¿De dónde viene el gas verde que llega a tu casa?
¿Qué tienen en común una piel de plátano, los cereales desechados en una fábrica de galletas o los purines de una explotación ganadera? A partir de estos elementos tan dispares, es posible ducharnos con agua caliente o no pasar frío en invierno.
El biometano es una energía del futuro, pero también del presente porque, al provenir de fuentes renovables, cambia todo el paradigma de generación tan protagonista durante las décadas precedentes. Se trata de un salto cualitativo que deja en el olvido la ‘materia prima’ de origen fósil y se nutre -casi literalmente, como veremos- de los residuos que produce la actividad humana y que, por tanto, tienen una mayor disponibilidad.
En este punto de partida es donde se halla la principal diferencia entre el gas natural tradicional y este gas verde. En eso, y en las consecuencias para el medio ambiente, dado que esta energía de origen renovable contribuye a reducir significativamente las emisiones, haciendo de todo este proceso algo más limpio y sostenible que nunca.
Pero las ventajas de usar biometano van más allá incluso de lo medioambiental. Al tener una composición equivalente a la del gas natural, puede hacer uso de las mismas redes de distribución e incluso usarse en nuestros hogares sin necesidad de cambiar la caldera ni ningún otro punto de la instalación. De hecho, esto ya ocurre: sin que seamos conscientes, ya estamos calentando nuestro dormitorio o cocinando la cena con el gas que produce la descomposición de un plátano o los purines de explotaciones ganaderas, por ejemplo.
Aunque el fin es el mismo, según el origen del residuo que utilicemos para generar esta energía, varía la forma de aproximarse a la misma, su tratamiento, e incluso el contexto geográfico donde se ubican las plantas de generación: aquellas en las que se aprovechan residuos de explotaciones ganaderas o agrícolas tendrán mayor protagonismo en zonas rurales, mientras que las que aprovechan los lodos de una depuradora tendrán un carácter más urbano. Pero todas contribuyen significativamente hacia un ecosistema energético más limpio y sostenible.
¿Sabías que el biometano puede venir de residuos de granja?
1Origen
La clave está en los residuos que se generan en este tipo de explotaciones ganaderas y agrícolas. Los purines o el estiércol, por ejemplo, que antes se desechaban, ahora se usan para generar biogás a través de un proceso de digestión anaeróbica que se lleva a cabo en depósitos o digestores exclusivos para esta función. Estos depósitos suelen tener una temperatura controlada que favorece el proceso. También se les puede aplicar algún tipo de pretratamiento a los residuos como triturado, acondicionamiento del sustrato, etc.
2Condensación
Una vez extraído el biogás, se le somete a una serie de procesos para optimizar su composición y su rendimiento futuro. La primera fase es la de la condensación, en la que se extrae toda la humedad que lleva incorporado este gas.
3Filtrado
A continuación, el gas se filtra. Generalmente, una planta de producción de gas verde tiene un lugar donde varias membranas aíslan componentes y partículas no aptos para el proceso posterior de upgrading o incluso para el buen funcionamiento de los equipos.
4Upgrading
Este concepto implica retirar el CO2 del biogás para convertirlo en biometano, elevando la proporción de metano (CH4) desde un 60% aproximadamente hasta una horquilla que está entre el 96% y el 99% de la mezcla, lo que lo equipara al gas natural y a los estándares de la red. En este punto se pueden utilizar varias técnicas: lavado con agua, absorción química o el denominado PSA (absorción por cambio de presión).
5Inyección
Finalizado el proceso se monitorizan todos los parámetros del biometano resultante: pH, composición, caudal, etc. A continuación, se somete a un proceso de compresión, se añade un odorizante para detectar posibles escapes, y se inyecta en la red de distribución.
6Transporte
Una vez inyectado el biometano en la red gasística se puede decir que el proceso ha terminado. A partir de ese momento, el gas verde alcanza el destino final -nuestro hogar, por ejemplo- a través de la infraestructura ya existente.
7Tu casa
El biometano llega directamente a los hogares sin necesidad de realizar ningún tipo de obras ni cambios en las instalaciones, utilizando la misma caldera o cocina que ya dispongan.
¡Y así llega a tu casa!
Purines y estiércoles
Los residuos sólidos y líquidos de los animales que habitan las explotaciones ganaderas, entre los que contamos con cerdos, vacas o aves, por ejemplo, son una excelente materia prima para generar gas verde en zonas rurales, sobre todo en las que existe una concentración de granjas.
En este caso, los residuos se almacenan en unos depósitos llamados digestores donde, en ausencia de oxígeno, se lleva a cabo un proceso de digestión anaerobia que genera biogás.
Este biogás se somete a un proceso de filtrado o upgrading, donde se elimina el CO2 y otras impurezas, y se convierte en biometano, un gas verde con una composición equivalente el gas natural y que, por tanto, se puede distribuir a través de las redes ya existentes.
