Aunque la propia dinámica de todo proceso electoral invita a la lucha entre bloques, lo cierto es que no hay demasiados indicios que nos hagan pensar que el próximo martes habrá en Madrid una verdadera pugna entre izquierda y derecha.

El candidato Ángel Gabilondo insiste en repetir que todo se decidirá por un puñado de votos y uno o dos escaños, pero la última oleada de sondeos publicados no refleja esa supuesta igualdad. De las últimas 15 encuestas, solo una (SW Demoscopia) le otorga 69 escaños a la unión de PSOE, Más Madrid y Podemos. Las otras 14 lo ven imposible.

Esa proyección coincide con la de Sociométrica para EL ESPAÑOL, que prevé 75 escaños para la unión de PP y VOX por los 61 que obtendría la oposición. También coincide Sociométrica con todas las demás encuestadoras (salvo, en esta ocasión, Ipsos) en que Ciudadanos no llega al 5% de los votos y por tanto se queda fuera de la asamblea madrileña. Pero está por determinar si Edmundo Bal consigue en el último momento recuperar esas décimas que le sitúen por encima del umbral requerido.

El asunto es ahora medir en cuánto quedará el descalabro de Ciudadanos y cómo se repartirán sus votos, que fueron muchísimos en la anterior convocatoria de mayo de 2019. Ni más ni menos que 625.039, un 19,42% de los emitidos.

De ese reparto dependerá no tanto el triunfo electoral como la estabilidad de las mayorías resultantes. De entrada, si Bal llegara al 5%, Isabel Díaz Ayuso tendría que volver a pactar con dos partidos, aunque en una situación de mayor poder que en 2019, cuando la diferencia con Ciudadanos fue de apenas cuatro escaños (30 de Ayuso por los 26 de Ignacio Aguado). Ahora bien, si al final Ciudadanos se queda en el 3% o el 4%, ¿quién recogerá esos cientos de miles de votos y sus correspondientes escaños?

Los barrios ricos

Es imposible estimar al detalle qué votarán los otrora simpatizantes de la formación naranja, pero sí es posible intentar al menos hacerse una idea. La decadencia de Ciudadanos no es nueva: viene de las elecciones generales de noviembre de 2019, las terceras en la región en apenas siete meses.

Si en las primeras (las generales de abril), Ciudadanos había conseguido ser el partido más votado del centro-derecha con un 20,93% de los votos, solo por detrás del PSOE de Pedro Sánchez, en la repetición de otoño, Albert Rivera apenas logró un 9,05%, perdiendo casi medio millón de votos por el camino.

De ese medio millón, más de 200.000 se le escaparon en Madrid capital. Uno de los grandes retos a la hora de intentar prever quién se beneficiará de la estampida naranja reside en el hecho de que su votante era relativamente transversal, al menos en el espacio geográfico.

En la convocatoria de generales de abril fue el partido más votado en Barajas y Hortaleza, el más votado del centro derecha en Arganzuela, Puente de Vallecas, Villa de Vallecas, San Blas, Vicálvaro, Usera y Villaverde… y aun así quedó detrás del PP pero consiguió pasar del 20% de los votos en distritos más pudientes como Ciudad Lineal, Chamartín, Fuencarral, Moncloa, Retiro, Tetuán, Chamberí y Salamanca.

La repetición electoral de noviembre nos da pistas sobre qué votantes abandonaron el barco y con qué destino. La bajada de Ciudadanos estuvo entre el 11 y el 13% del total de votos -más del 50% en términos relativos- prácticamente en todos los distritos, pero ese porcentaje se repartió de manera muy distinta entre el resto del electorado: en Chamartín, por ejemplo, vimos una subida de casi 10 puntos del PP por solo un 2% de Vox. Lo mismo o muy parecido se puede decir de Moncloa, Fuencarral, Retiro, Chamberí Salamanca.

En otras palabras, en los distritos más ricos de Madrid capital, el voto fugitivo de Ciudadanos fue a parar casi en su totalidad al PP de Pablo Casado. De cada cuatro votos que perdió Ciudadanos, tres fueron a la formación azul. El PP también engulló a Ciudadanos en los distritos de Barajas, Hortaleza y Ciudad Lineal.  

Ahora bien, en los barrios de la periferia, los que quedan más allá de la frontera ficticia de la M-30, el reparto fue bien distinto: en Usera, Villaverde, Villa de Vallecas o Puente de Vallecas, la formación que más subió en términos relativos fue Vox, desmintiendo la imagen tópica del partido de Santiago Abascal como un partido de pijos tradicionalistas de toda la vida.

Esta búsqueda del voto desencantado en barrios humildes explicaría que tanto Rocío Monasterio como el propio Abascal hayan centrado su campaña en estos distritos. Si son capaces de captar tanto voto de Ciudadanos como lo hicieron en noviembre de 2019, su resultado puede ser superior al que indican las encuestas.

