Cristian Campos Daniel Ramírez

Edmundo Bal (Huelva, 1967) ha centrado la campaña del 4-M en la utilidad. Una estrategia asentada en dos pilares. Uno, político: "Sólo Ciudadanos puede evitar que Vox entre en el Gobierno". Otro, social: "Somos el único partido que evita la crispación". Y, a partir de ahí, a percutir la batería del optimismo.

El candidato liberal ni siquiera se plantea que su formación no alcance el 5% necesario para obtener representación en la Asamblea de Madrid. Propone reeditar "el Gobierno que ya estaba funcionando", el de PP y Ciudadanos.

Reitera que la ganadora de las elecciones será Isabel Díaz Ayuso y que "está en juego la vicepresidencia": Rocío Monasterio o Edmundo Bal. "Liberalismo o trumpismo", "moderación o extremismo", esa es la cuestión. Así plantea las elecciones este abogado del Estado. En una improbable vuelta a la tortilla, "también sería la entrada de Ciudadanos lo que evitaría un gobierno de la izquierda con Pablo Iglesias dentro".

A lo largo de estas dos semanas de campaña, muchas personas han parado a Bal por la calle para agradecerle... ¡su educación! "¡Quién me lo iba a decir a estas alturas! Es tremendo, pero está sucediendo. La educación se ha convertido en arma electoral. Soy de los que piensa que la exquisitez en las maneras debe ir en el sueldo del político". Bal es el candidato educado. Ni uno solo de sus adversarios ha hablado mal de él en lo personal. Va por las plazas y le quieren, pero... ¿lo votarán?

Confiese su sensación, arriesgue: ¿cuántos escaños tendrá Ciudadanos en Madrid el 5 de mayo?

Más de siete, seguro. No sé decir el número porque quedan dos días de campaña, pero creo que estamos en un buen momento. Después del debate de Telemadrid, nuestros números internos indican que hemos superado la barrera del 5% y que la tendencia es ascendente.

Eso se reafirmó tras lo sucedido en el otro debate, el de la Cadena Ser. Lo lógico es que nuestro electorado, y así me lo hacen llegar desde las redes sociales y en actos públicos, quedara satisfecho de la postura que yo mantuve. Sentarme a la mesa, pedir respeto y confrontar propuestas. Tengo confianza. Creo que hemos superado el corte y que vamos a sacar más de siete diputados.

Independientemente de lo que pase, ¿su vida política se acabará en Ciudadanos?

Mi vida política sólo tiene un partido: Ciudadanos. Lo he dicho muchas veces. No voy a militar en ningún otro. Entiendo que haya personas que tengan la necesidad de estar siempre en la política. A veces ocurre porque no tienen una profesión a la que regresar. En otras ocasiones es cuestión de ego y vanidad.

Yo no tengo ninguna de esas dos necesidades. Estaré siempre en Ciudadanos. Cuando deje la política, me volveré a mi querida Abogacía del Estado, que es donde he pasado gran parte de mi vida y donde tanto he disfrutado.

De usted habla bien (casi) todo el mundo: periodistas, tertulianos, otros candidatos… ¿Teme que le pase como a aquel Adolfo Suárez que decía aquello de “quiéranme menos y vótenme más”?

Se lo he dicho a alguno que se me acerca por la calle -se ríe-. Pero ya les digo: tengo confianza. Ayer por la tarde, dos señoras muy mayores me dijeron: “Somos dos socialistas de toda la vida y ya le hemos votado por correo”. La gente se está dando cuenta de que la utilidad de su voto puede estar en Ciudadanos.

Históricamente, al centro siempre le ha perjudicado lo del "voto útil".

Sí, sobre todo en tiempos del bipartidismo. Sin embargo, a consecuencia de esta polarización, de tanto insulto, el voto útil hoy es Ciudadanos. Porque al votante moderado de centro izquierda no le gusta nada lo que ha hecho Gabilondo: echarse en brazos de Iglesias. Y el centro derecha tiene miedo de que pueda gobernar Vox.

