Nuevo cambio de calles en el Ayuntamiento de Madrid. Aunque con un signo contrario al impulsado por Manuela Carmena en 2017. Por primera vez en Democracia, perderán sus calles en la capital dos líderes del PSOE: Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto.

Así lo ha aprobado el pleno del Ayuntamiento de Madrid con los votos de PP, Cs y Vox. La propuesta ha sido realizada por los de Santiago Abascal. Efecto bumerán. Los socialistas han visto cómo su propia ley de Memoria Histórica -acuñada por José Luis Rodríguez Zapatero en 2007- ha servido como pretexto para privar de sus calles a dos prohombres de su partido.

Vox negoció con PP y Ciudadanos un día antes de comenzar el pleno. Los liberales tenían dudas en cuanto a la postura sobre Prieto, pero la propuesta ha sido indivisible y no ha permitido votar los nombres por separado. Así que los de Begoña Villacís han decidido el “sí” con todas sus consecuencias.

A lo largo del debate, los concejales de PP y Cs se han limitado a decir que "cumplen con la ley". Los ediles de PSOE y Más Madrid, a modo de respuesta, les han recriminado abrazar a Vox y "romper el consenso de la Transición".

Francisco Largo Caballero fue presidente del Gobierno durante la Guerra Civil. Antes había sido ministro en varias ocasiones, siempre en tiempos de la República. Sus logros como responsable de Trabajo fueron oscurecidos por sus obsesiones revolucionarias.

Dio el golpe de Estado de 1934 y llamó a la Guerra Civil en enero de 1936 en caso de que las derechas ganaran las elecciones. Murió en París a mediados de los cuarenta.

Indalecio Prieto fue ministro de Hacienda y de Obras Públicas. También instigó el golpe de 1934. Vox -así como los detractores de su figura- le vincula con el asesinato de José Calvo Sotelo. Hubo implicados socialistas miembros de La Motorizada -grupo creado por Prieto-, pero son muchos los historiadores que tachan a los que apretaron el gatillo de “indisciplinados”. En la Fundación de Prieto reiteran que el ministro fue ajeno a todo aquello.

Ya durante la guerra, Prieto pidió a su propio bando que no incurriera en los crímenes de retaguardia. Lo hizo incluso por la radio. Famoso es su discurso de agosto de 1936.

Vox también le asocia con el “saqueo del Banco de España” y le acusa de haber gastado en lujos personales el dinero destinado a los exiliados republicanos.

En su exilio de París, hasta su muerte en los sesenta, Prieto propugnó la restauración democrática en España mediante un pacto con los monárquicos.

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