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    Las torrijas, los buñuelos, los pestiños o la famosa mona de chocolate. Decenas de opciones que tienen a la primera como el plato estrella de la Semana Santa. | Foto: Getty Images.

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    La torrija helada de MAMÁ CHICÓ. Con un obrador propio, este restaurante fusiona las recetas tradicionales italianas y argentinas con cierta influencia gallega. Una suma en la que más es más. Para este mes de abril proponen una deliciosa torrija a base de leche, azúcar y torrijas desmigadas con un toque de canela. El complemento perfecto a una de sus ensaladas o como principal en un desayuno o merienda. | Foto: Mamá Chicó (C/ Recoletos, 10 (Madrid)).

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    Las torrijas caseras con pan tramezzino de DÉFILÉ CAFÉ. Un restaurante donde se unen moda y gastronomía, con una cocina de mercado de cierto toque francés. La mayoría de los platos están disponibles en formato tapa y cuentan con una barra con más de cuarenta ginebras diferentes y veinte vodkas premium. Además, trabajan con una quesería de Ávila que no debes pasar por alto, Quesería Elvira García. Y su bacalao a brás, muy de temporada, es uno de sus platos fuertes. | Foto: DéFilé Café (C/ Hermosilla, 39 (Madrid)).

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    La colomba pasquale de MERCATO BALLARÓ. Un postre típico de Italia para Semana Santa; porque también se puede viajar fuera del país sin salir de la capital. De sabor suave, representa el renacimiento de la vida y la armonía entre los pueblo. Se elabora con harina, mantequilla, huevo, azúcar y ralladura de naranja confitada. Un glaseado con almendra decora su parte superior. El mejor final para un restaurante con esencia siciliana. | Foto: Mercato Ballaró ( C/ Santa Engrancia, 90 (Madrid)).

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    La torrija caramelizada con sopa de vainilla y lemon grass con helado de BACIRA. En el corazón del barrio más castizo de la capital, Chamberí, se encuentra este restaurante donde la gastronomía mediterránea y asiática se cocina a través de las seis manos de sus tres fundadores: Gabriel Zapata, Vicente de la Red y Carlos Langreo. Con una carta viva que se modifica según la oferta del mercado, incorporando nuevas técnicas en la elaboración pero manteniendo siempre el respeto por la tradición. | Foto: Bacira (C/ Del Castillo, 16 (Madrid)).

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    Los dados de torrija artesana con pincelada de café con leche y su crema helada de EL CIELO DE URRECHU. Su chef guipuzcoano, Íñigo Urrechu, plantea una cocina de base clásica con productos de mercado pero con un toque innovador y vanguardista. Un sofisticado espacio lleno de luz y vistas a la ciudad de Madrid donde degustar su jamón ibérico, sus quesos y reservarte para ese postre final que protagoniza la torrija con pequeños toques que la modernizan. | Foto: El Cielo de Urrechu (C.C. Zielo Shopping Pozuelo (Madrid).

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    La torrija de sobao pasiego El Macho con helado de CONLAYA. El prestigioso cocinero Jesús Laya lleva el sabor de Cantabria a la capital, con productos norteños de calidad con los que elabora ricos platos típicos de su comunidad. Su carta es cambiante, adaptándose a la época del año concreta y con una amplia bodega. Puedes completar tu elección de Semana Santa con su suprema de bacalao Giraldo a baja temperatura con su porrusalda. | Foto: Conlaya (C/ Zurbano, 13 (Madrid)).

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    La torrija más tradicional de LOS GALAYOS. Situado en la esquina de la Plaza Mayor, en el centro del Madrid de los Austrias, este restaurante ha visto hacerse la historia de la capital. Punto de encuentro de algunos de los actos más relevantes del país, -la última reunión de la Generación del 27 se hizo aquí-, sus propuestas siempre nos traen de vuelta la gastronomía más castiza y querida. | Foto: Los Galayos (C/ Batoneras, 5 (Madrid)).

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    La torrija con helado de vainilla de CASA LAC. Con helado pero sin artificios, porque este restaurante, -el más antiguo de España-, sabe que este dulce tan típico de la cocina castellana no necesita más decoración que una simple bola de vainilla; por eso de complementar sabores. | Foto: Casa Lac (C/ Mártires, 12 (Zaragoza)).

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    La torrija de pan brioche con crema de tiramisú, siropre de café y helado de panacota con base de almendra picada de PERRO VIEJO (C/ Arguijo, 3 (Sevilla)). Sus propietarios, Antonio Madrid, Ernesto Malasaña y Pedro Rodríguez, proponen una cocina de fusión y autor, con precios asequibles que buscan transformar el concepto de los bares de tapas tradicionales. Su local es de sobra conocido en la ciudad y, por lo general, las colas que se forman para entrar son largas. | Foto: PERRO VIEJO (C/ Arguijo, 3 (Sevilla)).

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    El bollo de Avilés de POMME SUCRE. Aunque la cocina asturiana no tiene muchos platos específicos de la Semana Santa, sí que hay un dulce típico que regalan los padrinos a sus ahijados: un bizcocho mantecado llamado bollo de Avilés. Al ser bastante grande, no es un postre en sí, sino que suele conseguirse en pastelerías. Y con un café, consigues una deliciosa merienda. | Foto: Pomme Sucre Instagram (C/ Libertad, 26 (Gijón)).