La mudanza de la sede nacional del Partido Popular se hará "muy pronto": la idea es estar instalados ya antes de que la primavera dé paso al verano. La dirección nacional del partido guarda bajo siete llaves la ubicación de su futuro centro de operaciones del que solo se sabe que estará "céntrico, dentro de la M-30", el cinturón de circunvalación de Madrid.

El anuncio del cambio de domicilio pilló por sorpresa hasta a los trabajadores que cada día pasan su jornada laboral en el número 13 de la madrileña calle Génova, una sede sepultada bajo los escombros de la corrupción. "No sabíamos absolutamente nada. Nos hemos enterado cuando lo ha dicho Casado", coinciden varios empleados del partido. La pregunta que recorrió las siete plantas del edificio es qué destino se le dará a ese inmueble que el PP alquiló en 1983 para, años después, adquirirlo en propiedad. 

De momento, se desconoce si el bloque se venderá o se alquilará. En caso de optar por su venta, el Partido Popular podría conseguir hasta 36 millones de euros, según el análisis recogido por Invertia. Al restar el saldo de hipoteca pendiente, le quedarían algo más de 24,6 millones de euros para afrontar la compra de una nueva sede.

Tampoco se han dado pistas sobre qué tipo de inmueble busca la actual dirección nacional que encaje con ese perfil renovado que quieren transmitir. "No necesitamos un edificio tan grande: en Génova hay mucho espacio desaprovechado", reflexionan internamente. Los trabajadores preguntados por cómo le gustaría que fuera la futura sede coinciden en el diagnóstico: "Algo más moderno y con más cristaleras, que dé una imagen de transparencia. Que no sea tan gris".

La noticia ha entrado como un bálsamo en los intestinos de un Partido Popular necesitado de cambios para remontar. "Mudarse de sede es algo simbólico, pero las estrategias políticas también deben acompañarse de gestos como este", reflexiona un veterano miembro de la formación que ya vivió la mudanza de la madrileña calle Silva a Génova hace 37 años. "Eran tiempos de enseñar músculo y exhibir poderío, pero ahora estamos en otra era. Ahora vemos a Casado condenar la corrupción mientras ocupa cada día el mismo despacho en el que supuestamente se entregaban sobresueldos. No es coherente lo que decía con lo que hacía", añade.

Soltar lastre

La actual dirección del partido ha soltado definitivamente amarras con un pasado del que "no estaremos preocupados" nunca más: Pablo Casado anunció también que, a partir de este martes, nadie de su equipo va a responder a ninguna pregunta sobre la corrupción del pasado. "Las hipotecas en política no son hereditarias y no podemos seguir pagando facturas de cuestiones que ni conocemos", explicó el presidente del PP a los miembros de su Comité Ejecutivo Nacional.

La factura de la que habla Pablo Casado es de que se han perdido la mitad de los hipotéticos electores que las encuestas internas del partido daban a Alejandro Fernández, su candidato en Cataluña, el día que Luis Bárcenas se sentó en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional. "El coste electoral ha sido y es tremendo, y el daño para la urgente alternativa que necesita España es inasumible. Hay que dejar depreocuparnos por nuestro pasado y ocuparnos del futuro que proponemos para los españoles", se comprometió el líder nacional. 

Su compromiso con la regeneración va mucho más allá que desocupar una sede sobre la que hay pendiente un juicio por haberse reformado con dinero negro: "No podemos seguir en un edificio cuya reforma se está investigando esta misma semana en los tribunales", reconoció sin antifaces. Para ahondar en esta tesis, el PP va a crear un departamento de "compliance", un canal anónimo de denuncias "con absolutas garantías", a imagen y semejanza de lo que ocurre en las grandes empresas. 

Convención en otoño 

Pablo Casado quiere volver a seducir a los votantes que, por un motivo u otro, ha dejado de coger la papeleta azul elección tras elección. "Queremos que vuelvan los que se han marchado, queremos que vengan muchos más que nunca han estado, queremos que no se vaya nadie, porque aquí se está creando el mejor futuro para España”, anheló, delante de su partido. 

Para conseguir aglutinar el voto de todo el bloque de centroderecha, se convocará una convención nacional en otoño, con la mudanza ya hecha: allí se hablará de la España que quiere representar el Partido Popular de Pablo Casado. La convocatoria, según desveló el presidente del partido, será abierta a todos los españoles, "incorporando a representantes de civil y captando talento dentro y fuera del PP". 

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