Se podría decir que un colectivo que en su día abrió las puertas a 8.131 representantes y que, diez años después, está formado solo por 72, es un auténtico fracaso. Incluso a nadie le extrañaría que este colectivo hubiera desaparecido.

Pero la Red Innpulso no es un colectivo cualquiera. Y por eso pervive. Por eso ha soportado cuatro cambios en el Gobierno central y tres en los ejecutivos autonómicos y municipales sin que nadie, absolutamente nadie, haya cuestionado su valor.

Esta plataforma, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, está formada por las llamadas Ciudades de la Ciencia y la Innovación, etiqueta a la que pueden aspirar todos los ayuntamientos españoles (esos más de 8.000) y con la que actualmente cuentan menos de un centenar. 

Estos fueron sus objetivos fundacionales: "El reconocimiento e impulso de las actuaciones que en materia de ciencia e innovación realizan las administraciones locales; el fomento de la colaboración entre los ayuntamientos que forman parte de la propia red; y la mejora del potencial innovador de estos mismos ayuntamientos, de manera que lleguen a representar un modelo para otras administraciones locales".

Impulsar la compra pública de innovación o establecer estrategias de interacción con otros modelos similares a nivel europeo son retos que también han ido ganando peso en el día a día de la red. 

El alcalde de Ermua y copresidente de la Red Innpulso, Juan Carlos Abascal, durante un pleno de la red.

Recientemente, la red ha cumplido una década. Un buen momento para hacer balance y, sobre todo, para poner sobre la mesa nuevos horizontes.

Entre estos nuevos retos, por supuesto, está el de intentar sumar a la causa a más ayuntamientos.

Pero primero cabe preguntarse por qué se han producido tan pocas adhesiones en una red que fomenta un sector -la ciencia, la digitalización, la innovación...- capital para la nueva economía.  

¿Por qué tan pocos ayuntamientos?

La red funciona a través de un sistema de renovación de la etiqueta de Ciudad de la Ciencia y la Innovación. Un comité técnico valora quién entra y quién no; quién renueva y quién no. Esta cifra de 72 ayuntamientos miembros es la consecuencia de ese proceso de validación. 

"Una de las razones por las que hay ayuntamientos que no están o han dejado la red tiene que ver seguramente con que hay que dedicar cierto esfuerzo a las políticas de innovación y sobre todo en pueblos pequeños eso choca a veces con la existencia de otras prioridades". Así lo explica a D+I el alcalde de Viladecans, Carles Ruiz, que ostenta la copresidencia actual de la red junto con el alcalde de Ermua, Juan Carlos Abascal.

Más gráfico es el alcalde de Vila-real, José Benlloch, uno de los primeros alcaldes que se atrevió a dar un paso adelante en innovación en 2011. "Estar en la Red Innpulso significa cumplir deberes, no es hacerse la foto y luego no participo; no es utilizarla como elemento electoral".

Benlloch admite otro problema de fondo: "Que seamos pocos significa que estamos lejos de considerar que los ayuntamientos pueden ser también ejes para la innovación. Tenemos dificultades de financiación y muchos ayuntamientos tienen muchos problemas para tener la capacidad técnica en relación a estos sectores".

Aun así, la Red Innpulso trabaja en aumentar el número de ayuntamientos adheridos. "La tendencia es que vayamos recuperándolos a todos. Ahora mismo, por desgracia, la realidad es la que es. Pero ahora es un buen momento para crecer: por nuestra madurez como red, porque se ha demostrado que hoy en día la innovación ya es holística y porque también se ha demostrado que el trabajo en red es el más eficiente", resume Carles Ruiz.

El alcalde de Vila-real, José Benlloch, en la Feria Destaca, una de las propuestas surgidas de la Red Innpulso, a la que pertenece esta ciudad.

El otro copresidente, Juan Carlos Abascal, resalta que "la red ha demostrado que hay que aprender a trabajar en equipo y en clave de proyectos. Para ello hay grupos de trabajo sobre sectores concretos de los que surgen experiencias, iniciativa, acceso a subvenciones…".

Los proyectos

Así es como funciona la red. Cada grupo de trabajo debate sobre proyectos que se podrían adaptar a un posible problema surgido en uno de los ayuntamientos. Se estudian soluciones a nivel internacional, se contacta con empresas o startups que pueden diseñar la solución más pertinente...

Y de esos debates es donde nacen acuerdos importantes, como el que recientemente se ha firmado con la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI), por el cual se desarrollarán de forma conjunta proyectos y soluciones urbanas de innovación, gobierno abiertodatos abiertos y el modelo de ciudad inteligente.

En diciembre también se establecieron las herramientas clave para los próximos años dentro de la red, a través de un plan de trabajo basado en cuatro objetivo y cuatro líneas de actuación.

Estos objetivos son las políticas sociales, los territorios, las políticas económicas y la gobernanza inteligente. Y estos retos se llevarán a cabo a través de 4 líneas de actuación: colaboración interna y externa, manteniendo reuniones con el Ministerio de Ciencia e Innovación y tejiendo alianzas estratégicas entre ciudades y con otras redes de innovación; dinamización, con la creación de una oficina de proyectos tractores, equipos de trabajo o creación de eventos propios y presencia de la red en eventos externos; la proyección de la Red y su presencia on y off-line; y la definición de protocolos, dinámicas de trabajo y medición del retorno de la red.

Conviene destacar que a lo largo de su década de existencia los municipios integrantes de la Red Innpulso no han vivido solo de líneas estratégicas. Gracias a ellas han cristalizado proyectos concretos.

