Estamos en un momento de cambios políticos, de reinvenciones de la rueda en la escena pública. Y más allá de los grandes focos, de las negociaciones de sillones en las altas esferas, de los pactos entre siglas de uno y otro bando, existen implicaciones clave de estos movimientos oficiales. Y algunas de ellas tienen que ver con nombres propios de la innovación cuyo rol, en este momento de incertidumbre sobre el liderazgo de sus áreas, merece ser reseñado.

Es el caso de la dirección de Innovación de la Comunidad de Madrid, encabezada durante los últimos dos años por Alejandro Arranz. Buen conocedor de estas lides (fue máximo responsable del Parque Científico de Madrid antes de ocupar el cargo autonómico que hoy todavía ostenta), Arranz ha sido responsable de impulsar la inversión pública en I+D+i en la región de forma notoria: de 35 millones de euros en 2015 a 115 millones de euros en el presente curso.

También ha hilado una nutrida red de consorcios de investigación (104) en toda la Comunidad, además de haber logrado un hito al alcance de pocos: que el 34% de la población investigadora de Madrid (10.641 científicos) hayan recibido financiación pública del ente que él dirige. 

Podríamos seguir reuniendo hitos de su corto, pero fructífero mandato (cinco nuevas líneas de ayuda a la innovación empresarial y transferencia de conocimiento, el aprobado unánime de los Parques Científicos de la región, la buena marcha de los consorcios espaciales y en nuevos materiales sellados con la ESA y Airbus...), pero faltaría lo más importante: Alejandro Arranz es de esa escasa y extraña raza de cargos públicos que no responden a las siglas de ningún partido.

Y eso, que a ojos de la comunidad investigadora y el ecosistema emprendedor supone un punto a su favor, es también el condicionante de su más que probable (en el próximo mes lo sabremos) salida de la dirección de Innovación de la Comunidad de Madrid.

Y es que, tras los pactos entre PP y Ciudadanos para ‘quitarle’ la Comunidad a Ángel Gabilondo (y a la espera de que Vox libere la vía para aupar a los populares al poder), el partido naranja se asignaría el control de esta área. Y como es bien sabido en este país, el carné de afiliado suele valer más que el currículo de cada cual.