la nueva herramienta. “Pasamos de un perfil más mecánico o manual a otro más eléctrico o técnico”, resume Ruiz-Cámara.

Afirma que todos los empleados han dado un salto cualitativo, al mismo tiempo que se ha mejorado la calidad del trabajo. “Uno de los pilares fundamentales de este proyecto son las personas y la capacitación también ha sido cultural. Cuando iniciamos el proceso, pensaban que ‘las máquinas’ les iban a quitar el trabajo, pero han comprobado que no es así. Al contrario: han mejorado las condiciones en las que lo desempeñaban”. 

Al mismo tiempo que se ha formado a los antiguos trabajadores, se han incorporado nuevos perfiles más técnicos. “Hemos creado centros de tecnología en cada uno de los países donde tenemos previsto implantar este sistema que contarán con unas 150 personas, incluidos biólogos, ingenieros agrónomos, ingenieros de procesos… Y también es una oportunidad para integrar mujeres ya que no importa la preparación física”, sostiene Renancio. 

El próximo reto, adelanta a D+I el director de Tecnología, es extender esa digitalización a los empleados, “que su herramienta de trabajo sea el móvil y desde ahí conectarse a la plataforma”. El principal obstáculo es que disponen del ancho de banda necesario, “aunque ya estamos trabajando en ello para solucionarlo”, concluye.