El líder de Vox, Santiago Abascal.

El líder de Vox, Santiago Abascal. Reuters

Política COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL

El nuevo "código ético" de Vox: sus diputados tendrán que renunciar al coche oficial y al bonotaxi

La dirección del partido aprueba un reglamento que obliga a sus cargos públicos a prescindir de varias prerrogativas.

8 mayo, 2019 02:44

Vox se prepara para aterrizar en el Congreso. Sus 24 diputados llegarán a la Carrera de San Jerónimo el próximo 21 de mayo, pero deberán hacerlo “en su coche particular o en su moto”. La nueva política del partido de Santiago Abascal, según ha podido saber EL ESPAÑOL, incluye desde ahora varias renuncias a los conocidos como “privilegios” de sus señorías. 

La formación de la nueva derecha reunía este martes por la tarde a los miembros de su Comité Ejecutivo Nacional (CEN), el máximo órgano de dirección del partido. Durante ese encuentro formal, que se celebra normalmente cada mes, Vox ha aprobado un nuevo código ético para sus cargos públicos, con el fin de evitar “gastos innecesarios”, según cuentan a este periódico fuentes cercanas al partido. Un reglamento “muy estricto”, detallan esas mismas fuentes.

En concreto, Vox renunciará al vehículo oficial que pone a su disposición la Cámara Baja para los portavoces de los grupos parlamentarios. Ese coche también pueden utilizarlo los nueve miembros de la Mesa (presidente, vicepresidentes y secretarios), aunque no se espera que los de Abascal consigan plaza, porque con sus 24 asientos necesitarían que otro grupo les prestara votos, y PSOE, PP y Cs no están por la labor de ceder ningún asiento.

Asimismo, también se prevé que los diputados de Vox deban prescindir de la tarjeta personalizada de taxi por valor de 3.000 euros al año que el hemiciclo ofrece a los parlamentarios para facilitar sus desplazamientos. 

Con estas medidas, Vox eleva a nivel nacional el compromiso que ya adquirieron los 12 diputados del Parlamento de Andalucía. Allí “Vox no tiene vehículos oficiales”, explican a este diario fuentes del partido verde en la citada región. “No creemos que el despilfarro de los coches oficiales sea necesario”.

Siguen la estela de Podemos y Cs

Sin embargo, esa política no es nueva. El rechazo de Vox a estas prerrogativas recuerda a las que en su momento anunciaron Podemos y Ciudadanos cuando irrumpieron en la Cámara Baja, hace ahora tres años. También UPyD en su momento. 

La formación de Pablo Iglesias fue más allá y acordó la limitación salarial a un máximo del equivalente a tres salarios mínimos, una medida que el partido morado aplica a todos sus cargos públicos. El resto del sueldo, según dicen los estatutos, lo donan a organizaciones sociales sin ánimo de lucro. En Vox, no obstante, no van a llegar a ese extremo: “Mantenemos nuestra filosofía de eliminar gastos superfluos, pero sin histrionismos populistas”.

A pesar esas buenas intenciones que pretendían acabar con las viejas formas del bipartidismo, esta legislatura tan sólo el 25% de los diputados ha renunciado a la tarjeta del taxi. Y en esa cifra se incluyen 41 políticos de Podemos.

No supone un ahorro

El hecho de que un diputado renuncie al coche oficial no supone realmente ningún ahorro para el contribuyente, dado que los vehículos siguen a disposición de la cámara. Concretamente, en el Congreso hay un parque móvil compuesto por 25 vehículos en régimen de arrendamiento: 23 turismos y dos monovolúmenes, uno de ellos adaptado a personas con movilidad reducida e incluso con capacidad para silla de ruedas.

En su momento, la popular Celia Villalobos tachó de “excesivo postureo” la decisión de Podemos y Cs. “Yo los uso para venir a trabajar”, se defendía en 2016. “Los coches son propiedad de la cámara y los conductores son funcionarios, por lo que no utilizarlos no supondrá un ahorro para las arcas públicas”, apostillaba.

¿Qué falló el 28-A?

La reunión del Comité Ejecutivo Nacional se produce una semana después de las elecciones generales. El 28-A Vox cosechó casi 2.700.000 votos, lo que se tradujo en 24 actas. Todo un éxito para un partido extraparlamentario, pero que supo a poco dadas las expectativas que rodeaban al partido de derecha radical. 

Por ello, la CEN, además de esa nueva política de recortes para sus cargos públicos, también ha analizado los posibles fallos de la campaña electoral. La alta movilización registrada en los mítines no se tradujo un sorpasso a las otras fuerzas políticas. Vox se tuvo que conformar con la quinta posición.

En ese análisis postelectoral se incluye la relación de Vox con la prensa. “Hemos minusvalorado la capacidad de los medios de conformar la opinión”, reconocía el propio Abascal en una entrevista un día después de conocerse los resultados, donde también admitía que habían sobrevalorado el poder de las redes sociales.

Código ético, redefinición de la estrategia electoral y mejorar la política de fichajes. Esos son, entre otros, los asuntos que se han abordado en este encuentro. Los rostros poco conocidos y algunos candidatos rana no han ayudado a la hora de atraer al electorado. “Ahora toca afinar en la supervisión de las listas”, admiten en Vox, donde se han ‘colado’ varios aspirantes con un pasado turbio o declaraciones comprometedoras.

El Comité Ejecutivo está compuesto por una veintena de personas, entre las que se encuentran las principales caras visibles de la formación: Santiago Abascal, presidente; Javier Ortega Smith, secretario general; Iván Espinosa de los Monteros, vicesecretario de Relaciones Internacionales; o Rocío Monasterio, responsable de Acción Social.

Antes de las elecciones generales y durante la Asamblea General Ordinaria celebrada en febrero, el partido aprobó un nuevo código ético donde regulaba las normas de conducta que debían seguir los miembros del partido con responsabilidad pública o dentro de la formación. Son los famosos diez mandamientos de Vox, un decálogo de principios que todos los cargos públicos y orgánicos deben suscribir: defensa de España, vocación de servicio, lealtad, sacrificio...