Otra de las ventajas de este proceso es que genera un subproducto llamado digestato, que es un fertilizante orgánico rico en nutrientes ideal para mejorar la salud del suelo y la producción de cultivos de manera sostenible.
Residuos orgánicos municipales
Toda la basura orgánica que generamos -restos de comida, vegetales, papel de cocina, poda urbana, restos de mercados, etc- acaba en un depósito de residuos controlado. Hasta aquí, lo que todos conocemos. Sin embargo, los residuos acumulados en estos depósitos generan grandes cantidades de biogás que podemos valorizar y transformar en un biometano de alta calidad antes de inyectarlo en la red de distribución y, de ahí, a casa.
Por la propia naturaleza de la materia prima, este tipo de aprovechamiento es más favorable para entornos urbanos o interurbanos.
Residuos de producción agrícola
Las grandes zonas de cultivos agrícolas también generan una gran cantidad de residuos que son aptos para la generación de gas verde. En este caso, hablamos de tallos, paja o diferentes subproductos que ya no son aprovechables y que tradicionalmente quedaban relegados sin más.
Estos elementos reciben un pretratamiento que consiste en triturarlos y en equilibrarlos con una temperatura constante e incluso con la mezcla de residuos ricos en nitrógeno, como estiércoles, para mejorar el rendimiento y el aprovechamiento del biogás resultante.
Lodos de depuradoras
Las plantas depuradoras de agua purifican este elemento tras su paso por nuestros hogares. Los lodos generados por este proceso son una fuente renovable capaz de generar un gas verde que en ocasiones incluso ayuda a cubrir parte de la demanda energética de la propia instalación o que, sencillamente, puede inyectarse en las redes de distribución.
Para llegar a ese punto, los lodos espesados se introducen en digestores donde se degrada la materia orgánica y, como consecuencia, se genera el biogás que a continuación será depurado para obtener biometano. De nuevo estamos ante una solución ideal para entornos urbanos, donde este tipo de infraestructuras son más frecuentes.
Residuos industriales orgánicos
En esta categoría entran todos los subproductos de industrias alimentarias, como aceites usados, restos de mataderos, suero lácteo, etc. que, por su naturaleza, rica en materia orgánica fácilmente degradable, producen biogás con alto contenido de metano en períodos relativamente cortos.
Lógicamente, la ubicación de plantas que aprovechen este tipo de residuos se encuentra cerca de las propias industrias que las generan, facilitando la logística para aprovechar estos elementos in situ.
La tecnología que hay detrás de la generación de esta energía renovable de ‘kilómetro cero’ la hace versátil, eficiente y sostenible. Además, es una manera de impulsar la economía circular: aun con orígenes tan diferentes, estos residuos permiten dar una segunda vida a elementos que tradicionalmente se desechaban sin mayor provecho. Ahora están en el centro de una fórmula que Naturgy ha ubicado en el centro de su estrategia sostenible y de la que todos nos beneficiamos (incluso sin saberlo).
#BuenaHuella es el proyecto de comunicación sostenible de Branded Content & Publicidad Nativa del grupo Naturgy para medir, reducir y neutralizar la huella de carbono en todos sus contenidos y campañas publicitarias. Se trata de una iniciativa que impulsa la protección ambiental, alineada con el compromiso de la empresa de promover prácticas sostenibles y de responsabilidad social.
Desde EL ESPAÑOL también queremos implicarnos activamente con esta filosofía y por eso hemos intentado maximizar las alternativas sostenibles en todo lo que tiene que ver con la actividad de nuestro periódico. Por ejemplo, en la elaboración de estos reportajes y gracias al uso, cuando ha sido posible, de alternativas de movilidad sostenible, así como una mejor organización interna, hemos ahorrado…
Al margen de estas medidas, compartidas por el resto de la redacción, hay acciones específicas que suman para reducir nuestras emisiones. Estas son algunas de ellas:
Optimización de la velocidad web Asegurar una velocidad de carga adecuada no solo mejora la experiencia del usuario, sino que también contribuye a reducir el consumo energético.
Optimización energética Es esencial utilizar tecnologías que disminuyan el consumo de energía, como servidores más eficientes y técnicas de diseño que optimicen el uso de recursos.
Diseño responsivo Garantiza que la página se adapte correctamente a diversos dispositivos, evitando la necesidad de cargar múltiples versiones del mismo sitio.
Elección de proveedores verdes Colaborar con proveedores de servidores y alojamiento comprometidos con prácticas sostenibles (como el uso de energías renovables).
Animaciones ligeras Usar animaciones optimizadas y ligeras evita sobrecargar el sitio, mejorando tanto la velocidad de carga como la eficiencia energética.
Minimalismo inteligente Adoptar un diseño minimalista no solo aporta una estética elegante, sino que también optimiza el tiempo de carga y reduce el uso de recursos.
Son pequeños detalles que suman en esta tarea de reducir y mitigar nuestro impacto y que tienen mucho que ver con el espíritu de #BuenaHuella, motivarnos a todos para que, en la medida de nuestras posibilidades, ayudemos a mejorar el planeta.