
Viktor Orbán, Marine Le Pen y Santiago Abascal.
La amenaza de Patriots: Abascal, Le Pen, Orbán y sus socios han duplicado escaños en 10 años y gobiernan ya en cuatro países
Las fuerzas que integran Patriots sumaban 259 diputados en sus parlamentos nacionales en 2015. Ahora reúnen 625 escaños.
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El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha sacudido las relaciones internacionales en todo el planeta y su pulso a la Unión Europea está provocando reacciones en el Viejo Continente. Sin embargo, Trump cuenta con potentes aliados en Europa. Y cada vez tienen más poder, tanto en Bruselas como en sus respectivos países.
Madrid está acogiendo, ayer y este sábado, la cumbre de Patriots for Europe, el grupo del Parlamento Europeo que aglutina a la derecha trumpista. Marine Le Pen, Viktor Orbán y Geert Wilders, entre otros, tendrán al líder de Vox, Santiago Abascal, como anfitrión.
No se trata de una cumbre más, es una muestra de fuerza en un momento en el que la extrema derecha crece. Un análisis de EL ESPAÑOL revela qie los distintos partidos que forman Patriots han multiplicado su presencia en sus respectivos parlamentos en los últimos 10 años. Si en 2015 sumaban 259 escaños en total, en enero de 2025 eran ya 625, 366 diputados más.
A día de hoy, Patriots engloba a 16 partidos de 13 países. Son formaciones que gobiernan en Hungría (Fidesz), Italia (Liga) y Países Bajos (Partido por la Libertad), y lo harán próximamente en Austria (FPÖ). En Francia (Agrupación Nacional), República Checa (ANO 2011), Portugal (Chega!) y España (Vox), se encuentran entre las tres primeras fuerzas más votadas.
Santiago Abascal recibió este viernes, para una cena privada, a mandatarios como Viktor Orbán y líderes como Marine Le Pen en la primera jornada de la cumbre que celebran en Madrid. La francesa aseguró que, tal y como demostraron las últimas elecciones al Parlamento Europeo, "nuestras ideas avanzan". Pero no se limita sólo al ámbito europeo, el crecimiento también sucede en sus países de origen.
Patriots es una formación que se fundó en verano, tras las elecciones al Parlamento Europeo. Impulsada por los húngaros de Fidesz, el partido de Viktor Orbán, el objetivo era aglutinar a todas las fuerzas de la autodenominada derecha soberanista o alternativa, también considerada por otras fuerzas como ultraderecha, derecha radical o populista.
¿Qué les une? Comparten ideas como la de reforzar las fronteras exteriores, la lucha contra la inmigración ilegal, combatir la agenda verde y la cultura woke, y muestran simpatía por Putin.
Santiago Abascal recibe a los líderes de Patriots en la primera jornada de su cumbre en Madrid.
"No somos idénticos porque cada uno tiene unas realidades locales, pero compartimos un mismo diagnóstico", cuenta a este periódico Jorge Martín Frías, director de Disenso y eurodiputado de Vox.
El primer resurgir de la extrema derecha en Europa se produjo durante la resaca de la crisis financiera. De la misma forma que en España empezaron a crecer fuerzas como Ciudadanos o Podemos en la primera mitad de la década pasada, en otros países empezaban a cobrar relevancia formaciones como la Agrupación Nacional de Le Pen.
Sin embargo, los inicios fueron tímidos. En las legislativas francesas de 2014, el partido de Le Pen obtuvo el 3,6% de los votos y 2 escaños. Dos años antes, el Partido por la Libertad de Geert Wilders había sacado el 10,1% de los votos y 15 escaños en Países Bajos.
Aunque algunas voces alertaron de que esto podría suponer una amenaza, el crecimiento ha sido constante desde entonces. Esa irrupción se ve en las elecciones que se celebraron entre los años 2017 y 2019, donde estas fuerzas consiguieron consolidarse. Pasaron de tener 316 diputados en sus parlamentos el 1 de enero de 2017 a tener 493 el 1 de enero de 2019.
Se alimentaron de un discurso euroescéptico y antimigratorio que coincide con el primer mandato de Donald Trump (2017-2021). En España, además, Vox obtuvo representación parlamentaria por primera vez en las elecciones andaluzas de 2018 y en las generales de 2019.
Pero el gran salto de los partidos que integran Patriots se produjo en las citas electorales de 2023 y 2024, llevando a que a 1 de enero de este año ya cuenten con 625 diputados en sus parlamentos nacionales.
