En los últimos años, los gases verdes, y más concretamente el biometano, se ha consolidado como una de las alternativas más prometedoras para avanzar hacia un sistema energético más limpio, seguro y sostenible. Y aunque toda propuesta para beneficio del planeta y del medio ambiente atrae el interés de la sociedad, la realidad es que hay una gran parte de la población que no sabría explicar con precisión de dónde viene ni cómo se produce.
Esta confusión y desconocimiento también remite a la proliferación de falsos mitos acerca de una fuente de energía que ya, aún sin saberlo, está facilitándonos la vida en casa. Para entender el porqué no hace falta ser ingeniero: solo actitud positiva y ganas de cambiar las cosas.
¿Qué es el biometano?
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El biometano es un gas verde que se obtiene a partir de residuos orgánicos, como restos de comida, purines, lodos de depuradora o residuos agrícolas. A diferencia del gas natural, que proviene de depósitos subterráneos que tardan millones de años en formarse, este gas verde se puede generar constantemente, por eso se considera ‘renovable’.
Los residuos orgánicos se almacenan en unos depósitos llamados digestores, donde se lleva a cabo un proceso de digestión anaerobia (sin oxígeno) que genera biogás. Este biogás se purifica hasta obtener biometano, un gas verde con características muy similares al gas natural.
¿Tengo que cambiar mi caldera para usar biometano?
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Una de las grandes ventajas del biometano es que no necesitas cambiar nada en tu casa. Si ya tienes una instalación de gas natural, puedes usar este gas verde sin modificar tu instalación ni tu caldera, calentador o cocina. Esto es posible porque el biometano tiene las mismas propiedades que el gas natural. Por tanto, las redes de distribución lo pueden transportar sin ningún problema, y los equipos, tanto domésticos como industriales, lo queman y aprovechan igual que el gas natural.
Gracias a esta compatibilidad, muchos hogares ya están utilizando biometano mezclado con gas fósil sin saberlo. Esto permite avanzar en la transición energética sin grandes obras ni inversiones costosas para los consumidores.
¿Se puede mezclar el biometano con el gas de siempre?
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Sí, el biometano tiene prácticamente las mismas propiedades que el gas natural: poder calorífico, presión, composición química (principalmente metano), etc. Por eso puede mezclarse directamente con este sin ningún problema técnico.
De hecho, en muchos lugares ya se está inyectando gas verde en las redes de distribución, mezclado con gas natural, y los usuarios lo usan sin notarlo. Esta compatibilidad es una gran ventaja, porque no requiere cambios en instalaciones domésticas ni industriales.
¿Por qué el biometano contamina menos?
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El biometano es más limpio por varias razones. Primero, se considera neutro en carbono porque aunque al quemarse libera CO₂, este formaba parte del ciclo natural del carbono, pues proviene de residuos orgánicos.
Además, su producción evita emisiones contaminantes que se generarían si los residuos se descompusieran sin tratamiento, liberando metano directamente a la atmósfera (un gas mucho más potente que el CO₂). Al capturar este metano y usarlo como energía, se reduce significativamente su impacto ambiental. También se evita la contaminación del suelo y del agua al dar una salida útil a residuos que, de otro modo, terminarían en vertederos o se incinerarían.
Por último, como se obtiene a partir de recursos que se regeneran constantemente, el gas verde se considera una fuente de energía renovable, frente a los combustibles fósiles que son finitos.
¿Tiene sentido ubicar una planta de biometano en un entorno rural?
A. No, son aprovechables solo en entornos industriales
B. Sí, porque aprovecha los residuos agrícolas o ganaderos
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Instalar plantas de gas verde en zonas rurales adquiere un gran valor estratégico, ya que permite aprovechar de forma eficiente los residuos orgánicos procedentes de la agricultura, la ganadería o pequeñas industrias agroalimentarias locales.
En lugar de convertirse en un problema ambiental, estos subproductos se transforman en una fuente de energía limpia y útil.
Este modelo no solo reduce emisiones y evita el transporte innecesario de residuos, sino que también impulsa la economía rural al generar empleo directo e indirecto, fomentar la innovación tecnológica y crear nuevas oportunidades de negocio vinculadas a la bioenergía. De esta manera, los pueblos se convierten en motores de sostenibilidad, contribuyendo a la transición energética al tiempo que fortalecen su tejido social y económico.
