En la primera fase de prototipado, cuando se aplica el conocimiento para diseñar soluciones a problemas reales y urgentes ante la pandemia global por el Covid-19, los institutos tecnológicos han dado el do de pecho, pero realmente el ecosistema innovador ha mostrado su relevancia al trasladar ese desarrollo a una escala de producción. Es decir, al conectar con el tejido empresarial, al incorporar  a este ecosistema de innovación a la industria y crear así  una fórmula mágica.

Esto es lo que se ha producido en el último mes. "El sistema de innovación funciona y está consolidado porque tenemos un activos y unos agentes tecnológicos de primer nivel", asegura Gonzalo Belenguer, director general de la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunidad Valenciana (REDIT), institución que acaba de lanzar la plataforma ‘Sumamos frente al coronavirus’, que recoge las distintas soluciones que han desarrollado los investigadores de sus centros durante esta pandemia, en colaboración con Ivace, para compartirlas con otras empresas y regiones que puedan necesitarlas en un momento de emergencia sanitaria como el actual.

Los institutos tecnológicos son nexos de unión entre conocimiento y tejido empresarial

En esta situación, los institutos tecnológicos se han convertido en "elementos decisivos para dinamizar y coordinar la interacción con el tejido empresarial. Se ha producido una imbricación absoluta", subraya Belenguer. En la filosofía de estos centros está la de consolidarse como "nexo de unión entre conocimiento y tejido empresarial" y, en momentos como el actual, han demostrado que con su ayuda se puede "dinamizar la capacidad productiva" en una dirección.

Al decretarse el estado de alarma, el pasado 14 de marzo, explica Belenguer, lo primero fue ponerse a disposición de la Administración y de las asociaciones empresariales para ofrecerles "nuestra ayuda y nuestro conocimiento". Así, junto al Ivace, se lanzaron a la carrera de buscar proveedores de elementos y productos de los que había carestía. 

En esos primeros días lo que más se necesitaba era equipamiento de protección para el personal sanitario como pantallas protectoras, mascarillas y piezas para respiradores mecánicos. Los institutos pusieron al servicio de la sociedad y de las empresas  a sus investigadores y sus infraestructuras. "Tras los prototipos iniciales ha llegado el momento de la producción industrial, de incorporar al tejido empresarial", puntualiza Belenguer.

Así, en apenas un mes, los 11 centros de esta red han impulsado más de una veintena de iniciativas con soluciones de fabricación aditiva para desarrollar pantallas protectoras, a través de sus impresoras 3D; han usado la inteligencia artificial para la detección temprana de la neumonía causada por el COVID-19; han facilitado el proceso de homologación de productos sanitarios, y han desarrollado diferentes proyectos vinculados al diseño y fabricación de respiradores, entre otros proyectos.

Estrategia futura

Con este comportamiento, una vez más, "se ha evidenciado la necesidad de apostar y de invertir en I+D, porque es el factor estratégico diferencial para el desarrollo de nuestro futuro". Si alguien aún se cuestiona porqué hay que seguir invirtiendo en el ecosistema innovador, Belenguer incide en que es "conveniente" si en un futuro cercano se quiere transformar la sociedad en la que vivimos en "mucho más próspera de lo que ya es".

La solidaridad es otra de las cualidades que caracterizan al ecosistema innovador y que se reflejan en esta plataforma de REDIT. De hecho, es su razón de ser: abrir al mundo y compartir el conocimiento y los desarrollos que se han generado en sus 11 centros en apenas un mes para que puedan «adaptarse a diferentes realidades» en otras regiones. 

El objetivo es "generar, transferir y compartir conocimiento aplicado en los cinco continentes", incide su director general. Para ello, la clave es "trabajar en ecosistema y compartir, una fórmula mucho más potente que hacerlo en solitario".

Chile 

En la presentación de esta plataforma, el presidente de REDIT, Fernando Saludes, subrayaba que estos proyectos son "el reflejo del espíritu emprendedor y solidario de los institutos tecnológicos", porque el objetivo no es otro que compartir conocimiento y experiencia a personas de otras regiones para que también puedan hacer frente a esta pandemia y, sobre todo, "puedan disponer de forma inmediata de las soluciones adecuadas, desarrolladas en nuestra Red". Y ahora esta plataforma, solo unos días después de su lanzamiento, ya ha cruzado el Atlántico y se está difundiendo en Chile con la Fundación Parque Científico Tecnológico de la región de Antofagasta.