Las encuestas, con números abrumadores, nos están diciendo que la señora Ayuso va a volver a ser la presidenta de la Comunidad. La cuestión es saber si el vicepresidente voy a ser yo o la señora Monasterio. Y Vox es algo que al votante de centro, sea de derecha o izquierda, no le gusta.

Cuando usted fue nombrado candidato, las encuestas le daban menos de un 3%. ¿En qué ha notado ese crecimiento?

Se ve mucho a través de las redes sociales. Lo sé porque contesto yo directamente a los mensajes. Se ve mucho también en la calle, en las carpas, en los actos que hacemos… Además, hay un altísimo grado de consenso en el partido, incluso en los que han sido críticos con la dirección. Por ejemplo, esta mañana, los del grupo parlamentario europeo han salido con las letras que forman la palabra Edmundo, como si fueran unas cheerleaders americanas. Me ha hecho muchísima ilusión.

El otro día en la plaza del 2 de mayo, estuvo Soraya Rodríguez, con quien estoy mucho en contacto. Vinieron Lus Garicano, Jordi Cañas, Bauzá… La gente está haciendo muchos esfuerzos. El domingo, en el acto de cierre, estará Javier Nart.

Algunos de sus votantes viajan al PP y otros a la abstención. Pero por un mismo motivo: la utilidad. Ese ha sido su desafío de campaña, responder a la pregunta "¿para qué sirve votar a Ciudadanos?"

Claro. Es lo que venimos comentando... Ayuso ya es presidenta de la Comunidad de Madrid. ¿Quieres que sea Monasterio la vicepresidenta? ¿Quieres a un consejero de Sanidad antivacunas? ¿Quieres que haya un consejero de Educación que meta la política en las aulas? ¿Quieres que se lleve la política de familias a través de Vox, que sólo cree en un modelo de familia?

¿O quieres que, por el contrario, sea yo el vicepresidente de la Comunidad de Madrid? Tenemos ya la experiencia de dos años de gobierno. Se habla del milagro económico. Llevamos la política económica y las políticas sociales. Somos el ejemplo de modernidad sin el cual el PP realizaría políticas conservadoras, y no las liberales y modernas que defendemos. Esa es la elección. Votar a Ayuso no es útil porque ella ya tiene los números para ser presidenta, pero votar a Cs es útil para evitar la entrada de Vox. Por cierto, Ayuso no niega que vaya a formar gobierno con Vox.

¿En qué se diferenciaría una Comunidad de Madrid vicepresidida por Vox de una vicepresidida por Ciudadanos?

En términos generales, sería una Comunidad de Madrid en blanco y negro. Un Madrid antiguo. Con Ciudadanos, en cambio, sería el Madrid de la modernidad. Hay mil y un ejemplos. Se ha visto en estos dos años de gobierno, en los que Ciudadanos ha aportado mucho. Somos un ejemplo de buena gestión. Y lo demostramos en materia de transparencia, transporte, cultura, ciencia, innovación, deporte, economía...

Es importante subrayar esto de "política económica" porque PP y Vox no hacen política económica, sólo hacen política fiscal. Y con ella estamos de acuerdo, pero hay que hacer más. No basta sólo con la política fiscal, con los bajos impuestos. Hay que impulsar la economía.

Lo que aporta Vox es, sin exageración, el trumpismo. Me hace gracia la poca originalidad que tienen para diseñar campañas, copiándolas de Donald Trump. Vemos estos días, con el caso del voto por correo, un claro ejemplo. Hablan de conspiración, de conjura… Con la inmigración hacen lo mismo.

No obstante, y en el caso de que ustedes consigan representación, la pregunta es: ¿con quién prefiere gobernar Ayuso? ¿Con Cs o con Vox? No lo ha aclarado. ¿Cuál es su sensación personal?

Habría que preguntárselo a ella. Y a Casado también. En las últimas intervenciones vemos que ella se acoge a una suerte de madrileñismo, semejante a un Partido Popular Nacionalista Madrileño, como el Partido Popular Nacionalista Galego de Núñez Feijóo que, por cierto, quiere desmantelar allí la Guardia Civil. Sorprende mucho que lo haga el PP.

Pero responda acerca de Ayuso: ¿ella qué quiere? ¿O qué piensa usted que ella quiere?

