Daniel Ramírez Mariano Alonso

Fran Hervías, exsecretario de Organización de Ciudadanos, lleva días negociando con el Partido Popular. El ya exafiliado de la formación liberal ha 'vendido' a Génova la estructura territorial que controlaba a cambio de un puesto en el equipo nacional del partido. Así lo prueban los distintos documentos a los que ha tenido acceso este periódico.

La prueba más evidente de ese trato anida en el aborto de la moción de censura de Murcia. El papel de Hervías fue clave para que tres diputados naranjas se tornaran tránsfugas y abrazaran la causa del PP. "Hablad con Fran", dice uno de los mensajes recibidos por los populares poco después de desatarse el temporal. Lo sucedido allí, no obstante, es tan sólo la punta del iceberg. La huella de una operación de largo alcance.

En noviembre de 2019, tras el descalabro de Ciudadanos, Fran Hervías renunció a la secretaría de Organización del partido, pero pidió una salida y se le concedió un acta de senador vía designación autonómica. Asumió su responsabilidad sin desprenderse de la nómina. Al contrario que la mayoría de miembros del núcleo duro de Albert Rivera.

Guillermo Serrano Amat

Desde entonces, Hervías ha mantenido a pleno rendimiento su red de contactos. Una red que, a tenor de las pruebas recabadas por este periódico, acaba de entregar al PP. Ha recibido a cambio un puesto en el departamento de Organización de los conservadores.

La negociación se ha producido a través de personas cercanas a Teodoro García Egea. El entorno del número dos de Casado, en charla con este periódico, niega la implicación de García Egea en esas conversaciones. Lo mismo hace Fran Hervías, que insiste en que "no tiene nada que ver": "No he estado en nada de eso".

-Si quieres que hable con Valle -una de las tránsfugas murcianas- para que cuente contigo en su consejería, dímelo.

-Pues no lo sé, estoy flipando.

-Se avecina algo gordo. Y lo que te queda por ver (...) Hasta el lunes no podré contar mucho.

Es la conversación vía WhatsApp entre Emilio Argüeso -senador, mano derecha de Hervías y en el pasado delegado territorial en Murcia- y un cargo de Ciudadanos en esta Comunidad. Una charla similar a las que vienen manteniendo el exdirigente naranja y su equipo con compañeros de todo el país. Se produjo cuando el PP trabajaba a contrarreloj para convencer a los tres tránsfugas.

La conspiración rebasa sobremanera las fronteras de esta Comunidad y tiene como fin último un multitudinario desembarco en el PP de miembros de la formación liberal. ¿A cambio de qué? De puestos en las listas y de cargos.

Argüeso es uno de los personajes clave de esta historia. Los mensajes demuestran su implicación en la negociación del PP con los tránsfugas; y Argüeso, en su día delegado territorial de Ciudadanos en Murcia, es uno de los mandatarios más cercanos a Hervías.

Ahí va otra conversación, esta vez telefónica, a la que ha tenido acceso este diario. Hablan entre sí dos cargos de Ciudadanos, uno de ellos murciano, que revela: "Son muy listos, no nos hablan de dinero, sino de puestos". Esta misma persona detalla que se trató de "un plan a la desesperada" por parte del PP: "Nos hablan hasta de las listas del Congreso".

Otra de las frases más utilizadas por los equipos del PP fue: "Ciudadanos está muerto. Podéis garantizaros cuatro años más en política".

El poder de Hervías

La secretaría de Organización constituye lo más importante de un partido: sus tripas. Hervías lo sabía, y pese a no tener cargo, se ha ocupado durante un año de proteger su poder territorial. Como un abogado que abandona un despacho pero que guarda celosamente su cartera de clientes. El secretario de Organización es quien se encarga de controlar lo que sucede en Ayuntamientos y Comunidades. La cabeza pensante que corta la cabeza del discrepante y que promociona al afín.