El sur y el Henares

Ahora bien, donde mejor resultado tuvieron Vox y Ciudadanos y donde más problemas tuvo el PP en las anteriores convocatorias, incluidas las autonómicas que llevaron a Díaz Ayuso a la Puerta del Sol, fue en el resto de la región, a menudo bajo el radar del análisis mediático.

Fuera de Madrid capital viven 3,3 millones de personas cuyo voto vale lo mismo. Ahí es donde el PP se maneja peor y donde realmente se pueden decidir las elecciones.

En abril de 2019, Ciudadanos fue el partido más votado en Valdemoro y superó al PP en Alcobendas, Alcalá, Alcorcón, Collado Villalba, Coslada, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Móstoles, Parla, San Fernando de Henares y Torrejón. Superó al PP en prácticamente todo el sur de Madrid y el corredor del Henares, municipios donde la inmigración es intensa y supone un tema de debate social que no existe en, pongamos, Chamberí.

Siete meses después, Rivera sufría un descalabro en todos estos lugares, pero aquí no hubo ambigüedad acerca de quién recogía mayoritariamente los votos: en casi todos los casos, el beneficiado fue Vox.

El partido de Santiago Abascal consiguió crecer más que el PP en todos los municipios mencionados menos Alcobendas y Alcorcón. En Valdemoro, feudo de Ciudadanos y con mucha presencia de guardias civiles, fue el partido más votado. En Fuenlabrada, Parla y San Fernando de Henares, feudos históricos de la izquierda, se convirtió en la segunda fuerza política.

Igual que sucedió con Ciudadanos en Cataluña durante sus primeros años, Vox es ahora mismo un partido de extrarradio y a ese votante de extrarradio se dirigen sus propuestas, por disparatadas que le parezcan al resto. Es un fenómeno muy parecido al del Frente Nacional en Francia, que creció a partir de las banlieues y ciudades multiculturales como Marsella.

Si Isabel Díaz Ayuso quiere aspirar a la mayoría absoluta o quedarse tan cerca que sea complicado justificar que Vox se oponga a sus medidas, tiene que dar el do de pecho en estas localidades. Por ejemplo, el llamado corredor del Henares fue una pesadilla para la actual presidenta hace dos años.

Aunque el PP ganó en Torrejón de Ardoz, solo pudo ser tercera en Alcalá de Henares, tras PSOE y Ciudadanos, y no pasó del cuarto puesto en los municipios vecinos de Coslada y San Fernando, por detrás también de Más Madrid y justo por delante de Vox. Ahí es donde tiene margen de mejora y en cuanto veamos cómo se reparten los votos en estos municipios nos haremos una idea más clara de cuál puede ser el resultado final en el total de la Comunidad.

Ciudad Lineal, nuestro Ohio

De hecho, la riqueza política de Madrid, y más en un escenario de seis partidos, hace que los resultados varíen muchísimo de un lugar a otro y que sea difícil hablar de tendencias comunes. El bipartidismo lo hacía todo más fácil: el sur y el Henares para el PSOE; el interior de la M-30 y los caminos a la Sierra, para el PP.

Ahora todo es más complejo: Más Madrid, por ejemplo, parece un producto típicamente urbano, cuyos resultados son mucho mejores en la capital que en el resto de la Comunidad. A Unidas Podemos, gracias al apoyo de la estructura clásica del PCE, le pasa lo contrario: resultados muy flojos en la capital pero aceptables en los núcleos habituales de la izquierda.

Es casi imposible encontrar un distrito o municipio cuyos resultados parciales calquen los totales de la Comunidad. De tener que elegir uno, nos quedaríamos con Ciudad Lineal, que al menos en las últimas dos convocatorias autonómicas, las del multipartidismo, se ha acercado muchísimo a los resultados finales: en 2015, ganó Cristina Cifuentes por delante de Gabilondo, López y Aguado, en ese orden. En 2019, el triunfo fue para Gabilondo con un 25,97% de los votos (por el 27,35% acumulado en la Comunidad), seguido de Ayuso con el 25,44% (22,21%), Aguado con el 19,8% (19,42%), Errejón con el 14,36% (14,65%), Monasterio con el 8,01% (8,86%) y Serra con el 4,4% (5,56%).

Como se ve, con una pequeña inclinación hacia la derecha (el PP consiguió mejores resultados mientras PSOE y sobre todo Unidas Podemos bajaban un poco respecto a la media regional), los resultados son parecidos. Algo similar sucede en Moratalaz, aunque en este caso la ligera desviación se da en favor de los partidos de izquierda.

Ciudad Lineal y Moratalaz serán dos de los distritos que tendremos más en cuenta la noche electoral y que nos marcarán tendencias. No serán, sin embargo, los decisivos, papel que dejamos al corredor del Henares y a las pobladísimas localidades del sur. En cuatro días, saldremos de dudas.

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