Muchos edificios, públicos y privados, cuentan con sistemas de detección de ocupantes. Suele tratarse de sistemas de cámaras o aplicaciones de telefonía móvil que realizan el “conteo” de personas: en un hospital, un centro administrativo, un edificio de oficinas… Una información muy útil ante situaciones de emergencia o en el caso de que no pueda superarse un determinado aforo.  Pero son sistemas que bordean la protección de la privacidad y que en el caso de una emergencia pueden no funcionar.

Ahora científicos del Laboratorio de Mecánica y Computación Aplicada (IMAC) de la Escuela Politécnica de Laussane (EPFL), han desarrollado un sistema alternativo que mide el aforo “contando” las pisadas. “Al instalar sensores en las baldosas del suelo de un edificio, podemos medir las vibraciones que originan los pasos. Así podemos calcular el número de personas que se encuentran en el edificio, su ubicación y su trayectoria”, explica Slah Drira, uno de los investigadores que han participado en el estudio.

Para que el sistema funcione es necesario que sea capaz de “distinguir” entre las vibraciones de los pasos y las que originan el golpe de una puerta o la caída de un objeto al suelo. Para ello cuentan con sensores inteligentes capaces incluso de distinguir la forma de caminar de distintas personas. Su método utiliza algoritmos avanzados, máquinas de vectores de soporte, para clasificar las señales registradas por los sensores. Una técnica inspirada “en las redes neuronales convolucionales que a menudo se emplean en el reconocimiento de imágenes” señalan desde la EPFL.

Tan sólo es necesario colocar un sensor cada 75 m2, sin necesidad de que el suelo tenga una rigidez uniforme. Un innovador sistema que permite no sólo contabilizar el aforo de un determinado espacio, sino que puede emplearse, por ejemplo, para mejorar los protocolos de gestión de la energía en las oficinas – que variaría en función de su ocupación -, encontrar a personas en una situación de emergencia o localizar a pacientes dentro de hospitales y residencias de ancianos. Y todo ello con una simple “lectura de los pasos” sin infringir la privacidad de los ocupantes.