No hemos sido capaces de establecer una organización jurídica lo suficientemente ágil para gestionar proyectos europeos y tener más recursos propios

Valgan como ejemplo los de Ermua o Viladecans, que han implantado una potente red neutra de fibra óptica; o de Vila-real, con iniciativas como la Feria Destaca, la Cátedra de Innovación Cerámica (con la Universitat Jaume I de Castellón) o un LivingLab dedicado a buscar soluciones a problemáticas urbanas. 

Aun así, el propio alcalde vila-realense reconoce que el funcionamiento de la red puede (y debe) mejorar. "Creo que no hemos sido capaces de establecer una organización jurídica lo suficientemente ágil para tener más independencia", indica.

En su opinión, "necesitamos una fórmula más ágil para gestionar proyectos europeos, tener más recursos propios, más personal fijo para mejorar el número de socios que pudiéramos tener. Y hemos mejorado algo pero tenemos que tener más recursos y ganar en capacidad de financiación para los proyectos propios de la red".

Con la vista en el futuro

Una red que tiene como base la innovación es eminentemente un colectivo que siempre está mirando al futuro. Las ciudades, los ayuntamientos o la administración no son como hace diez años. Lo resume el copresidente Carles Ruiz: "Tenemos que pensar las ciudades de forma diferente. En pocos años, las fórmulas actuales estarán obsoletas".

Su opinión tiene que ver con "el reto de seguir teniendo la capacidad de cuestionarnos todo y de proyectarnos y adelantarnos al futuro para seguir lidiando con los diferentes cambios de modelos".

Y para ello, recalca, "es importante la concienciación social". Hay que implicar a los ciudadanos y "una buena manera de hacerlo es apostar por proyectos de innovación encaminados a cubrir necesidades de la sociedad".

El alcalde de Viladecans, Carles Ruiz, recibe, de manos del Rey Felipe VI, una distinción sobre innovación.

Prácticamente en la misma línea se expresa el alcalde de Ermua y también copresidente. "Estamos ante un cambio de paradigma, en el que hay que tener en cuenta que tenemos que poner el foco en el envejecimiento, la sostenibilidad o la industria 4.0. Y esta red ha demostrado que hay que aprender a trabajar en equipo y en clave de proyectos", indica.

Ese cambio de paradigma del que habla Juan Carlos Abascal también obliga a asumir retos sociales desde el punto de vista de la innovación. En el caso de la Red Innpulso se nota en mayor medida el problema de la brecha territorial. 

La brecha territorial

En la actualidad, llama la atención ver cómo de los 72 municipios que integran la Red Innpulso, justo la mitad pertenecen a solo tres regiones. La Comunidad Valenciana tiene 16 ayuntamientos, Cataluña está representada con 12 y Castilla y León tiene adheridos a 8. 

Le siguen el País Vasco (7), Galicia (5), Andalucía (4), Madrid (3), Extremadura (3), Asturias (3), Canarias (2), Murcia (2), Castilla-La Mancha (2), Cantabria (2), y Aragón, Navarra y La Rioja, con solo un municipio integrado.

El impacto territorial de la red está escorado al Este. "Puede que tenga que ver con que, en su gestación, tuvieron mucha importancia en la red los municipios valencianos y catalanes", acierta a explicar el alcalde de Viladecans -como el de Ermua también está desde la primera convocatoria-.

En la Red tenemos y debemos seguir teniendo la capacidad de cuestionárnoslo todo y de adelantarnos al futuro para seguir lidiando con los diferentes cambios de modelo

Aun así, la parte positiva es que están representadas todas las regiones a excepción de Baleares. Juan Carlos Abascal admite que "precisamente una de las ventajas de la red es que somos 72 ciudades de todos los tamaños, de todos los colores políticos, de toda la geografía española. Eso significa que cada ayuntamiento tiene unas preocupaciones concretas que quiere desarrollar y solucionar con innovación. Así que eso, a su vez, genera conocimiento para otros territorios. Unos quieren solucionar la despoblación, otros la superpoblación, otra la gestión del medio ambiente…".

Lección aprendida

De lo que no hay ninguna duda es de que la Red Innpulso es un órgano vivo que, aunque podría tener más músculo si se sumaran más ayuntamientos, mira al futuro como ha hecho siempre: con vocación de cambiar las cosas.

Ahora, al menos, ya no son unos marcianos. Y es que allá por el año 2010, con una crisis galopante sin fecha aproximada de finalización, la palabra innovación ya aparecía pero no todos la valoraban de igual forma.

El alcalde de Vila-real, uno de aquellos pioneros, lo resume a la perfección. "En Vila-real veníamos de un monocultivo económico basado en la cerámica y la construcción. En 2011 teníamos un paro del 26% y decidimos que nuestra hoja de ruta debía generar un proyecto colectivo basado en la innovación".

Pero la adhesión a la red "generó críticas, incredulidad... estábamos tirando el dinero en algo que no daba resultados mientras la gente lo estaba pasando mal, decían".

En cambio, "nuestra idea era sembrar el poco trigo que teníamos en lugar de repartirlo y hoy nos encontramos con una economía en la ciudad mucho más diversificada gracias a aquella apuesta que nadie entendió".

Estos ayuntamientos marcianos, después de haber tenido que hacer pedagogía en sus propias ciudades, han demostrado la importancia que hoy en día tiene el trabajo en red en torno a la innovación y la digitalización. Eso sí, esperan que dentro de diez años, haya más componentes. 

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