La española Laura González-Estefani es la fundadora del fondo tecnológico TheVentureCity.

La española Laura González-Estefani es la fundadora del fondo tecnológico TheVentureCity.

Inversores

Globalizar el ‘venture capital’ o cómo construir ‘unicornios’ sin pasar por Silicon Valley

El fondo TheVentureCity, dirigido por una española, apuesta por un enfoque global para buscar a visionarios y a las startups más disruptoras.

4 mayo, 2021 01:31

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“Somos una pandilla de pioneros que busca ayudar, de alguna manera, a los siguientes pioneros”. Así define Laura González-Estefani su fondo de inversión tecnológico TheVentureCity. “No nos da miedo invertir en aquellos fundadores que piensan en hacer algo que todavía no existe o en resolver un viejo problema que nadie ha conseguido resolver”.

Esta emprendedora transformada en inversora lleva cuatro años en este ecosistema financiera y acepta el reto de “buscar visionarios” con un buen producto tecnológico para lograr que se conviertan en los llamados ‘unicornios’ (startups valoradas en 1.000 millones de dólares).

Y da igual que estén en España, Latinoamérica, Europa, EEUU o África, porque su filosofía marca que “los mejores emprendedores no tienen código postal siempre que el producto tecnológico que estén desarrollando sea potente para llegar a millones de personas”.

“Se puede construir un ‘unicornio’ desde Cuenca, no hace falta estar en Silicon Valley, Nueva York, Dublín o Tel Aviv”, asegura González-Estefani. Además, destaca que con la “descentralización de los equipos también se descentraliza el acceso a capital”.

En este sentido, puntualiza que en la primera oleada de internet a finales del siglo XX y principios de la centuria actual “había muy pocos inversores en venture capital”. Ahora un ecosistema más maduro y complejo, porque no están solo los fondos, sino también business angel, plataformas de crowdfunding, los corporate VC… “Ahora la clave para crecer es aunar capital y expertise”.

Enfoque global y no local

Esto no quiere decir que TheVentureCity sean “unos locos de la colina”, sino que detrás tiene “un gran equipo con personas que han pasado por Facebook, WhatsApp, Pinterest…” y, además, están distribuidos por todas las partes del mundo: desde Dubái hasta Chile, pasando por sus sedes centrales en Madrid y Miami.

“Apostamos por un enfoque global que hoy en día en los fondos es raro porque se suelen enfocar o en España o en Europa en EEUU o en Latinoamérica. Y lo hacemos desde antes de la pandemia” por Covid-19, asegura su responsable.

De hecho, esta mentalidad global también les empuja a invertir que tienen, por ejemplo, a sus ingenieros en España, el desempeño en Latinoamérica, los clientes en EEUU y el equipo directivo en San Francisco. “No hay barreras, no hay fronteras: se puede ser responsable, tener éxito y trabajar en remoto”.

González-Estefani puntualiza que un fondo tradicional de venture capital suele estar “formado por personas que vienen del mundo banca y el financiero, que lo que buscan un retorno de la inversión” en las compañías en las que invierten o participan.

“Formamos un ‘mix’ de ingenieros ingeniosos con ingenieros financieros”, apostilla la fundadora de este fondo, que se autodefine como “operadores inversores más que un venture capital tradicional”.

González-Estefani incide en que a la hora de buscar proyectos en los que invertir no solo se centran en la parte financiera de la startup o el emprendedor, sino que se enfocan más en la vertiente tecnológica: “Cómo está construida la compañía desde el punto de vista de la infraestructura, de la ingeniería y del desarrollo del producto”.

Trayectorias y experiencias

Así, asegura que esto es lo que marca la diferencia en TheVentureCity, que se nutre de “fundadores de startups convertidos a inversores”, es decir, antes de entrar en este fondo han pasado por el reto de fundar sus propias compañías e, incluso, por la travesía de buscar inversión para las mismas.

“No solo tenemos mucho capital para liderar las rondas de inversión, sino que tenemos un rol independiente porque al final somos operadores de inversión con mucha experiencia” en el sector tecnológico.

De hecho, su fundadora, además, estuvo en Facebook desde que esta compañía era un startup (2008) hasta cinco años después. Antes había pasado por multinacionales como Siemens y empresas tecnológicas como eBay, en las que aprendió estrategias clave para el ecosistema de la innovación y el emprendimiento.

Antes de crear este particular fondo, González-Estefani fue unos años business angel, gracias a la capital y a las stocks que tenía de su etapa anterior en Facebook. “Es muy importante que los emprendedores tengan éxito y puedan vender, porque al final oxigenan el ecosistema”, ya que muchos invierten en otros emprendedores.

Modelos de inversión

“Apoyamos a los emprendedores desde su primer ticket, que puede ser desde 100.000 dólares hasta liderar rondas y series A que pueden llegar a tickets entre 2,5 y 3,5 millones”, señala la responsable de TheVentureCity.

En los primeros casos, este fondo requiere para invertir en una startup que esta tenga “un mínimo equipo tecnológico”, así como “algo de tracción de producto”. Además, según “el desempeño” y el desarrollo de la startup siguen inyectando capital.

“Los emprendedores que son muy buenos y son potentes tecnológicamente pueden elegir el inversor y buscan aquellos que no solo le aporten capital, sino que también ofrezca conocimiento, apoyo y experiencia”, puntualiza.

En el caso de que TheVentureCity pueda elegir, González-Estefani lo tiene claro: “Busco que haya un buen equipo fundador tecnológico con ingenieros y expertos en productos; que tengan visión y entienda lo que necesita el cliente, ya sea empresa o usuario final”.

Un ejemplo de este perfil fue la startup Returnly, fundada por el español Eduardo Vilar y con sede en San Francisco, que en abril de 2021 vendió su compañía a la financiera estadounidense Affirm por 300 millones. González-Estefani había invertido ya como business angel en esta startup, un apoyo que siguió tras crear el fondo TheVentureCity.

Otra característica clave es la “ambición global”, es decir, que, “aunque desarrollen en Cuenca, en Ciudad de México o en Toronto, su ambición sea global que no se quieran quedar en ser líderes locales”.