Gestos de preocupación entre los vecinos de Puerta de Toledo, donde se ha producido la explosión de un edificio.

Gestos de preocupación entre los vecinos de Puerta de Toledo, donde se ha producido la explosión de un edificio.

Madrid Capital

Zona cero de la tragedia en Madrid: Puerta de Toledo

Ya hay tres muertos y un desaparecido. En el solar de La Latina se siguen escuchando golpes de algo parecido a una piqueta monumental, y todas las cañerías del gas abiertas por los Bomberos.

20 enero, 2021 20:58

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Fin de La Latina. Principio de Puerta de Toledo, número 98 de la 'Calle de la Tragedia'. Edificios del año de Maricastaña rehechos por arquitectos de interiores y muchos bloques, nuevos, reafirmados. Lo primero era el caos en las redes y después el edificio desnudo, y gente que hablaba de bares conocidos por el cronista: 'La Lechería', 'El Maratón'.

Los hectolitros de nieve sucia y gente que pasea al perro, que fuma, con nerviosismo y va atendiendo a las llamadas. El silencio ha sido el de siempre, el mismo, que se oye cuando (sic) hay algo que explota en Madrid. En la puerta de Lucio hay camareros nerviosos, en los locales de la Plaza de la Cebada hay menos jolgorio del de siempre: el televisor con el Breaking News y el taxista contando dónde estaba cuando el bombazo.

En la urgencia del taxi dejan entrar hasta bien entrada la calle de Toledo. En la puerta del Teatro de La Latina Jamir sigue con los malabares, y un señor con mascarilla quirúrgica le reprende con un paraguas al lado.

Vista aérea de la explosión de calle Toledo

El helicóptero de las grandes tragedias sobrevuela rasante, mientras los nacionales - aunque escrupulosamente no sean de la Unidad- pasan, santiguándose, el doble cordón municipal. Por las redes el vecindario va haciendo acopio de recuerdos, pero todos salieron hacia la zona cero cuando el bombazo. De hecho, dicen que la Puerta de Toledo "desapareció entre humos y cascotes" al unísono de la detonación.

Hay actores famosos llorando, cámaras que suben a pisos de viudas, TEDAX que bajan que quizá no estén de servicio. Los de los pisos colindantes se quejan de la presión mediática: "Irse a la Puerta del Sol". Mientras, va detonándose la tarde.

El cronista se encuentra con Carmen, y la actriz que llora, le presta una chaqueta. Carmen es de la Residencia 'Los Nogales', de al lado, y le ha pillado el cambio de guardia. Lleva los nervios desatados, porque entraba a la hora trágica y dice que sus compañeras la han sacado en volandas.

Aun a la hora de enviar la crónica sigue atendiendo el teléfono, pero se ve la entereza de la gente de Salud. Carmen desaparece después entre la niebla - esta vez la meteorológica-, porque su hijo viene a recogerla. La actriz sigue llorando. Y recibiendo llamadas. El 'Bar Eduardo' es otro de los centros de información: "Salieron con los móviles, salimos, como si no hubiera mañana".

Ya hay tres muertos y un desaparecido. En el solar de la La Latina se siguen escuchando golpes de algo parecido a una piqueta monumental, y todas las cañerías del gas abiertas por los Bomberos. La calle de Toledo, hasta donde nos dejan entrar, abierta al transeúnte, es toda curiosidad y luto. Todos con los móviles. La Policía con gesto serio; los teleobjetivos. Y más explosiones que, Ayuso mediante, supimos que eran provocadas.

Lo más dramático es ver cómo después de la tragedia la vida sigue, cómo a pesar de todo, los policías empiezan a contestar al WhatsApp y la muerte se relativiza y los cámaras se vuelven a lo suyo. Dicen que es la hora de los arquitectos, de los "peritos y de los forenses".

Vista del fuego que aún queda después de la explosión del edificio de calle Toledo de Madrid

Una caldera es el diablo. En Puerta de Toledo ya nada volverá a ser lo de antes. O sí. Que hay gente, como Mateo Salas, que piensa, con razón, que por "aquí, pese a todo, ha pasado un ángel". Al cronista le ha impresionado lo que cuenta Isabel, vecina de la Calle de Calatrava: "Aún hay fuego".

Aquí, frente al Nesquik, todos creen que el hecho de que no haya habido masacre es milagro de Virgen de la Paloma. Hace frío. Hay psicólogos -vecinos- que vienen a ayudar con un café. Los nervios se disipan.

Parece que la pandemia inmuniza frente a la catástrofe, a los que los de la zona van poniendo nombres y persignaciones. En el Metro se ha notado, y hoy la Virgen de la Paloma tiene más followers que ayer. El cimbreo llegó al subsuelo. A Pablo lo llama la madre: "Mamá, que iba en el coche. Nada".