Le Pen pasó de obtener 8 escaños en las elecciones de 2017 a 143 en las de 2024 (subió su porcentaje de voto del 8,8% al 37,05%). También creció notablemente Geert Wilders en Países Bajos, pasando de 20 diputados y un 13,1% de los votos al 23,49% y 37 diputados.
En Portugal, Chega! que tenía un solo diputado y un 1,29% de los votos en 2019 logró el 18,07% y 50 escaños en las elecciones del año pasado.
Algo similar ha pasado en Bélgica, donde Interés Flamenco, que en 2014 apenas recogía el 3,67% de los votos y 3 escaños, disfruta hoy del 13,77% y 20 escaños.
Aunque Vox, por ejemplo, ha caído desde la repetición electoral de 2019, sigue teniendo 33 escaños y las encuestas marcan una tendencia al alza.
El Fidesz de Orbán tiene 135 diputados en el Parlamento de Hungría, dos más que hace 10 años.
Búsqueda de 'supergrupo'
En el Parlamento Europeo, con 86 eurodiputados, Patriots es la tercera fuerza, solo superada por el Partido Popular Europeo y los socialdemócratas.
Cuando se gestó el partido, la intención inicial de Orbán era crear un único supergrupo —los 86 de Patriots más los 80 de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR)—, lo que le hubiera valido la segunda posición en Bruselas, pisándole los talones a la derecha tradicional, de la que que sólo le separarían 22 escaños.
"Los partidos de derecha deben colaborar; estamos en manos de dos mujeres que deben llegar a un acuerdo", reclamó públicamente Orbán en junio del año pasado. El dirigente húngaro se refería a Le Pen, que es, con diferencia, la que más escaños aporta a Patriots, y a Giorgia Meloni, la cabeza más visible del otro grupo de derechas, y que tiene un discurso más constructivo en relación con las instituciones europeas.
Pero el deseo de Orbán no se hizo realidad. La rivalidad entre ambas impidió que el proyecto saliera adelante.
Ahora, seis meses después, Abascal se marca como objetivo retomar esa "gran aspiración" del húngaro. "A largo plazo la unión de Patriots y ECR va a ser posible, pero en estos momentos hay muchos gallos", explican fuentes de Vox.
En el Parlamento Europeo, Le Pen aporta a Patriots, un total de 30 escaños. Le siguen los húngaros de Fidesz (11); la Liga de Salvini (8); la Acción de los Ciudadanos Insatisfechos (ANO) de República Checa (7); los austriacos del FPÖ, los holandeses de Geert Wilders y Vox (6 cada uno); los flamencos del Vlaams Belang (3), los portugueses de Chega!, los polacos de Movimiento Nacional y la coalición checa Oath and Motorists (2 cada uno) y el Partido Popular Danés, Letonia Primero y los griegos de Voz de la Razón (1 cada uno).
Las alianzas
En realidad, los Patriotas por Europa representan una evolución del grupo que lideraba Le Pen en la anterior legislatura: Identidad y Democracia. Todos ellos defienden restringir la política migratoria en la UE, levantar la futura prohibición de los vehículos con motores de combustión y revisar el llamado "nuevo pacto verde" de transformación ecológica de la economía.
En sintonía con Patriots están líderes como Donald Trump, Javier Milei o el expresidente brasileño Jair Bolsonaro. También la italiana Giorgia Meloni o los polacos de Ley y Justicia, que gobernaron hasta la llegada del liberal Donald Tusk en 2023. Pero ni Meloni ni Ley y Justicia forman parte de Patriots.
Alternativa por Alemania (AfD), partido hermano de Patriots, ha formado su propio grupo parlamentario en la UE. El 23 de febrero habrá elecciones para elegir el nuevo Bundestag, del que saldrá el próximo canciller alemán, y todas las encuestas dan a los populistas de AfD un porcentaje de voto superior al 23-25%, situándose en segundo lugar por detrás de los conservadores de la CDU.
La CDU ya ha prometido que aplicará un cordón sanitario para impedir que alcancen el poder. Sin embargo, en los últimos días ha habido un acercamiento entre ambas fuerzas, ya que la CDU aceptó los votos de la extrema derecha para sacar adelante su plan migratorio.
Se trata de la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que se produce un acercamiento de estas características en Alemania, donde el recuerdo del nazismo condiciona la política, y todo un símbolo de la fuerza de la extrema derecha, que de momento no da signos de menguar.