Un paseo entre viñedos es una experiencia relajante y evocadora. Transitar por una plantación de vides nos pone en contacto con la tierra, el trabajo meticuloso y la tradición. Y es todavía más reconfortante cuando lo saboreamos haciendo uso de nuestro paladar. En un sector con tanto arraigo, el trabajo de campo sigue manteniendo su esencia, aunque no es ajeno a los cambios que se están produciendo en todos los ámbitos con la implantación de modelos digitales.

La aplicación de la tecnología al cultivo del vino se conoce como viticultura de precisión y ha sido detallada este año por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) como "un enfoque de gestión cíclico de las operaciones de campo, basado en las tecnologías de la información, y en el que se utilizan diversas fuentes de datos para fundamentar la toma de decisiones específicas de un lugar, con el objetivo de optimizar los procesos de producción".

Aunque hasta 2019 no se han definido estas técnicas, se empezaron a implantar hace más de una década en viñedos de todo el mundo. En España, el grupo de investigación Televitis, de la Universidad de La Rioja y del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV), trabaja desde 2008 en su estudio y desarrollo. Su creador, el profesor y catedrático de viticultura de precisión Javier Tardáguila, puso en marcha el proyecto después de una estancia en Australia: "Es un país que dispone de muy poca mano de obra, así que la aplicación de la tecnología agrícola es básica para ellos. Es allí donde me di cuenta de la importancia de su utilización".

En conversación con INNOVADORES, Tardáguila explica que "la viticultura de precisión es una estrategia avanzada de manejo y control del viñedo, que ahora mismo permite una monitorización y control de su desarrollo y del estado. Su objetivo es optimizar la eficiencia de los recursos aplicados, mejorar la productividad, la rentabilidad y, al final, la sostenibilidad de la producción vinícola".

En España hay cerca de 4.300 bodegas que suman casi un millón de hectáreas, lo que, según la Federación Española del Vino (FEV), convierte a nuestro país en el primer viñedo del mundo. Las hay de muy diversas tipologías y las más punteras en viticultura de precisión no son solo y necesariamente las más grandes. "El grado de innovación, a priori, no depende del tamaño empresarial, pues hoy en día ciertas tecnologías son muy accesibles", aclara Mario de la Fuente, gerente de la Plataforma Tecnológica del Vino (PTV), creada en 2011 con el propósito de dinamizar proyectos de I+D+i para el sector vitivinícola.

Precisión y sostenibilidad

Con 160 hectáreas dedicadas al cultivo de la vid, en la bodega Pago de Carraovejas, en Peñafiel (Valladolid), se han dado cuenta de que a través de la digitalización podían dar respuesta a dos de sus grandes objetivos: la sostenibilidad y la obtención de información muy específica y adaptada al terreno.

rnEn sus cultivos han ubicado 15 estaciones meteorológicas que cada minuto aportan datos de distintas variables.

Gracias a ello, una aplicación realiza una predicción microclimática y ofrece orientación a la hora de trabajar el viñedo. "Por ejemplo, los datos de humedad, temperatura y precipitación son muy valiosos para saber el riesgo de enfermedades fúngicas en cada hectárea de viña", detalla Eva Navascués, directora de I+D+i de la bodega. Una información que complementan con imágenes obtenidas por satélite y con vuelos de drones, y que pasa a formar parte de un histórico de datos.

Una de las pioneras en innovación vitivinícola en España es la Bodega Emilio Moro, localizada en Pesquera de Duero (Valladolid). Su labor ha sido reconocida este año por la Asociación Española de Usuarios de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (Autelsi) con el premio a la Innovación Tecnológica a la Mejora de la Productividad. En su apuesta por la viticultura de precisión, comenzaron geolocalizando parcelas para poder hacer abonados a la carta. "Una revolución que jamás nos hubiésemos imaginado años atrás", confiesa José Moro, presidente de la bodega y nieto de su fundador.