Todos sabemos que la imagen de Díaz Ayuso se ha escorado mucho a la derecha; no tiene nada que ver con el centro. Sabemos que hay muchos simpatizantes de Vox que la prefieren a Monasterio. Ven en Díaz Ayuso a alguien claramente de derechas. Pero en Madrid, que es una Comunidad de moderación y de paz, sería más razonable que el PP quisiera gobernar con Ciudadanos.

Edmundo Bal, durante su entrevista en la redacción de El Español. Esteban Palazuelos

Se está gestando la idea de que una victoria de Ayuso, sobre todo si es por mayoría absoluta, provocará un cambio de rumbo de la política española y que el PP adelantará en los sondeos al PSOE por primera vez en varios años. Supongamos que es cierto. ¿Qué papel jugará ahí Ciudadanos, en ese nuevo escenario?

Es difícil saberlo. No tenemos una bola de cristal ni sabemos qué va a decidir en política nacional Iván Redondo como estratega del PSOE. A mí no me gustan las mayorías absolutas, porque los gobiernos de coalición, que reciben tantas críticas, son más plurales y diversos.

Con respecto al futuro, no puedo saber. Ciudadanos va a seguir representando el centro. Como siempre, miraremos a derecha y a izquierda para llegar a acuerdos. Llegaremos a acuerdos con PP o PSOE. En Europa tienen una idea muy clara de lo que es un partido de centro, pero parece que aquí todavía sorprende que un partido pueda pactar a un lado y a otro.

A usted siempre le ha gustado mucho la política: ¿afrontamos la campaña más crispada de los últimos diez, veinte o treinta años?

Desde luego, de las que me han tocado vivir en estos dos últimos años, es la más dura. También, como ciudadano, no recuerdo otra igual. La lona que hemos desplegado quiere manifestar la forma en la que hemos desarrollado la campaña: con total educación, con respeto a los adversarios. No hemos caído en las provocaciones que hemos sufrido; sobre todo por parte de Rocío Monasterio, que ha sido muy proclive a regalarme calificativos insultantes.

Se debe, en parte, a que yo en mi vida no soy así. Como ciudadano no soy gritón ni irrespetuoso. Pero incluso el que sea maleducado como ciudadano, al convertirse en político, debería mostrar la más exquisita educación con los adversarios. A los políticos nos pagan para usar la cabeza. Si no, acabamos con lo que hemos visto en esta campaña: “Fascistas”, “comunista”, “comunismo o libertad”, “filonazi”, “amargada”...

Cuando le dicen que el centro es equidistancia, usted responde…

Me choca que la gente lo use como algo malo. Etimológicamente, significa el punto medio entre dos lados. El uso peyorativo de ese término es una señal de la polarización que vivimos. Parece que uno tiene que estar en uno de esos dos lados. En el centro tienes lo mejor de la derecha y lo mejor de la izquierda. No tienes que renunciar a nada. Somos una fuerza capaz de mantener impuestos bajos y políticas sociales ambiciosas. Se trata de una forma de pensar que aspira a gobernar para todos.

Estamos asistiendo a una ristra de amenazas de muerte a políticos prácticamente diaria. ¿Habían existido siempre y no se mostraban o realmente se están incrementando hoy?

Me ha llamado la atención la entrevista que se ha rescatado de Iglesias: afirmaba que todos reciben amenazas y que lo mejor que se puede hacer es no publicitarlo porque genera un efecto llamada. También decía Iglesias que si se publicitan parece que uno quiere "dar pena". Entonces no sé por qué ha sido el primero en dar publicidad a esas amenazas.

Yo, desde luego, no voy a negar la gravedad de una amenaza. Son amenazas en toda regla y no me voy a reír o dudar de ello como hacen otros. Hay que ponerlo en conocimiento de la Fiscalía y tiene que ser investigado para llegar a la verdad. Hay que saber quién ha enviado esas balas.

He pedido a mis adversarios políticos que condenen toda la violencia. También la violencia contra Vox cuando les han tirado piedras en Vallecas, y que condenen las navajas, las balas y que condenen cuando han limpiado el suelo con lejía como nos hacían a Ciudadanos en Cataluña. También la violencia que cometió Isa Serra, que ha sido condenada, contra una policía que defendía la seguridad ciudadana.

