Hace unos días, en D+I conocimos a Misty, un robot creado para realizar labores de acompañamiento y asistencia a personas mayores que viven solas. Es evidente que, ante historias como esta, nos surja una pregunta: ¿es posible que un robot tutele a un ser humano e incluso que le ayude a resolver sus problemas?

Es una pregunta difícil de contestar y seguramente habrá más cautelas que certezas en cuanto al futuro de la robótica. Pero lo que es evidente es que tanto la iniciativa pública como la privada están apostando por este campo y sus aplicaciones sociales.

Al citado ejemplo de Misty, auspiciado por el Ayuntamiento de Barcelona, se suma ahora otro robot -en este caso, aún sin nombre- que ha sido desarrollado por la Universidad Politécnica de Madrid.

El colectivo humano que se beneficiará de esta nueva inteligencia artificial será el de los niños con déficit de atención e hiperactividad (TDAH). 

Este trastorno es una afección crónica que afecta a millones de niños y continúa en la edad adulta. Entre los síntomas a los que da lugar se encuentran dificultad para mantener la atención, hiperactividad y un comportamiento impulsivo, entre otros.

Y como para todo tipo de trastornos, existen ciertos tratamientos que pueden ir desde los basados en la farmacología a los no farmacológicos. 

"Estos últimos se basan en la réplica de actividades cotidianas asistidas por un terapeuta ocupacional en un entorno clínico. Esto implica dificultades que se plantean por la necesidad de trasladar al niño a un centro, puesto que la familia no siempre tiene el tiempo necesario para hacerlo y, por otro lado, es difícil conseguir la generalización de los aprendizajes", explica la investigadora Nuria Máximo Bocanegra de la Universidad Rey Juan Carlos.

Tratamientos no farmacológicos

Y añade: "Las sesiones suelen limitarse comúnmente a dos sesiones por semana, como máximo, algo que normalmente no es suficiente. Motivando que no sea evidente la efectividad del tratamiento a corto plazo, lo que hace que las familias puedan abandonar el tratamiento".

Pero... ¿Y si un robot inteligente fuese capaz de monitorizar de manera individualizada la actividad de un niño con TDAH de manera que le ayudase a crear hábitos sanos o a centrase cuando se produjese una distracción?

Esa es la propuesta del proyecto ATENT@ en el que participa un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), que pretende desarrollar entornos domésticos inteligentes que, mediante la aplicación de la robótica y las tecnologías IoT, ayuden a los menores a mantener la atención mientras se enfrentan a una actividad de la vida cotidiana como es el hacer los deberes.

"La sintomatología que presenta el TDAH  puede hacer que, para los niños que lo padecen, tenga una complicación adicional la realización de actividades cotidianas, como los deberes o mantener la atención en clase, de forma exitosa", explica María Luisa Martín Ruiz, del Departamento de Ingeniería Telemática y Electrónica de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Sistemas de Telecomunicación de la UPM (ETSIST-UPM) y una de las investigadoras del proyecto.

"De ahí que nos propusiésemos aplicar tecnologías de creación de entornos inteligentes y robótica con el fin de ayudar a estos menores a mantener la atención mientras realizan sus deberes en casa, como un elemento más de apoyo que ayude a mejorar su calidad de vida", concede.  

Así funciona el robot 

Como primer paso, los investigadores han desarrollado objetos inteligentes que se acoplan a objetos cotidianos dentro del hogar, como el escritorio o la silla, y que permiten monitorizar el comportamiento de niños con TDAH durante una actividad de la vida cotidiana de cualquier niño.

En este caso la actividad es la de realización de deberes. Estos objetos se conectan a un robot que analiza los datos e interactúa con el menor ayudándole a centrar su atención.

"Los objetos inteligentes integrados en el hogar son los que detectan y formalizan las acciones del niño acorde a pautas de interés establecidas por los terapeutas dentro de la actividad que se está considerando", indica Iván Pau, investigador de la UPM.

Por cierto, estos objetos son invisibles para el niño que solo tiene al asistente robótico como elemento de interacción.

Además, "el robot es el que establece un diálogo limitado con el niño orientado a realizar pequeñas intervenciones en su estado para que pueda volver a focalizarse en la actividad que estaba realizando", explica Pau, también participante en este proyecto.

Monitorización del proceso

La monitorización de todo lo que acontece en el entorno del niño también es importante. Así, tras realizar algunas intervenciones básicas localmente, la información es almacenada externamente en un repositorio de seguimiento que está disponible, con las garantías adecuadas, para las personas involucradas activamente en su vida diaria: familiares directos, terapeutas y profesores.

"Obtenemos una gran cantidad de datos sobre la interacción del niño, sus interrupciones, distracciones, los tiempos que tarda en realizar las tareas, etc. Toda esta información se encuentra disponible para los profesionales que pueden incorporarla como información adicional para afinar sus sesiones terapéuticas con el niño", recalca Santiago Berrezueta, otro de los investigadores.

Los primeros resultados obtenidos dentro de ATENT@ ponen de manifiesto, según ha revelado la UPM, su utilidad para mejorar la terapia de los menores, complementando las sesiones terapéuticas clásicas al permitir a los profesionales entender el nivel de rendimiento de los niños en sus entornos naturales y contribuyendo a la generalización de los aprendizajes producidos en las sesiones de terapia clásicas.

"Las pruebas de funcionalidad realizadas hasta el momento muestran que la solución desarrollada puede representar una ayuda significativa para la traslación de los conceptos trabajados en las sesiones terapéuticas al entorno natural del niño. Esto implica la extensión de las acciones terapéuticas a espacios ajenos al centro terapéutico que puede suponer una ventaja tanto a nivel clínico, ayudando al niño en su espacio natural y evitando limitaciones de tiempo, como a nivel organizativo", concluye María Luisa Martín.

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