De digitalizar la Biblioteca Nacional a revolucionar uno de los campos más prometedores del momento, el insurtech. Dos constantes se mantienen en el dilatado currículum de Elena González-Blanco: la lengua española y la tecnología. Una combinación que aún no ha explotado todo su potencial. “La oportunidad es enorme”, señala a INNOVADORES.

El auge de los chatbots, con Alexa y Google Home a la cabeza, está muy restringido al inglés. “Incluso en investigación”, matiza la actual directora general de CoverWallet en Europa. “Aunque en la comercialización, la diferencia aún es mayor”. La gran dificultad que debe afrontar el desarrollo de tecnologías lingüísticas en español es la cantidad de variedades del idioma. “En Latinoamérica, cada país tiene sus particularidades, los sistemas generalistas no funcionan”, dice. La clave: mucho entrenamiento con datos.

Aunque desde principios de año, González-Blanco centra su tiempo en poner patas arriba un sector (todavía) muy tradicional, los seguros. Su aventura surge de una antigua amistad. Durante su estancia en Harvard, conoció a uno de los emprendedores españoles con más trayectoria, Iñaki Berenguer. Por aquel entonces, el alicantino arrancaba su primer proyecto, Pixable, desde el MIT y la amistad fue casi inevitable. El destino quiso que el año pasado, se reencontrasen en un congreso. Y la tecnóloga no pudo resistir la tentación de liderar CoverWallet en Europa.

Aunque ahora ocupa un puesto más de negocio, la “intraemprendedora” aún mantiene vínculos con la invetsigación. La actividad de CoverWallet consiste en la “venta y gestión de pólizas online”, la diferencia es que combina datos, tecnología y diseño para mejorar la experiencia del cliente. Su plataforma actúa, por tanto, como un gran colector de datos sobre el tipo de usuarios, sus probabilidades de accidente o de renovación.

La empresa está actualmente desarrollando un sistema de inteligencia artificial y análisis de datos que pretende predecir las posibilidades de conversión del cliente que entra en la plataforma. “Realmente, nuestro activo es el dato”, destaca González-Blanco. Así, durante sus pocos años de vida, la startup ha obtenido un termómetro del mercado que “no tiene ninguna aseguradora en Estados Unidos”.

El negocio de la startup a este lado del Atlántico tiene sus peculiaridades. Mientras que en Estados Unidos su plataforma trabaja con más de una decena de aseguradoras, en Europa cuenta con un acuerdo de exclusividad con el gigante del sector Zurich. Aunque eso no significa que la empresa no esté aprovechando el know how adquirido en las Américas. “El tipo de cliente es el mismo, alguien que no quiere preocuparse por los seguros”, comenta.

El reto al que se enfrenta González-Blanco en Europa no es pequeño. “El mercado está mucho más fragmentado, el tema lingüístico, la legislación es distinta y también el nivel de digitalización de cada país… no se puede dar nada por hecho”, destaca la ejecutiva. En España, por ejemplo, país de pymes, las pólizas que más se venden son de restaurantes. La buena noticia es que la base tecnológica es la misma. “Adaptamos rápidamente nuestra tecnología y productos a esos cambios y necesidades que nos indican los datos”, dice.

La debilidad de España, la formación

CoverWallet es una startup un tanto particular. Se fundó en Estados Unidos y de las 140 personas que ya conforman la plantilla, 40 están en la sede de Madrid. “Esto no se ha visto en España”. No les ha resultado difícil atraer talento. “Resulta bastante apetecible trabajar con nosotros porque la tecnología y el equipo actúan como efecto llamada”, comenta. Han tenido suerte porque, según González-Blanco, España adolece de una apuesta real por la digitalización. “Nos falta mucho camino por recorrer en determinados sectores como la educación”.

La directora general de CoverWallet en Europa señala que nuestro país se encuentra “bastante lejos de conseguir que los jóvenes terminen sus estudios con formación híbrida”. “El problema es la lentitud y la forma en la que está montado el sistema educativo: el funcionariado establecido, la poca movilidad, la resistencia al cambio o la burocracia dificultan mucho los avances”. Y añade: “Mover el monstruo es muy difícil”.