Aunque haya caído un poco en el olvido, la designación de Ángel Gabilondo como candidato del PSOE para Madrid en 2015 fue una de las primeras decisiones de calado tomadas por un Pedro Sánchez recién llegado entonces a la Secretaría General de los socialistas. Más aún por cuanto supuso la defenestración definitiva del entonces líder del PSM, Tomás Gómez, quien le acusó de querer asentar su poder con prácticas "antidemocráticas".

Todo un golpe de mano en las siempre conflictivas aguas del socialismo madrileño, que durante un tiempo estuvo comandado por una Gestora dirigida por el antiguo líder de la formación y hoy portavoz adjunto en el Congreso de los Diputados, Rafael Simancas.

Seis años después de aquel episodio, Sánchez, aunque sin un trauma interno tan grande, volverá a dar un giro copernicano a la estrategia de su partido en Madrid, su Comunidad de nacimiento y residencia.

Ayuso y Gabilondo, en una imagen reciente en la Asamblea de Madrid. EFE

El presidente del Gobierno pondrá en breve fin a la era Gabilondo, cuya futura designación como Defensor del Pueblo tan solo depende, a estas alturas, de los tiempos que se marquen en la negociación con el PP para el deshielo institucional, iniciado la semana pasada con el nombramiento del nuevo Consejo de Radio Televisión Española (RTVE).

A partir de ahí, quedará abierta la puerta para renovar el socialismo madrileño de cara a las elecciones autonómicas de 2023, en las que el objetivo será desalojar de la Puerta del Sol a Isabel Díaz Ayuso.

Sin prisa

Pero el presidente del Gobierno no tiene prisa. El relevo de Gabilondo como portavoz en la Asamblea de Madrid, donde los socialistas lideran la oposición siendo además el grupo mayoritario de la Cámara regional, merced a su victoria en las elecciones de 2019, no será un paso definitivo. Es decir: su sustituto no será, forzosamente al menos, el candidato socialista en 2023.

Aunque en él, o ella, recaerá la importante tarea de ejercer la oposición parlamentaria al Gobierno de Ayuso e Ignacio Aguado, preparando el terreno para los futuros comicios autonómicos.

Sánchez y Tomás Gómez, antes de su abrupta ruptura en 2015. EFE

Si el PSM operaba ya con una bicefalia -Gabilondo como portavoz parlamentario y José Manuel Franco como líder de la formación- es posible que llegue a convertirse en tricefalia, sumando a ella al candidato, al que Sánchez podría volver a buscar fuera de las filas socialistas, exactamente igual que hizo con Gabilondo. Y también a imagen y semejanza de lo que ocurrió en las municipales de Madrid con el ex seleccionador nacional de baloncesto, Pepu Hernández.

Otra opción, en la estela del efecto Illa que tan buen resultado le ha dado en Cataluña, sería mover el banquillo del Consejo de Ministros, como se explora hacer en Andalucía con María Jesús Montero. El ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, fue el número dos de Gabilondo en la Asamblea hasta que con la llegada de Sánchez a La Moncloa se convirtió en Delegado del Gobierno en Madrid, en 2018, y luego ministro en 2020.

En cuanto al movimiento más inmediato para designar al nuevo portavoz regional, las opciones son forzosamente más reducidas, pues hay que elegir entre los 37 diputados socialistas. Los adjuntos José Cepeda y Pilar Sánchez Acera suenan con fuerza estos días, aunque en ese grupo hay otros dirigentes con peso específico como el exeurodiputado Carlos Carnero o la antigua portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, Purificación Causapié.

Gabilondo y José Cepeda, en la Asamblea de Madrid. EFE

El sambenito de Gabilondo

A nadie se le escapa el sambenito de "blando" que en determinados sectores de la izquierda madrileña se le ha colgado a Gabilondo. Varios de sus compañeros consultados no creen que eso responda a la verdad ni que sus formas educadas le hayan impedido ejercer una oposición contundente.

Algunos recuerdan, además, que su ejecutoria a nivel de resultados electorales no ha sido tan deficiente como pudiera creerse. Lo cierto es que en 2015 perdió pero se quedó a un solo escaño de poder haber formado una mayoría para gobernar con Podemos, y en 2019 no pudo formarla de nuevo pero le dio al PSOE la primera victoria electoral en la Comunidad en más de 20 años.

Fijando precisamente su atención en la noche electoral de mayo de 2019, algunos dirigentes socialistas apuntan a que un independiente como Gabilondo puede cosechar victorias electorales y otro como Pepu Hernández, en el Ayuntamiento, obtener un resultado peor.

Otros, en cambio, creen que las pruebas con candidatos independientes ya se han intentado y que el socialismo tiene "cantera" de sobra -afirman tirando de símil futbolístico-, para recuperar el poder en Madrid.

Que el PSOE apuesta por cambios en determinadas direcciones o candidaturas autonómicas es algo proclamado recientemente por la propia dirección del partido al convocar el 40º Congreso Federal, que tendrá lugar este otoño y al que seguirán los cónclaves regionales.

En el caso de Madrid, a diferencia de Andalucía, donde Susana Díaz planteará batalla si llega el momento, no parece que se vaya a producir conflicto alguno. Sánchez, que después de lo ocurrido en 2015 con Tomás Gómez ya no necesita demostrar quién manda en el PSM, tiene dos años para ponerle nombre y apellido a su segundo proyecto en la Comunidad de Madrid.

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