Miami (EEUU)

Sin moderación y presumiendo de adalid de la libertad de prensa. Así es como se presenta Parler, la red social donde se ha refugiado el Presidente Trump y sus seguidores para poder seguir emitiendo mensajes. Inicialmente durante el castigo temporal tras los sucesos del pasado 6 de enero. Y más intensamente ante la perspectiva de perder sus perfiles cuando deje la presidencia, o al menos esa era la intención hasta que Google anunció la eliminación de la aplicación de su Play Store.

Parler nació en 2018 con un sesgo afín a los conservadores. A medida que Facebook y, sobre todo, Twitter, iban castigando las cuentas de los seguidores más radicales del presidente, Parler, iba ganando en mercado y actividad.

Aunque el momento de máxima atención de Parler ha llegado esta primera semana de 2021, fue en verano pasado cuando tuvo una promoción más intensiva por parte de los afines a la derecha radical de Estados Unidos. El senador Ted Cruz lo promocionó el 25 de junio en su cuenta de Twitter con un mensaje provocador: “Hablemos claro. Vamos a terminar con la censura de Silicon Valley”. 

Ivanka Trump y Ted Cruz, pioneros

A partir de ese momento ganó participantes. Con usuarios como Ivanka Trump o el gobernador de Nebraska entre sus estrellas. Se definen como “el espacio para los que están cansados de la ausencia de transparencia en las grandes tecnológicas, la represión ideológica y los abusos de privacidad”. Su sede está en Henderson, Nevada. Por ahora cuentan con menos de 50 empleados. El nombre viene del francés, “hablar”.

Nacida en 2018, Parler recuerda visualmente a Twitter y Facebook. El límite de caracteres por mensaje llega a los 1000 caracteres a los que se pueden agregar fotos, GIFs o memes. Al igual que las dos hegemónicas, se puede comentar en los mensajes previos o usar hashtags. El equivalente al retuit o el compartir sería el botón “eco”, representado por un megáfono. De Reddit, un foro muy popular y de gran viralidad, han tomado el ícono de voto positivo. Como en la mayoría de los servicios de redes sociales es necesario tener, al menos, 13 años para poder usarlo.

El 11 de Noviembre, una semana después de las elecciones presidenciales alcanzó su pico de descargas y se convirtió en la app más descargada en la tienda de Apple. Su director de operaciones arrojó cierta luz sobre sus números internos al celebrar que habían alcanzado los 10 millones de usuarios. Una cifra de la que no se acerca a los más de 2.700 millones de Facebook y más de 300 de Twitter, pero que sí genera un impacto e influencia en el único país donde tiene interés en operar de manera formal.

En parte, el triunfo de Parler es conseguir sacar la conversación más allá de la propia app, forzando que se hable de ellos en Twitter, Facebook, YouTube y los medios de comunicación.

Financiación atípica: la sombra de Cambridge analítica

Aunque John Matze es su CEO y cofundador, la pieza clave en su lanzamiento y financiación es Rebecca Mercer, alumna de Stanford y de familia muy relevante en el entorno conservador. Apoyaron financieramente a Breitbart News y tienen experiencia en tecnología. La familia Mercer era una de las inversoras mayoritarias en Cambridge Analytica, la empresa de minado de datos en Facebook que tuvo que cerrar tras demostrarse su relación con la injerencia electoral rusa.

Lawrence Rosenthal, presidente del Centro de Estudios de Política de Derechas en la Universidad de Berkeley, lo considera una extensión del comportamiento habitual en la derecha de Estados Unidos: “Sigue un patrón que han tenido desde los 80, con el auge de la radio y después la televisión por cable. Esto lo han trasladado a las redes sociales. En todos los casos, cuando los medios masivos no les dejan participar como desean, crean su universo paralelo. Parler es una vuelta más en este fenómeno”.

Sin algoritmo

En Parler insisten en tener, como plataforma, un punto de vista neutro. “Intentamos evitar eliminar contenido de los miembros de la la comunidad”, subrayan en sus normas. No escogen los contenidos, ni desde el punto de vista editorial, ni con algoritmos. Como sucedía en los orígenes de Twitter, obedece a un criterio cronológico.

Sí cuentan con una pestaña con las últimas noticias, para destacar cuentas que no sigue el usuario que podría considerar de su interés. Y otra más para mostrar el contenido de los perfiles verificados, en su mayoría políticos del ala más radical del Partido Republicano.

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