Dos mujeres andan por la calle con mascarillas en la cara.

Dos mujeres andan por la calle con mascarillas en la cara. E. E.

Madrid Comunidad

Médicos piden a Ayuso repartir mascarillas quirúrgicas y no FFP2 ante el "riesgo" que suponen

"Su uso dificulta la respiración y, en algunos, no tolerable" afirman jefes de servicio de 15 hospitales, que ven "desproporcionada" la medida. 

10 mayo, 2020 14:02

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Los jefes de servicio o responsables de medicina preventiva en una quincena de hospitales de Madrid han enviado una carta a la Comunidad de Madrid en la que piden que no se repartan mascarillas FFP2 para la población general, porque pueden provocar mayores riesgos, y que se elija en su lugar mascarillas quirúrgicas.

Los madrileños podrán recoger desde este lunes y durante 15 días una mascarilla FFP2 de forma gratuita presentando su tarjeta médica en la farmacia. 

La misiva, a la que ha tenido acceso Efe, fue enviada este sábado al consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, y al nuevo viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero, quien sustituye a Yolanda Fuentes, la directora general que dimitió por no compartir la petición de Madrid de pasar a la fase 1.

“Por su tamaño y alcance, el uso de mascarillas quirúrgicas es la medida preventiva más adecuada para prevenir este mecanismo de transmisión”, aseguran y consideran que la distribución de mascarillas de protección FFP2 “puede confundir a la población y no ayudar al control de la transmisión" poniendo en riesgo "la seguridad y la salud de los profesionales sanitarios”.

Medida "desproporcionada"


Piden rectificar la distribución de esta mascarilla entre la población general, que consideran "una medida desproporcionada si no se asegura antes su disponibilidad en las situaciones en las que realmente están indicadas", en concreto para "trabajadores sanitarios, en función de los procedimientos de riesgo", "una prioridad por su mayor riesgo de contagio”.

Y detallan por qué este tipo de mascarilla puede suponer un mayor riesgo: “Su uso continuado dificulta la respiración, es incómodo y, en determinadas personas, no tolerable. Su utilización en población general favorecerá que las personas se toquen más frecuentemente la cara y se quiten la mascarilla al no poder respirar cómodamente favoreciendo el riesgo de contagio”.

La FFP2 “requiere, para ser efectiva, un adiestramiento en su colocación”. Su uso para médicos está indicado debido a que algunos tratamientos a enfermos provocan que las gotas que contagian el virus "pueden estar en el aire suspendidas durante algún tiempo", una circunstancia que “se produce fundamentalmente en las unidades de críticos”.

Para prevenir ese contagio subrayan que la mascarilla más adecuada es la quirúrgica “para evitar que el que las lleva contamine el aire, los objetos o directamente a otras personas con sus secreciones respiratorias”, además de tener “efecto protector frente a las salpicaduras de gotitas”.

Por contra en “algunos modelos de mascarillas FFP2/FFP3 disponen una válvula de exhalación”  donde “no se consigue el efecto de “control de la fuente de infección”. Además, ante una "falsa seguridad" se pueden descuidar "las medidas preventivas más importantes": distanciamiento social, higiene de manos, no tocarse ojos, nariz y boca con las manos, y limpiar las superficies, advierten.