Hace un par de años, la compra de la disruptiva Mobileye por Intel, que pagó 15.300 millones de dólares, se convirtió en el mayor éxito de la filosofía Startup Nation de Israel. La cifra era equivalente a la inversión anual en I+D del país que mayor porcentaje del PIB dedica a ello (por encima del 4%). Y además suponía la incorporación a su ecosistema del gigante fabricante de chips, con un nuevo centro de investigación. El pasado 28 de agosto, Mobileye (que mantiene su propia marca) ponía la primera piedra de lo que será su nuevo cuartel general y centro de desarrollo en Jerusalén.

"El reto que asumimos hace 20 años era el deseo de la industria del automóvil de un sistema de advertencia de riesgos de colisión, para la seguridad del conductor", explica Gideon Stein, investigador en inteligencia artificial y visión computerizada, doctorado por el MIT y jefe de investigación científi ca en la empresa israelí.

"La idea en aquel momento era que necesitarías un sistema muy complicado para detectar vehículos, con dos cámaras configuradas en estéreo, tal vez un radar... No sé si eran conscientes de que, para que fuera asequible para el mercado de masas, tenía que hacerse con una sola cámara, que es mucho más barato y más fácil de instalar y mantener", señala Stein.

El ingeniero muestra a INNOVADORES un dispositivo, apenas algo más grande que un móvil: "Esta es una versión que producimos nosotros como accesorio, y que puede instalar usted mismo en su coche. Todo lo que tiene que hacer es pegarlo en el parabrisas en la posición correcta y conectarlo a los cables. Tendrá un sistema que avisa de riesgos de colisión, salida del carril, luces de carretera altas y reconocimiento de señales de tráfico. Todo, con una simple cámara".

Una cámara, sí, pero no un dispositivo tan simple: "Tuvimos que resolver cosas como reconocer si lo que aparece en la imagen es otro coche o un peatón. Y necesitábamos reconocer los objetos y las referencias, como las líneas de la carretera, para saber si el objeto está en tu carril o no. La cuestión era cómo medir la distancia con otro vehículo y cómo determinar si lo vas a golpear».

La solución de los ingenieros israelíes fue usar la perspectiva. "Si conoces tu posición y sabes dónde está el objeto, tienes una delimitación para estimar la distancia. Y si mides con qué rapidez se expande la imagen, sabrás con qué inmediatez lo vas a golpear. Por ejemplo, si en un segundo se expande un 10%, significa que lo golpearás en unos 10 segundos. Así es más o menos como funciona". Todo ello, con mucha tecnología implicada. "Hay que tener en cuenta que no conduces a una velocidad constante".

Mobileye arrancó en 1999 y hasta 2007 no dispuso de un producto integrado en líneas de fabricación de automóviles, entre otras cosas porque "es una industria en la que se decide la entrada en producción años antes de que un modelo salga al mercado".

"Lo bueno es que, cuando entras, lo haces para una larga temporada, porque ese modelo permanece cinco o 10 años y tienes tiempo para integrarte en futuros modelos. Nosotros estamos ya en más de 10 millones de coches y hemos fabricado un millón de dispositivos como accesorio". Su sistema se integra actualmente en 25 factorías, de la mayoría de las grandes marcas, según concreta Stein.

El desarrollo de Mobileye, que fue una de las candidaturas a los premios de la Oficina Europea de Patentes este año, se incluye en el dispositivo como un ‘todo en uno’, con el sistema de visión y el procesamiento. "Utilizamos un procesador IQ, que es una familia que desarrollamos nosotros, con elementos específi cos para hacer más eficiente la visión", subraya Stein.

La familia va por la cuarta generación, optimizándose para mejorar rendimiento y mantener un precio barato y bajo consumo de energía. "Es un dispositivo que se monta en el parabrisas y utilizar energía signifi ca que se calienta, así que hay que asegurarse de que no lo haga demasiado", comenta. "La visión computerizada era un campo de la inteligencia artificial hace 20 años, pero en los últimos cinco el machine learning ha dado un gran salto, así que también hemos incorporado esa tecnología".

El análisis de datos para el entrenamiento se hace en la nube con el coche está parado, aprovechando la información recolectada colectivamente "en millones de millas". El dispositivo, integrado de fábrica, ‘ve’ la carretera y puede hacer cosas como activar los frenos ante un riesgo de colisión, o bajar las luces largas al cruzarse con otro coche. Pero la filosofía de Mobileye no se enfoca en el vehículo autónomo, sino en el proceso de ayuda al conductor en tiempo real y con una persona al volante.

Stein tampoco cree que la inminente irrupción del 5G suponga una opción realista para "enviar todas las imágenes de todos los coches del mundo para ser procesados en la nube. Sería preciso demasiado ancho de banda".