Si alguien pusiese en una cajita un céntimo por cada vez que en los últimos años en una presentación tecnológica, keynote o debate sobre el sector alguien ha dicho que "los datos son el nuevo petróleo" probablemente ya hubiésemos conseguido sumar una cifra cercana al PIB de España. La importancia de los datos es el nuevo mantra y, si son tan cruciales en las organizaciones empresariales, qué duda cabe de que merecen un puesto en los organigramas empresariales. Ese rol, que poco a poco empieza a expandirse, es el del Chief Data Officer o director de datos, con poca presencia todavía en nuestro país pero con un potente impulso gracias a las grandes compañías tecnológicas.

De ellos sabe mucho Dan Sommer, Global Market Intelligence Lead, de Qlik, una multinacional especializada en analítica de datos y business intelligence, y que ha visitado nuestro país como ponente de uno de los primeros encuentros del Chief Data Office Club Spain para hablar precisamente de cómo obtener el máximo partido de los datos en las empresas. "Es un rol emergente que crece a medida que está empezando a madurar", relata Sommer a INNOVADORES. Entre sus funciones se encuentran la gestion de los datos en áreas como la seguridad y compliance pero también emplearlos para mejorar la experiencia del consumidor y la búsqueda de oportunidades de negocio.

Como el propio experto reonoce, las grandes compañías son las que están trabajando con más intensidad el universo de los datos. Sin embargo, cualquier empresa de cualquier tamaño puede hacer lo mismo. Y para eso se necesita  lo que presenta como el método Dalai por sus sigllas en inglés (Data, Activism, Literacy, Applications, Ideas). 

Los datos (data) son, lógicamente el inicio de todo. "Los datos deben ser el centro de la iniciativa. Y una de las cuestiones más importantes es la de saber discernir para centrarte en los datos que son verdaderamente más sensibles para tu empresa, no prestar atención igual para todos", explica Sommer, aludiendo a la neceisdad de no dejarse superar ante la gran cantidad que registra cualquier empresa y saber priorizar para obtener los mejores resultados. 

El activismo (activism), el segundo eje de este método, consiste en identificar a aaquellas personas de la organización que son más propensas a trabajar mejor con la información. "Tenemos que crear una cultura en la que sea bueno innovar con los datos y animar a la gente a observarlos desde distitas perspectivas", cuenta Sommer, para que hagan una especie de efecto llamada.

Sólo el 25% de los profesionales españoles se considera capaz de interpretar y analizar datos

La alfabetización (literacy) es la más importante de todos. "Tenemos que ayudar a que las personas se oformen para alcanzar ese nivel y tener más capacidades con los datos", dice el exerperto. Y aquí todavía queda mucho camino por recorrer. Según un estudio elaborado por Qlik, solo el 25% de los profesionales españoles se considera capaz de interpretar, analizar y argumentar datos en su trabajo y hay una evidente brecha jerárquica y generacional en las habilidades con ellos. Así, aquellos profesionales de entre 35 y 44 años y los que tienen puestos de responsabilidad más elevados son los más preparados frente al resto.

"Los datos y las aplicaciones deben hablar entre sí", dice Sommer en referencia al cuarto elemento del método: las aplicaciones. Estas deben permitir el análisis de los mismos y deben redimensionarse y adaptarse para que ppuedan ser empleadas por todos los usuarios. 

Y, por último, nos encontramos con las ideas. "Las ideas vienen de cualquier parte. Tenemos que encontrar vías para atenderlas y generar mecanismos de colaboración con los usuarios para conectar los datos con el mayor número de gente posible en la organización".

Sin embargo, este método no funciona de forma aislada ya que, tal y como insiste en señalar el experto, la privacidad y la seguridad de los datos son un elemento crucial en todas las partes del proceso. Y también saber cómo abordarlos. "Es fundamental saber distinguir entre los datos buenos y malos", apunta, porque a veces caemos en un océano de información que no nos deja ver más allá. "No hay una actitud crítica hacia los datos", lamenta, por lo que anima a a que nos preguntemos "de dónde vienen, cuál es su origen". Y para eso, la educación y la formación son esenciales.