¿El gas verde se produce en las mismas plantas que el gas natural?
Correcto
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No, mientras que el gas natural se extrae de yacimientos subterráneos mediante perforaciones y procesos industriales complejos, el gas verde se genera en plantas específicas que aprovechan residuos orgánicos o biomasa.
Estas plantas suelen ser mucho más pequeñas y pueden instalarse cerca de donde se generan los residuos, como granjas, depuradoras, industrias agroalimentarias o centros urbanos. Esto permite un modelo energético descentralizado, más eficiente y menos dependiente de grandes infraestructuras.
La forma de producirlo también cambia. Se utilizan procesos como la digestión anaerobia, que transforman la materia orgánica en biogás. Este biogás se purifica hasta convertirse en biometano, con propiedades similares al gas natural.
¿Puede el gas verde mover un autobús?
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Sí, el gas verde, especialmente en forma de biometano, se puede usar como combustible para vehículos, incluidos autobuses, camiones y coches. Este gas, al tener características equivalentes al gas natural, puede utilizarse en los mismos sistemas de movilidad que ya funcionan con gas comprimido (GNC).
De hecho, en varias ciudades ya circulan autobuses públicos impulsados por biometano, reduciendo significativamente las emisiones de gases contaminantes en comparación con el diésel o la gasolina. Este tipo de transporte también genera menos ruido, lo que mejora la calidad de vida en entornos urbanos.
¿El biometano es seguro? ¿Tiene el mismo olor que el gas natural?
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El biometano es igual de seguro que el gas natural tradicional, ya que cumple con los mismos estándares de calidad y seguridad, tanto en su producción como en su transporte y distribución. De hecho, una vez purificado, este gas verde tiene una composición prácticamente idéntica al gas natural (principalmente metano), lo que permite usarlo en las mismas instalaciones y bajo las mismas normativas.
En cuanto al olor, ni el gas natural ni el gas verde huelen por sí solos. Por seguridad, se les añade un componente llamado odorizante que les da ese olor característico a ‘huevo podrido’. Esto permite detectar cualquier fuga fácilmente.
¿Tiene algún beneficio extra el biometano?
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El biometano ofrece múltiples beneficios adicionales que lo convierten en un aliado clave en la transición energética. Entre las principales, es almacenable e impulsa la economía circular, ya que se genera a partir de residuos orgánicos (agrícolas, urbanos, ganaderos…), que de otro modo serían un problema ambiental. Así, convierte lo que antes era un desecho en una fuente útil de energía.
Además, fomenta el empleo local. Las plantas de producción suelen instalarse cerca de los lugares donde se generan estos residuos, lo que crea puestos de trabajo en zonas rurales o periféricas, dinamizando la economía local.
También reduce la dependencia energética del exterior, ya que no hace falta importar gas natural de otros países: el recurso se encuentra dentro del territorio. Esto mejora la seguridad energética y nos protege de fluctuaciones de precios o crisis geopolíticas.
¿El hidrógeno verde también es gas verde?
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El hidrógeno verde sí forma parte de la familia de los gases verdes, aunque su origen y sus aplicaciones son distintos a los del biometano. Se obtiene mediante un proceso llamado electrólisis del agua, en el que se separa el hidrógeno del oxígeno utilizando electricidad procedente de fuentes renovables (como solar o eólica). Al no usar combustibles fósiles ni generar emisiones contaminantes, se considera una opción 100 % limpia y renovable.
Eso sí, el hidrógeno verde no es directamente compatible con las instalaciones actuales de gas natural o biometano. No puede usarse tal cual en una caldera doméstica o en la red de gas natural sin realizar adaptaciones específicas. Por eso, aunque se le considere un gas verde, su implementación va en paralelo y se orienta más a sectores industriales, almacenamiento de energía o movilidad pesada.
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Conocer el funcionamiento y las ventajas de los gases verdes es un paso importante para entender cómo podemos transformar nuestro modelo energético hacia uno más sostenible. Este tipo de energía no es una solución aislada, sino una pieza clave que, junto con otras renovables, nos permitirá reducir emisiones, aprovechar mejor nuestros recursos y garantizar un suministro estable y seguro. Cuanto más entendamos sus beneficios y su potencial, más fácil será apoyar su desarrollo e integración en nuestro día a día. La transición energética ya está en marcha, y los gases verdes son uno de los motores que la harán posible.
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