El inspector Fran y su coche volcado en Algeciras hace cinco años.

El inspector Fran y su coche volcado en Algeciras hace cinco años. EL ESPAÑOL

España CUERPOS DE SEGURIDAD

El milagro del policía Fran: fue arrollado por un coche a 170 km por hora y vuelve al trabajo tras cinco años y 30 operaciones

Se negó a jubilarse anticipadamente tras ser embestido por el todoterreno que conducían unos narcos. Este lunes se ha reincorporado en Algeciras.

Más información: La Justicia condena a 28 años de cárcel a dos narcos que intentaron matar a dos policías en Algeciras.

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El inspector Francisco Javier González Suárez ha tenido la posibilidad de jubilarse en numerosas ocasiones a lo largo de los últimos cinco años. Pero Fran, como le conocen en la comisaría de Policía Nacional en Algeciras, tenía claro que se iba a reincorporar al servicio activo.

El 5 de septiembre de 2020 estuvo al borde de la muerte cuando dos narcotraficantes le arrollaron con un todoterreno en una carretera de esa misma localidad. Este lunes, regresó a su puesto con la vocación intacta. Seguirá persiguiendo a delincuentes como los que estuvieron a punto de matarle hace un lustro. En un acto sorpresa, sus compañeros le han hecho entrega del arma al retomar su servicio y le han dado la bienvenida.

Fran ha llegado al trabajo sin apoyarse ya en las muletas que le han acompañado tantas veces desde el atropello. Para llegar a ese punto ha superado años de calvario, en los que ha tenido que pasar 30 veces por el quirófano. Desde aquel trágico incidente vive con una discapacidad del 60%.  

El suceso produjo una gran conmoción en el Cuerpo Nacional de Policía. Él y otro agente en prácticas resultaron heridosgravemente tras ser embestido el coche patrulla que conducían por un todoterreno BMW X5 de alta gama, robado poco antes en Marbella. El automóvil iba cargado con 16 fardos que sumaban 800 kilos de hachís.

Cuando el conductor vio que no tenía escapatoria decidió embestir el coche patrulla que le cortaba el paso, a una velocidad de 170 kilómetros por hora. En ese Toyota Prius se encontraba Fran. 

El choque fue salvaje. El coche de los agentes quedó bocabajo en la cuneta, reducido a un amasijo de hierros. Las heridas de Fran se repartían por todo el cuerpo. El impacto le había fracturado el fémur, la mandíbula, la cara... y las heridas más relevantes las tenía en el brazo, tanto que se llegó a temer que podía perderlo. Le evacuaron en helicóptero y le trasladaron a la UCI. Allí le salvaron la vida.

Ese día, los narcos le dejaron el cuerpo machacado de la cabeza a los pies. Pero en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz se fraguó durante años, poco a poco y con trabajo constante, esta especie de milagro. 

Desde el sindicato Unión Federal de Policía (UFP) celebran la reincorporación de Fran: "Hemos estado apoyando al compañero en el acto. Seguimos reivindicando que se reconozca a los policías como profesión de riesgo. Es más que necesario, igual que el complemento salarial para la provincia de Cádiz, porque estamos siendo machacados durante años por el narcotráfico", señala Antonio González, su secretario provincial. 

"Se alinearon los planetas"

El pasado mes de agosto, la Audiencia Provincial de Cádiz condenó a 28 años de prisión y el pago de una multa de dos millones de euros a uno de los narcotraficantes que perpetraron el atropello. La sentencia condenaba a Isaías Mora a dos penas de 12 años de prisión por dos delitos de asesinato en grado de tentativa, a otros tres años y seis meses por un delito contra la salud pública y a ocho meses de cárcel por un delito de receptación.

El sindicato JUPOL ejerció la acusación popular en aquel caso. "La sentencia fue ejemplarizante y ojalá sirva para acabar con la sensación de impunidad con la que actúan los narcos en el Campo de Gibraltar y en el resto de provincia de Cádiz".

Su portavoz, Ibón Domínguez, señaló entonces que "cientos de agresiones a agentes, policías jubilados por las lesiones sufridas, agentes atropellados por narcos y dos guardias civiles asesinados en Barbate son algunos de los datos del triste balance de la desprotección a la que este Gobierno ha abocado a la Policía Nacional, a la Guardia Civil y a los agentes de aduanas en Cádiz, unos hechos a los que hay que poner remedio de manera inmediata, de forma valiente y contundente".

Según los hechos probados de la sentencia, el vehículo BMW y su conductor se "dirigían a impactar, sin variar la dirección, con intención de embestir y el objeto de inutilizar el vehículo policial para la posterior persecución".

Asimismo, el juez dio por probado que el conductor era conocedor "de la capacidad homicida del vehículo y previendo la posibilidad de acabar con la vida de los agentes, intentaron salir del vehículo, si bien el BMW impactó brutalmente contra la parte delantera".

La sentencia evidenciaba una práctica que durante años se convirtió en común entre los narcotraficantes del Campo de Gibraltar: las embestidas de los automóviles de los narcos a los coches de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

"Se tiene que atender al hecho objetivo de que el Sr. Mora conduce un vehículo con una tara de unos 2.000 Kg, que además va cargado con otros 500; como señala uno de los agentes que comparece como testigo, es un tanque, que va a impactar contra un 'juguete'", señala la misma.

"Me tuvieron que poner mucha sangre: me dijeron que se alinearon los planetas porque no era fácil salir de una situación así", señalaba optimista el inspector González Suárez, en una conversación con EL ESPAÑOL en 2021.

Fran explicaba entonces que su rehabilitación se prolongaría al menos un año debido a las graves secuelas del intento de homicidio: "Todavía no puedo doblar la rodilla del tiempo que he pasado en cama, la tengo como un palo, pero hace quince días comencé a dar mis primeros pasos, apoyado en algún familiar". Finalmente, han sido casi cinco.

Poco a poco se ha ido recuperando y, contra todo pronóstico, ha terminado mejorando su situación física de forma excepcional, hasta el punto de lograr regresar al trabajo. Este lunes sus compañeros finalmente han podido recibirle en su puesto en comisaría, de donde nunca tenía que haberse marchado.