Hervías, a cambio de un puesto en la estructura nacional del PP, ha brindado a Génova todo ese conglomerado. Una operación que podría suponer la destrucción orgánica de Ciudadanos. Para muestra, un botón: Hervías, según lo contrastado por EL ESPAÑOL, fue uno de los hombres de Teodoro García Egea en el proceso de seducción de los tránsfugas murcianos. ¿Por qué? Porque esos tránsfugas le debían el puesto. Actuó de la mano de Argüeso, que fue su mano derecha en Murcia durante la era Rivera.

Hervías fue, por ejemplo, el encargado de convencer en última instancia a Valle Miguélez, que a día de hoy ya es consejera en el Ejecutivo autonómico... de la mano del PP. De ahí que Argüeso -y por ende Hervías- ofreciera puestos en esta consejería a quienes todavía confiaban en Ciudadanos.

Este diario, asimismo, ha contrastado que desde el primer momento en el que se presentó la moción de censura, García Egea recibió, a través de sus colaboradores, el aviso de que Hervías era el hombre con el que había que negociar para evitar la pérdida del Gobierno autonómico.

El propio García Egea, en una rueda de prensa al final de la jornada, lanzó el mensaje de que las puertas de su partido "estaban abiertas" a los dirigentes de Ciudadanos que así lo deseasen.

Cargos en Murcia

No es baladí la afirmación de Hervías en su entrevista con El Mundo: "Me lo ha trasladado mucha gente estos meses. Hay mucha gente que está barajando esa posibilidad y seguramente habrá más abandonos de Cs: unos a casa y otros al PP". Lo dijo seguro de que, en los próximos días, su trato con Génova desencadenará el viaje de sus afines a la estructura de Casado. 

La sensación en la sede de Ciudadanos es de desolación. Hace semanas que entrevieron el plan de destrucción tramado por Hervías, pero no imaginaron que podría llegar a este punto.

"Hervías no es un rostro conocido. Su fichaje no suma, no va a aportar nada en clave electoral, pero ha vendido lo más importante, su estructura de Organización. Quiere destruir Ciudadanos", relata un miembro de la dirección nacional naranja.

Las presiones de Hervías

El pasado 2 de febrero, según un documento al que ha tenido acceso este periódico, Hervías trató de autoproclamarse portavoz adjunto de Ciudadanos en el Senado. Un movimiento que habría aumentado considerablemente su nómina. Arrimadas lo impidió porque hacía tiempo que no se fiaba de él.

Hervías llegó a redactar un documento para sellar su propio ascenso y recabó las firmas de sus compañeros de grupo parlamentario haciéndoles creer que la dirección nacional estaba al corriente.

Tras el descalabro del 10 de noviembre -explican dos importantes dirigentes de Cs-, Hervías pidió "una salida". No quería perder su sueldo de la noche a la mañana. Logró mantenerse en el Senado y "siempre amagó con utilizar su red territorial" en caso de que no se aceptaran sus ruegos.

No era la primera maniobra de Hervías en ese sentido. En junio del año pasado, otra de sus negociaciones dio trabajo a su mujer, Virginia Millán Salmerón, diputada de Ciudadanos que había perdido su acta. Aquel gesto la aupó a un puesto en el Defensor del Pueblo Andaluz, por el que obtuvo una nómina de alrededor de 60.000 euros anuales.

Hervías, tal y como relatan varios dirigentes de Ciudadanos fuera de micro, ha jugado bien sus cartas. Era notorio, un secreto a voces, que conspiraba contra Arrimadas, pero todo el mundo creía que buscaba recuperar poder en el partido, y no vender la estructura al PP, como acaba de hacer.

"Se ha aprovechado de la buena fe de los críticos, de gente de Ciudadanos que no está de acuerdo con el rumbo actual, pero que jamás habría querido participar en una operación de esas características", incide otro miembro del núcleo duro de Arrimadas.

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