Si usted, como todo hijo de vecino, se ha tenido que enfrentar a la (frustrante) situación de depender de unas obras, estas cifras no le consolarán, pero le harán sentir que no está solo: el 92% los planificadores aseguran que no toda la información está disponible cuando se realizan esos planes -los procesos de construcción empiezan, de hecho antes, de que la planificación hayan finalizado- y el coste final del 30% de los proyectos no coincide con el presupuesto inicial. 

Quien ofrece estos datos no es otro que una compañía tan relevante como Siemens, que tiene su propia área orientada a la construcción. En el cantón más rico de Suiza , Zug, y entre valles y lagos de postal, se esconde la sede mundial de Siemens Building Technologies, la división (la única de la compañía ubicada fuera de Alemania) especializada en la automatización de la construcción, la eficiencia energética, la seguridad de los edificios y la digitalización de estos.

¿Qué puede hacer Siemens por un sector tan tradicional cómo este?, se preguntarán. Pues bien: la compañía acaba de invertir 250 millones de francos suizos (unos 221 millones de euros) en presentar lo que podrían ser las oficinas del futuro (su nueva sede, que han inaugurado esta misma semana) y todo gracias a dos conceptos clave: el BIM (Business Information Managment o gestión de la información de la construcción en español) y los gemelos digitales. 

"A pesar de la digitalización, la productividad del sector de la construcción se ha mantenido estable, e incluso ha bajado, desde el año 1991 hasta hoy", dice Wolfgang Hass, principal experto en esta materia para la compañía. El problema es que nos encontramos ante "un sector con cada vez mayor complejidad que no ha sabido adaptarse a los cambios». Por eso, señala, "hay muchos indicadores que se pueden mejorar". Ejemplos: el 37% de los materiales que se emplean en la construcción terminan siendo desechos y el 10% del coste de un proyecto se debe a cambios de órdenes. Y si nos fijamos en la sostenibilidad, ahora que copan tantos titulares las restricciones al tráfico rodado en las grandes ciudades: el 38% de las emisiones de carbono a la atmósfera provienen de los edificios, no de vehículos.

De un euro a 60

La solución que plantea Siemens para mejorar estas cifras parece simple: la gestión de la información (ese BIM) en tiempo real y desde el inicio, para el ciclo de vida completo. ¿Por qué? Hass utiliza el juego de palabras BIM, BAM, BOOM! Cada dólar que se invierte en hacer modificaciones en la fase de diseño (BIM) se multiplica por 20 en la de montaje (BAM, por assembly en inglés), pero asciende a 60 en la fase operacional (BOOM!). "Es muy caro y difícil hacer cambios después, por eso la planificación es tan importante", sentencia. 

"Los datos tienen que pertenecer al edificio"

Así, el BIM permite controlar, almacenar y organizar todos los datos vinculados a la construcción de una nueva infraestructura de principio a fin: la idea, el plan, la operación y todos los elementos que comprende… incluido su desmantelamiento. "Nadie habla de cómo son reciclados los edificios", denuncia el experto. Pero la respuesta está clara: mal. «Si sabemos cómo se hizo un edificio, qué materiales componen cada parte e incluso dónde se sitúan los elementos que pudiesen ser tóxicos, el reciclado puede ser una tarea mucho más sencilla». 

Pero la capacidad analítica consistente y accesible es solo el principio. De nada vale si los procesos y las herramientas que se emplean no se actualizan. "Tenemos que reducir las interfaces y eliminar las duplicidades", sentencia. Y alerta sobre la necesidad de crear estándares adecuados para compartir la información. Aunque, con o sin ellos, "los datos tienen que pertenecer al edificio" y no al diseñador, arquitecto o constructor. Y añade: deben estar disponibles durante décadas, en una base de datos común para que cuestiones como por ejemplo el citado reciclaje de edificios sean factibles. 

Con todo ello, se construye el gemelo digital de la infraestructura. La introducción de este concepto más propio de la industria 4.0 en este sector supone toda una revolución. Así, la propuesta de Siemens se basa en pasar del método idea-planificación/construcción simultánea-operación -desmantelamiento a un esquema mucho más complejo. En este nuevo paradigma, la idea da lugar a la definición del producto y su sistema, con una fase conceptual y otra de planificación detallada que se plasman, en primer lugar, en una construcción digital. Si todo es correcto, nos adentramos en la construcción física para alcanzar su operatividad y finalmente su desmantelamiento. Y todo ello, con el BIM de fondo, para disponer de una copia lo más fidedigna posible de la construcción a lo largo de su vida útil.

Los beneficios de todo ello, más allá de los costes, redundan en la funcionalidad del edificio. Como cuando uno vende no hay nada mejor que predicar con el ejemplo, Siemens ha decidido aplicar esta estrategia a esta nueva sede de la división recién inaugurada. Así, el edificio se sustenta en su BIM, en su gemelo digital y en los más de 12.000 puntos conectados que se suceden en la zona de oficinas y en la planta producción de la sede. 

La traducción terrenal de todo ello nos conduce a resultados tan sencillos, pero sustanciales, como el sistema de realidad aumentada que han desarrollado para facilitar el mantenimiento del edificio. Así, con una tablet el operario puede ver en tiempo real sobre paredes, escritorios o suelos las tuberías, conductos o fuentes de energía que se esconden tras el revestimiento decorativo del edificio. Pero no solo eso, clicando en cada uno de esos elementos se puede comprobar, por ejemplo, la temperatura de un conducto, consultar la hoja técnica de un cableado o comprobar si se dispone de los filtros de sustitución del aire en almacén o hay que pedir nuevos. Con ello, no solo se previenen fallos, sino que en el caso de haberlos es muchísimo más sencillo detectarlos y saber exactamente de dónde provienen los problemas.

La sostenibilidad es una de las grandes apuestas de estas oficinas del futuro a través de medidas como la reutilización del agua del lago de la localidad para refrescar el aire, las plataformas de refrigeración y calefacción bajo demanda o el acondiciniomaiento progresivo de los espacios. Con esto y mucho más, han conseguido, según explica Christoph Leitgeb, General Manager del nuevo campus, situar el consumo energético del edificio un 50% por debajo del estándar alemán que siguen. 

«La comodidad y la seguridad, la eficiencia energética y de recursos y la mejora de la experiencia de los usuarios y los espacios son nuestra propuesta de valor», resume el CEO de la división de tecnologías de la construcción de Siemens, Matthias E. Rebellius. Todo, para construir «edificios inteligentes que contribuyen a mejorar la experiencia y el éxito de sus participantes».

 

COMFY