Con el envejecimiento de la población activa y el paso de las personas del mundo rural a las ciudades, los trabajadores en las fábricas de hoy son mucho más mayores que los que había en las plantas hace 40 años, lo que conlleva un incremento de los riesgos ergónomicos: los trastornos músculo-esqueléticos supone 40% de los accidentes y son la principal causa de accidentes con baja en España. Y aquí es donde desempeñan un papel esencial en la llamada Industria 4.0 los exoesqueletos, junto al resto de innovaciones tecnológicas desarrolladas para reducir estos riesgos en la espalda, brazos, y cuellos de los trabajadores.

Esta misma evolución es la que ha experimentado Grupo Iturri, una empresa sevillana con sedes en 12 países y centros de desarrollo y mantenimiento en España y Alemania. Con casi 75 años de historia (la fundó el abuelo del actual CEO), nació enfocada en la gestión naval para suministrar productos a los barcos que llegan al puerto de Sevilla. Esta filosofía pervive en la estrategia actual: "Seguimos siendo una empresa de cliente", a pesar de que a lo largo de su historia se han tenido que "transformar y reconvertir varias veces", cuenta a INNOVADORES Carlos Cruz, director de Innovación, que destaca entre sus clientes grandes empresas del Ibex35 y grandes firmas de los cuatro continentes. Surgió como una firma ligada a cables y cabos para barcos para pasar a ser más industriales y acercarse a polos industriales como la refinería, la petroquímica o la automación. De este modo, explica Cruz, se especializaron en la protección del trabajador, del entorno laboral y del medio ambiente, es decir en el safety.

Y los exoesqueletos son unos de sus desarrollados tecnológicos diseñados para proteger a este empleado, cada vez más mayor, que trabaja en las fábricas industriales. Y para ello trabajan con algunos de los mejores de centros de investigación europeos, como el Fraunhofer alemán, con el que han desarrollado un mini-exoesqueleto para el pulgar de la mano. Se llama Iturri Exothumb y está diseñado para trabajadores del sector de la automación que trabajan en una línea de montaje en la que tienen que colocar alguna pieza en el chasis del coche apretando con el pulgar. “Esta operación repetitiva y diaria de esfuerzo con el pulgar se puede generar una enfermedad de la mano que se conoce como rizartrosis o artrosis del pulgar” y este mini-exoesqueleto ayuda a “derivar la fuerza del pulgar hacia zonas más resistentes de la mano para evitar generar este trastorno”.

Otro de sus desarrollos “activos” para la industria es un guante biónico con cinco motores, uno para cada dedo, con sensores en cada yema capaces de detectar la presión que se necesita realizar para activar los motores para ejecutar esa fuerza, sin necesidad del esfuerzo del trabajador.

Además, esta firma española también está invirtiendo en otras empresas: “Hemos entrado en el capital de Laevo, una empresa holandesa que ha desarrollado un exoesqueleto para la espalda, que ayuda al trabajador a evitar posturas forzadas y reducir los trastornos musculares”. En este caso, se trata de un exoesqueleto pasivo para proteger la zona lumbar. En definitiva, toda una gama de exoesqueletos que ya usan trabajadores e empresas logísticas como Schneider Electric o de la auotomoción como Mercedes, BMW o Ford.

El director de Innovación de Iturri también destaca otro de los ámbitos de la Industria 4.0 en la que trabajan: el internet de las cosas “para conectar todos los sistemas dentro de la fábrica: desde sistemas fijos hasta las robotizaciones de procesos para generar la hiperconectivad”, que, en opinión de Cruz, “tiene que comprender también al trabajador”.

En este sentido, una de las estrategias de su departamento es ayudar al llamado “trabajador conectado” para comunicarse con el resto de sistemas industriales y de gestión en la planta de forma segura. “Por ejemplo uno de los riesgos que antes no existían es la interacción entre robots y trabajadores. Con la conectividad se podrá detectar cuando está cerca un robot de un trabajador”, destaca el responsable de Innovación. Así, Iturri está probando una de sus últimas soluciones: dos wearables para medir las constantes vitales del trabajador con el objetivo de prevenir desde estrés laboral hasta, incluso, riesgos de infartos.

Se trata de la implementación de sensores integrados para “medir datos como la temperatura o la frecuencia cardiaca”, entre otras constantes, para poder monitorizarlos y con la ayuda de un algoritmo se estudia la carga metabólica y física del trabajador y así detectar posibles problemas y cumplir con la legislación de “adaptar el puesto de trabajo a la persona”.

En este tipo de desarrollos sensorizados, “la tecnología 5G ayudará mucho a reducir la latencia y el tiempo de espera de la respuesta” de estos datos para agilizar sus análisis, apostilla el responsable de Innovación de este grupo sevillano.

El usuario como foco del negocio

Una de las últimas transformaciones que está llevando a cabo esta firma, que cuenta con más de dos millones de usuarios, se centra en el modelo de negocio, porque tradicionalmente se enfocaban a la venta de grandes empresas, pero se está produciendo un cambio de paradigma hacia el B2U, es decir hacia el usuario. “Nuestro usuario final son personas y tenemos que adaptar nuestros productos a ellos y a su confort”, subraya Cruz. Con la entrada de la generación millennial al mundo laboral hay una mentalidad más allá de la seguridad: “Existe una correlación entre el confort de tus equipos de protección y el número de accidentes de ese trabajador, porque si llevas un calzado que no es confortable puede provocar que se comentan más accidentes por distracciones, por ejemplo”.