Es la noticia económica del año, sin duda alguna. Hablamos de la fusión entre CaixaBank y Bankia que, entre otros hitos, dará vida al primer banco español por activos, por encima de colosos internacionales como Santander o BBVA. Una operación que, por si fuera poco, también abre la veda a una segunda consolidación del sector bancario que culmine el proceso iniciado tras la crisis de 2008 y que tiene como meta principal mejorar la resiliencia ante sobresaltos tan pronunciados como fue aquel o está siendo la actual pandemia de la COVID-19. De paso, el nuevo banco ganará en "sinergias" y "eficiencias", formas elegantes de describir los cierres de oficinas y despidos de personal redundante que se espera en los próximos meses. 

Pero en todos los análisis de estos días se está obviando un aspecto clave de esta singular operación: sus implicaciones en el apartado tecnológico.  Por definición, ambas entidades descansan sobre el seguro y resolutivo lecho de sistemas transaccionales, operacionales y de información de ingente tamaño (y muchos de ellos con una enorme solera). A ello se le unen enormes esfuerzos por afianzar la banca digital, explotar los nuevos canales de comunicación con sus clientes y la necesidad de integrarse con terceros tanto en el entorno físico como en el virtual.

No en vano, las partidas destinadas al apartado TIC son milmillonarias en cualquier banco de nuestro país con lo que parece necesario preguntarse cómo están ahora CaixaBank y Bankia en este terreno, cómo podría configurarse el nuevo banco y cómo esta fusión podría afectar a la industria tecnológica que trabaja con ambas entidades.

Elegir una base

El ‘core bancario’ tanto de CaixaBank como de Bankia es muy similar, según fuentes conocedoras del funcionamiento de ambos bancos, basado en desarrollos a medida con bastante antiguedad. Pero igual que solo puede quedar una entidad, solo habrá una única plataforma.

Lo que asume el consenso del mercado es que esa base será la de CaixaBank. No nos engañemos: la fusión es, de nuevo, un eufemismo para hablar de una absorción en toda regla, teniendo en cuenta la diferencia de tamaño entre las dos compañías. Por ello, hay pocas dudas de que tanto la parte transaccional como informacional, de gestión y Big Data será la de la firma catalana. Aunque hay una puntualización. El sistema operacional de Bankia, actualizado en los últimos años, es "mucho más eficiente, incluso a un tercio del coste en determinadas operaciones frente al de Caixabank y cualquier otro banco español", según ha podido saber INNOVADORES. Ese quizás sea el punto en que a lo mejor la diferencia técnica rompe con la dinámica de barrido mayúsculo que se presupone por parte de CaixaBank.

Solo una sorpresa mayúscula haría que fueran los sistemas de Bankia los que se impusieran mayoritariamente en esta pugna, aunque hay un precedente de ello. En la fusión entre el BBV y Argentaria, los sistemas técnicos resultantes fueron los de la segunda, pese a su rol de "adquirida" en la operación.

Mucho en común

Hemos de decir que si analizamos cómo está construido el modelo tecnológico de ambas entidades encontramos, efectivamente, muchas cosas en común. Como la práctica totalidad de bancos del mundos, ambas basan sus principales procesos en los conocidos ‘mainframe’ de IBM: máquinas que ya tienen sus años, que ejecutan las poco ágiles pero extraordinariamente seguras aplicaciones en COBOL y cuya muerte se lleva pregonando (sin éxito) durante décadas.

En el caso concreto de Bankia, IBM llegó a tener varias empresas conjuntas con la entidad para la gestión de estos sistemas... lo mismo que Caixabank, que destinó más de 1.000 millones de euros a IBM a través de una sociedad conjunta en la pasada década. Una alianza estratégica, renovada ahora por seis años más, que se materializa principalmente a través de la joint venture IT Now, que hace las veces de consultora interna de tecnología del banco.

La gestión de las relaciones con los clientes tampoco encuentra diferencias entre las dos antiguas cajas de ahorros. Tanto Caixabank como Bankia trabajan con Salesforce, el referente del mercado en estas lides, y dado que se trata de una solución modular basada en la nube, resultará relativamente sencillo fusionar sus aplicaciones en este campo. Lo mismo sucede en el ámbito de algunas tecnologías disruptivas como el blockchain, donde los dos bancos trabajan juntas en proyectos tanto dentro de la red Alastria como bajo el paraguas del ente Iberpay y la asesoría técnica de Grant Thornton. 

El rol de las consultoras

Donde sí veremos dinamismo es en las numerosas consultoras que ayudan a ambas empresas en sus desarrollos tecnológicos y en la estrategia TIC general. Tanto Caixabank como Bankia se apoyan, para las tareas de mantenimiento y desarrollo de sus principales aplicativos, en consultoras locales. En el caso de Bankia, la lista abarca varios nombres, pero con dos marcados en rojo: Indra y Atos. También figuran contratos de GFI, Accenture y otras firmas en contratos de ‘outsourcing’ de muchas tareas, desde los procesos de compras hasta el desarrollo de herramientas de inteligencia artificial. 

La consolidación de estas consultoras será uno de los campos donde mayores "sinergias" podrá encontrar el futuro banco, consiguiendo el tan ansiado ahorro de costes con el que se va a presionar a los futuros CIO y CDO de Caixabank. Aunque antes, algunas de las consultoras más estratégicas puede que hagan su agosto: en el sector se asume que habrá tres oficinas técnicas para encauzar la fusión (una por banco y otra global) y cada una de ellas contará con el respaldo y la asesoría de compañías como McKinsey, Deloitte o la ya mentada Accenture. 

Este proceso no será sencillo pese a todos los puntos en común que hemos expuesto, ni tampoco rápido. Aunque parece que la intención de Caixabank es integrar los sistemas de Bankia en un plazo de año y medio (como ocurrió con Banca Cívica, por ejemplo), los expertos consultados por este suplemento no lo creen posible debido a las particularidades técnicas y el tamaño de ambas. Los dos años de la integración entre el Santander y el Popular marcan un plazo más razonable a tener en cuenta.

FRENO AL CLOUD

La operación tendrá un efecto negativo en la evolución TIC de ambos bancos: la prioridad será la integración entre ellos, no su optimización. De hecho, se da por supuesto que la migración del ‘core’ bancario hacia la nube -que Bankia ya había comenzado en áreas como los medios de pago- se verá paralizada hasta que se finalice con la fusión técnica. "Lo mismo pasó con Bankia y BMN en su momento: primero te integro y luego si hay algo que mejorar ya lo haremos", explica un experto al respecto.

EN BUSCA DE PARTNERS

A pesar de su leal ecosistema de ‘partners’ actual, en los mentideros se comenta que el nuevo banco tendrá que buscar más allá si quiere seguir ahondando en su transformación digital. "Tampoco internamente tienen los recursos suficientes y al menos unas cincuenta personas del equipo TIC podrían irse", afirman