Estamos tan acostumbrados a su consumo que, a veces, olvidamos sus numerosas propiedades. El 70% de nuestro cuerpo es agua, por lo que su consumo es indispensable para limpiar nuestro organismo, eliminar toxinas y mantenerlo sano e hidratado.

Responsable de que nuestro cuerpo luzca sano por dentro, beber agua nos ayuda a lucir una piel tersa y luminosa. Y al igual que sus beneficios son notables con su consumo, también lo son en cuanto a sus usos beauty se refieren. Es por eso que el agua es, hoy día, ingrediente principal de muchos de nuestros cosméticos, como el agua micelar.

Aunque su origen se remonta veinte años atrás, cuando ésta era utilizada en los hospitales franceses para limpiar –sin irritar- quemaduras, en la actualidad su principal uso está centrado en la belleza. De fácil uso y resultados visibles desde su primera aplicación, el gua micelar se ha convertido en un gran aliado de nuestro rostro.

¿Qué es y para qué sirve el agua micelar?

De composición natural, se trata de un producto todoterreno formulado a base de micelas, un conjunto de moléculas que son capaces de atraer la suciedad y el sebo del rostro, aislarlos y transportarlos a través del agua para eliminar la suciedad de la piel. ¿El secreto de su éxito? En un solo gesto limpia, tonifica, cierra poros e hidrata.

A diferencia del agua del grifo, que no limpia por sí sola el sebo, los jabones que dejan un residuo alcalino o las leches limpiadoras, que suelen dejar el rostro graso tras su uso; el agua micelar no arrastra las partículas de suciedad sino que las atrapa y elimina por completo respetando el equilibrio cutáneo. Y todo sin necesidad de aclarado, lo que lo convierte en un producto de fácil aplicación y apto para las más perezosas.

Además, al tratarse de un producto libre de perfumes y parabenos, lo convierte en un limpiador muy suave indicado para todo tipo de pieles, especialmente para las pieles secas, sensibles y delicadas.

¿Cómo y cuándo usarla?

Gracias a sus numerosos beneficios, el agua micelar puede usarse diariamente. O como ritual de limpieza -al despertarnos y antes de dormir- o en cualquier momento del día para refrescar la piel y quitar impurezas. Y es que, gracias a ella, nuestro rostro se matifica, luciendo un aspecto más fresco y aumentando además la eficacia de cualquier tratamiento cosmético que se aplique a continuación.

En cuanto a la forma de aplicación, su uso es tan sencillo que solo hay que empapar un disco de algodón y pasarlo sobre el rostro con ligeros toquecitos. ¿El resultado? Una piel limpia y sin rastro de las rojeces típicas de los tratamientos de limpieza.

Líder de belleza 

Tal ha sido su éxito que han sido muchas las firmas de belleza que se han rendido a sus resultados. En forma de tónicos o incluyendo el agua micelar como componente principal de sus geles y cremas, estos son algunos de los productos que podéis encontrar en perfumerías y farmacias.

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