El presidente de Melilla, Eduardo de Castro González, ocultó a la cúpula de Ciudadanos que estaba siendo investigado por un supuesto delito de prevaricación administrativa y malversación.

De Castro habría cometido presuntas irregularidades al adjudicar el servicio de grúas de la ciudad autónoma a un familiar del vicepresidente, causando un daño a las arcas públicas de más de cinco millones de euros.

Ante estas investigaciones, Inés Arrimadas ha decidido fulminar ipso facto a su principal dirigente autonómico. Y lo ha hecho "por haber ocultado su condición de imputado en un procedimiento penal de extraordinaria gravedad que afecta a su condición de representante institucional", según fuentes de la dirección del partido.

Estas mismas fuentes señalan a EL ESPAÑOL que "los principios e ideario del partido son un marco inquebrantable" y que por eso no tuvieron dudas a la hora de actuar. Máxime, al ver cómo el presidente de Melilla recurrió a la "ocultación" cuando se le pidieron explicaciones: "Nos dio explicaciones poco convincentes y ocultó información, algo intolerable cuando se trata de acusaciones tan graves".

El partido liberal ha actuado conforme al artículo 116.1 de sus vigentes Estatutos, que establece que no se puede "actuar en el ejercicio del cargo público de forma contraria a los principios y normas aprobadas por el partido, con deslealtad al partido, así como hacia sus órganos de gobierno, cuando perjudiquen gravemente su consideración ante la opinión pública".

Contra Arrimadas

Según ha podido saber este periódico, Eduardo de Castro no tenía ninguna responsabilidad en los órganos de la formación y tampoco tenía interlocución directa con la dirección de Ciudadanos.

Cabe recordar que De Castro también fue imputado a finales de 2020 por prevaricación administrativa y malversación tras una denuncia del PP. En este caso, se dirimía una supuesta concesión a dedo al centro de menores de Rostrogordo, puesto en marcha durante la pandemia.

Eduardo de Castro González en una imagen de archivo. Efe

Eduardo de Castro nunca ha tenido especial afinidad política con Inés Arrimadas. De hecho, apoyó a Francisco Igea en las primarias del partido frente a la actual dirigente de Ciudadanos. Y eso que en una entrevista concedida a este medio había asegurado previamente que ella era "la sucesora natural de Albert Rivera" y que aporta "los valores que necesitamos en este momento".

De Castro ha sido el líder de Ciudadanos en Melilla desde la creación de la delegación de la formación naranja en la ciudad autónoma en 2015, dos meses antes de las elecciones municipales de aquel año, en las que fue cabeza de lista.

Cs logró dos escaños en aquellos comicios y se quedó en la oposición junto con Coalición por Melilla (CPM) y PSOE, después de que Populares en Libertad (PPL), con un escaño, llegara a un acuerdo con el PP para alcanzar la mayoría absoluta en la Asamblea de Melilla y revalidar el Gobierno.

Único escaño

En las elecciones de 2019, cuatro años después, De Castro volvió a encabezar la lista de Cs y, pese a la pérdida de respaldo en las urnas, donde logró solo un escaño, éste resultó clave para sumar mayoría con los 8 escaños de CPM y los 4 del PSOE, que votaron al único diputado naranja como presidente.



De Castro afirmó tras salir elegido presidente de Melilla que Cs sabía lo que iba a hacer "desde el primer día", pero no aclaró si tenía el visto bueno de su partido.



Cs, por su parte, de la mano de su entonces portavoz, Inés Arrimadas, dijo que estaban "recopilando información" para "tomar medidas" en los ayuntamientos donde sucedió algo "inesperado", como en Huesca, Burgos o Melilla, si bien días más tarde envió a uno de sus dirigentes nacionales, Miguel Gutiérrez, a la proclamación de De Castro. 

Ese historial de desavenencias con la actual dirección de Ciudadanos ha llegado a un abrupto final este viernes, cuando la formación ha expulsado a su principal líder autonómico remitiéndose a los "principios e ideario del partido".

La respuesta

El presidente de Melilla ha respondido este sábado, 24 horas después de que Ciudadanos hiciera pública su expulsión del partido, a través de un comunicado. En el texto, De Castro tacha de "injusta" e "irresponsable" la decisión porque "vulnera la presunción de inocencia" en los asuntos judiciales que asegura han emprendido contra él PP y Vox desde el inicio de su mandato en junio de 2019.

Además, el presidente se mantiene firme en su intención de mantenerse en el cargo y pide que se reconsidere el dictamen de la comisión de régimen disciplinario de Ciudadanos porque "puede acarrear un grave perjuicio a la estabilidad política de la Ciudad" después de que los populares hayan pedido a PSOE y CPM -los otros dos partidos de la coalición de gobierno en Melilla- que cumplan el pacto antitransfuguismo y retiren su apoyo a Eduardo de Castro.

De Castro manifiesta también que "la decisión adoptada responde a una actuación extemporánea, desmesurada y carente de toda lógica", y denuncia que podría acarrear "un grave perjuicio a la estabilidad política de una Ciudad Autónoma con la que adquirimos un compromiso sincero de gobernabilidad hace apenas dos años, y en una situación extremadamente delicada como es la pandemia que estamos sufriendo".

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