El Parlamento Europeo tiene previsto poner en marcha un sistema biométrico con huellas dactilares para registrar la asistencia de los eurodiputados en sus instalaciones de Bruselas, algo que suscita preocupación y rechazo entre las filas de algunos grupos en la Eurocámara.

La idea del llamado "registro central biométrico de asistencia" se remonta al verano de 2019 y fue aprobada el pasado 9 de septiembre por la Mesa del Parlamento Europeo para empezar a probarla a finales de 2020, según documentos consultados por Efe.

El objetivo de la nueva tecnología es sustituir el sistema de firmas actual por la captura de huellas dactilares, lo que daría más agilidad y permitiría a los eurodiputados recibir automáticamente sus dietas por asistir a las reuniones o plenos en la Eurocámara.

"En el futuro, los miembros ya no tendrán que firmar una lista de presencia en las salas de reuniones. Cuando estén en el Parlamento, escanearán su huella dactilar en una de las máquinas para atestiguar su presencia y entonces recibirán automáticamente las dietas", señala la documentación de la oficina que supervisa el funcionamiento administrativo del Parlamento.

Protestas contra el sistema biométrico

Tras las protestas por escrito de algunos eurodiputados, los promotores de la medida han precisado que "no se almacenará ninguna imagen de las huellas dactilares, sino sólo plantillas biométricas", con datos muy concretos que serán "codificados".

Aseguran además que el proyecto cumple con el Reglamento de Protección de Datos, ya que solo se recogerán y procesaran los que sean "necesarios", como la identificación de los diputados o la fecha y hora del escaneo de la huella dactilar.

Pero en ningún caso, puntualizan, los datos se almacenarán durante más tiempo del necesario para cumplir el propósito y se respetarán los derechos de los interesados a tener información sobre el tratamiento de los mismos, acceso a ellos y derecho de rectificación.

Durante la fase de prueba, que durará dos meses, los eurodiputados podrán firmar tanto en el registro clásico en papel como podrán hacer uso del lector de huellas dactilares. La fase de prueba durará dos meses para asegurarse de que todos los parlamentarios se han inscrito y pueden hacer un uso adecuado de las máquinas.

Todos los dispositivos estarán provistos de material desinfectante especial para su limpieza antes y después de su uso, a fin de permitir el uso seguro de los lectores, de conformidad con las medidas de precaución en relación con la Covid-19.

Digitalizar el registro de asistencia

Los planes originales para instalar un sistema biométrico de control de asistencia se remontan a junio de 2019, cuando la mesa del Parlamento avaló medidas para desarrollar un procedimiento informatizado para digitalizar el registro central de asistencia.

Esa idea surgió después de que un sistema anterior basado en tarjetas de identificación no arrojase resultados óptimos, al no poder garantizar la identificación del titular de la tarjeta. Las medidas han suscitado una reacción contraria entre algunos de los eurodiputados preocupados por su privacidad.

Uno de los más activos en el rechazo a la instalación del sistema biométrico es el eurodiputado del Partido Pirata de Alemania Patrick Breyer. En sus escritos, Breyer asegura que no se opone a automatizar los registros de asistencia y de sesiones plenarias de los parlamentarios, y a las ventajas que ello conlleva, pero sí a que se tomen las huellas dactilares a todos los eurodiputados.

También se muestra molesto por lo que considera una acusación velada sobre el presunto uso fraudulento de tarjetas de identificación para reclamar indebidamente las dietas de asistencia. Protestas similares han expresado eurodiputados de Renovar Europa, los Verdes o la Izquierda Unitaria.