¿Qué opina de la estrategia de la izquierda? La exhibición de esas amenazas en los medios de comunicación.

No tenía una opinión formada, porque no sabía que en el pasado otros políticos también habían sufrido amenazas. Como nadie las había publicitado, me llama la atención, entonces, por qué ahora sí se publicitan. Más aún cuando se ha descubierto que, en el caso de Reyes Maroto, quien ha enviado las amenazas es una persona con trastorno mental.

Edmundo Bal es abogado del Estado. Esteban Palazuelos

A su juicio, ¿quiénes son los responsables de ese odio que se está inyectando a la sociedad?

Los extremos se retroalimentan. Se necesitan el uno al otro. Cuando alguien polariza una sociedad lo hace para sacar rédito político y porque sabe que también fortalece al otro polo. Con Podemos, hay un añadido: está en el Gobierno de España y llevamos sufriéndolo estos dos últimos años como consecuencia de la política de Sánchez.

Podemos, por ejemplo, fue quien le dijo a Sánchez que no podía cerrar unos Presupuestos con Ciudadanos y le instó a que lo hiciera con Esquerra y con Bildu. Podemos alienta desde dentro del gobierno las caceroladas contra el Rey.

Podemos está en el Gobierno y tiene mucho poder. Es un partido populista, radical y que está echado, por completo, en brazos de los independentistas. Vox, por otro lado, es el peligro de lo que puede venir. Se ve claramente en la Comunidad de Madrid.

¿Ayuso y Gabilondo son culpables de la polarización?

No han ayudado, desde luego. Nosotros ya advertimos desde el primer momento del rumbo de Gabilondo y los hechos nos han dado la razón. Gabilondo decía que con “Iglesias no”, que “con este Iglesias no” y en el debate de Telemadrid decía que sí, que iban a ganar juntos las elecciones, “querido Pablo”. Estaba claro.

Si Sánchez confía en Iglesias y en Podemos para el Gobierno de la nación, qué va a hacer Gabilondo, que nunca le ha levantado la voz a su jefe de filas para criticar nada. A diferencia de García-Page o Lambán, que sí han criticado las decisiones de Sánchez sobre los Presupuestos.

Gabilondo es una persona de altura intelectual, un hombre con el que se puede hablar, pero es totalmente acrítico con los designios de Sánchez. Y hará lo que Sánchez le diga. Y Sánchez hará lo que le diga Esquerra Republicana de Cataluña. No hay más.

Por el otro lado, a Ayuso hay que afearle que no aclare si va a formar gobierno con Vox. Sería fácil que lo dijese con claridad. Los madrileños tienen derecho a saber a quién están votando. ¿Formará gobierno con Vox? Si alguien ha decidido votar al Partido Popular es muy posible que esté votando también a Vox y no esté de acuerdo con eso.

Se está generando con Ayuso una especie de fenómeno fan en parte similar al que se gestó con Arrimadas en Cataluña. ¿Qué opinión le merece?

No tengo mucho que decir sobre eso. Parto de la idea de que los votantes son gente adulta. Hay otros políticos que los tratan como niños: “Socialismo o libertad”... Siempre digo lo mismo. Quiero llegar al gobierno de la Comunidad de Madrid y las decisiones no las tomaré para contentar a las personas que me han votado, sino para contentar a todas las personas. A las que me han votado y a las que no.

En ese sentido, lo que espero el día de mañana es formar ese gobierno y garantizarle a todo el mundo que, si soy vicepresidente, me llevaré muy bien con Díaz Ayuso porque me llevo muy bien con todo el mundo. No tengo enemigos. En el Gobierno de la Comunidad de Madrid todo el mundo hablará bien de mí.

¿Qué es Vox?

Vox es la agenda del retroceso, del pasado. Es el experimento que podría suceder en el gobierno de Madrid.

¿Qué es Podemos?

Podemos es la agenda del enfrentamiento y de la división. Y es la experiencia que ya hemos tenido en el Gobierno de España.

¿Qué es Ciudadanos?

Ciudadanos es la agenda del futuro.

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