"Pero eso sólo fue el principio de una apuesta por unir la tecnología a la intuición. Por ello, continuamos creciendo con cuadernos de campo digitales, drones y el proyecto Sensing4Farming en colaboración con Vodafone". Una iniciativa por la que los viñedos serán gestionados a través de una red de sensores, la aplicación de inteligencia artificial, big data y tecnología satelital, con el fin de maximizar el rendimiento y minimizar el impacto ambiental de la producción de vino.

Con un modelo de negocio diferente, la cooperativa Cuatro Rayas tampoco es ajena a los cambios y transformaciones que se están produciendo en el sector. En la actualidad, forman parte de ella más de 300 socios, que viven en 30 pueblos diferentes en las provincias de Valladolid y Segovia, y que aportan uva de alrededor de 2.500 hectáreas.

"En el campo contamos con sistemas de plantación automatizada con guiado GPS o tabletas, y una aplicación móvil propia para recogida en tiempo real de datos e información instantánea con los viticultores", describe Vicente Orihuela, director general de la bodega. "Estos viñedos son supervisados por el equipo de campo de manera minuciosa y condicionada a cada parcela para determinar el momento exacto de vendimia en función de los índices de maduración, sanidad, variedad y edad de la planta".

A su vez, en el conjunto de la bodega han optimizado operaciones, comunicaciones y el análisis de datos a través de VinoTEC–Dynamics, aplicación apoyada en la nube de Microsoft Azure. "Nuestro consejo rector es consciente de la gran competencia que existe en el sector. Por ello, entienden que la inversión en procesos de digitalización son fundamentales para garantizar el futuro de la cooperativa", afirma Orihuela.

Evolución a la innovación

En sus más de 10 años de estudio al frente de Televitis, Tardáguila ha visto cómo el sector del vino ha experimentado un cambio: "Se ha producido un proceso similar a lo que ha ocurrido en la medicina, donde se ha avanzado desde el diagnóstico visual que realizaban los médicos hace 50 o 60 años hacia tecnologías como los TAC, rayos X o técnicas de inteligencia artificial (IA). En nuestro grupo de investigación, que es una referencia a nivel nacional e internacional, ya estamos aplicando la IA a partir de datos generados por sensores para el análisis de enfermedades de la vid como el mildium o la yesca".

La directora de I+D+i de Pago de Carraviejas reconoce que "la viticultura de precisión permite anticiparnos a lo que va a suceder, identificando rápidamente el inicio de enfermedades fúngicas o carencias, y podemos tratar específicamente el foco del problema evitando el empleo de fitosanitarios. En definitiva, nos permite realizar una viticultura ecológica que de otra forma sería difícil. Por otro lado, la gestión del riego, supone aplicar agua en la medida justa, ahorrando este recurso de manera sustancia".

El sector del vino español está demostrando que sabe adaptarse a los nuevos tiempos. "Las TIC desempeñan un papel fundamental en la predicción del rendimiento y calidad de la cosecha, cada vez más variable y sujeta al cambio climático; así como en la detección temprana de problemas, como enfermedades, plagas o daños climatológicos", resume De la Fuente, quien augura que en un futuro no muy lejano, las herramientas de big data, deep learning o machine learning, combinadas con tecnologías de captación de información, serán cada vez más usuales en un sector en el que, a pesar de su tradición, sabe reconocer los beneficios de la innovación. 

La Plataforma Tecnológica del Vino (PTV) realizó una inversión de 40 millones euros dentro de su plan estratégico 2017-2019 para incentivar unos 100 proyectos de I+D+i. En sus tres planes estratégicos ha dinamizado 275 proyectos, ha aprobado más de 130 y, en este tiempo, ha contado con más de 100 millones de euros de presupuesto, de los cuales casi 80 han sido en financiación obtenida. Estas son las únicas cifras que actualmente se manejan sobre el sector, según reconoció Mario de la Fuente en un acto reciente de la PTV donde se otorgaron los primeros premios a la innovación vinícola.