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    Una infancia feliz. Kate Moss realmente fue descubierta en 1988 - con solo 14 años - por Sarah Doukas, fundadora de la agencia Storm, en el aeropuerto JFK de Nueva York. Antes, Kate era una niña normal, con una infancia sencilla, un padre agente de viajes y una madre algo hippie que escuchaba a los Rolling Stones. Esta es una de las fotos más representativas de esa época en la que Kate solo era la pequeña Kate.

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    El año de Kate. 1993. Calvin Klein la impulsaba al estrellato como la anti-modelo, que triunfaba sin las curvas de Naomi Campbell y sin el deseadísimo aspecto de Barbie de Claudia Schiffer. Plana, lánguida, algo andrógina, con un rostro anguloso marcado por las ojeras y exento de exuberancia, Kate emarcaba el comienzo de la nueva estética que volvería locos a diseñadores, artistas y público en el general.

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    Su idilio profesional con Calvin Klein. Con esta campaña de publicidad, fotografiada por Herb Ritts junto a Mark Wahlberg, Kate Moss saltaba al estrellato y protagonizaba imágenes que más de dos décadas después siguen llenando camisetas, libros y paredes de los amantes de la fotografía.

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    El famoso perfume. Jovencísima y con el pecho al descubierto. Así aparecía la modelo en la imagen del spot de ‘Obsession’ (1993), el perfume que Calvin Klein ha relanzado este año.

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    Comenzaban los romances públicos. A sus 21 años quedó prendada del actor Johnny Depp , su relación más larga (4 años) después de Evan Dando, vocalista de The Lemonheads, el actor River Phoenix y un jovencísimo Leonardo DiCaprio.

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    Kate y el nuevo siglo. En los 2000 seguía en boca de todos, la fiebre noventera no había pasado para ella. Y es que Kate siempre supo renovarse y ser pionera (casi) en todo, por mucha conmoción que causara, como cuando en 2001 aparecía con este corte bob.

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    Desfilaba para todos. A Kate se la rifaban, en los 90 por su resolución, y en los 2000 porque su fiebre no se daba por acabada, ni mucho menos, sino que seguía en plena efervescencia. Aquí posaba con John Galliano en 2003: ambos talentos se respetaban y se querían y su amistad ha sobrevivido absolutamente a todos los devaneos por parte de ambos.

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    Musa de diseñadores y fotógrafos. Todos querían tenerla. Hasta el punto de que el propio Mario Testino, que ha fotografiado a lo más granado de la historia de las artes, dijo, “de todas las mujeres que he fotografiado, me quedo con Kate Moss”.

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    Marcando la tendencia de calle. Su estilo ha ido evolucionando, pero el momento álgido lo protagonizaba en unos finales de los años 90 e inicios de los 2000, cuando los "slip dress" eran el uniforme de las celebrities.

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    Kate, Pete y el estilo de festival. Cada año seguimos a Kate Moss con sus Hunters llenas de barro paseando por el festival de Glastonbury. Su estilo marcó la tendencia festivalera de por vida y su relación con Pete, el icono de pareja grunge por excelencia.

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    Evolución de estilo. De las transparencias y la lencería de los 90 al minimalismo del avanzado nuevo milenio. Los vaqueros, las camisetas, los cinturones y los bolsos grandes se convirtieron en su uniforme y en el de todas sus seguidoras, y nos hizo un favor, todo hay que decirlo.

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    El fin de los escándalos. Con su boda de cuento junto a Jamie Hince, en los montes Cotswolds, se acaba en 2011 más de una década de idas y venidas, de jugueteo con modos de vida poco saludables y de fotos robadas en situaciones comprometidas. Kate ponía el broche a una juventud de cine, divorcio polémico incluido cinco años después.

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    Non stop. La modelo no ha dejado de subirse a la pasarela: aquí lo hace en el desfile Primavera-Verano 2012 de Louis Vuitton, diseñado por su amigo Marc Jacobs, porque amigos hizo muchos y muy valiosos. Más de una querríamos su agenda.

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    Icono infinito. No hay duda de que Kate será eterna. Lo demostró de nuevo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, cuando desfilaba junto a Naomi Campbell y otras tantas mientras sonaba el Fashion de David Bowie.

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    Y cuando parecía que no le quedaba nada por hacer… Llega 2013 y su portada para el Playboy. El primer número del año llevaba en la portada a un Kate vestida de conejita y, dentro, 18 páginas con la modelo fotografiada por Mert Alas y Marcus Piggot. Así celebraba la revista sus 60 años, luciendo a una espectacular Kate de casi 40.