La parte socialista del Gobierno vincula la tensión creciente con Podemos a la campaña catalana. Así lo dijo reiteradamente, en un mensaje muy medido, la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, durante su habitual rueda de prensa de los martes tras el Consejo de Ministros.

Pero apenas veinticuatro horas después los ataques de los de Pablo Iglesias a la Princesa Leonor, tras anunciarse por parte de la Casa Real que realizará el Bachillerato en un elitista centro de Gales, elevan el nivel de preocupación en el partido mayoritario de la coalición. 

Algunos ministros del PSOE creen que Podemos ha ido "demasiado lejos". Pero además piensan que las elecciones autonómicas catalanas del próximo domingo, sea cual sea el resultado y las alianzas posteriores -en las que plausiblemente podrían entrar en liza tanto el PSC como En Comú Podem- podrían no acabar con el problema. De hecho, creen que puede "ir a más".

Los principales dirigentes morados, como el portavoz parlamentario, Pablo Echenique, se lanzaban al ataque contra la decisión de los Reyes de llevar a la heredera al Trono a un centro que, afirmaban, tiene un coste mensual equivalente a seis veces el Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

Echenique lanzaba ese ataque adjuntando en su perfil de Twitter unas fotografías del UWC Atlantic College, en el que la hija de los Reyes ingresará este verano tras haber superado unas pruebas que se realizan de forma anónima con cada candidato. El coste total será de 76.500 euros que los Monarcas pagarán con su asignación.  

Iglesias tacha de "abuso" el cese de los responsables del rótulo sobre Leonor

Así las cosas, el camino hasta 2023, cuando Pedro Sánchez aspira a completar su primera legislatura completa en la Moncloa, se antoja muy cuesta arriba. En apenas una semana las costuras de la coalición se han descosido por varios lados, pese a los esfuerzos de unos y otros por restarle importancia, aunque al mismo tiempo dejando recados muy claros.

Sánchez y Calvo hablan este martes durante el Consejo de Ministros, con Iglesias al lado. EFE

La propia Montero, en la citada rueda de prensa en la Moncloa, afirmó no solo que la actitud de Iglesias respondía a una estrategia electoral sino que se permitió desvelar -poniendo como testigo a la ministra de Sanidad, Carolina Darias, junto a la que comparecía-, que el vicepresidente segundo no había pronunciado palabra sobre tema alguno durante la reunión ordinaria del gabinete. Un silencio que no sería coherente con su locuacidad pública sobre todo tipo de temas.  

"Normalidad democrática"

Iglesias ha llegado incluso a dudar de la "normalidad democrática" de España poniendo como ejemplo el encarcelamiento de Oriol Junqueras, el principal de los condenados por sedición por los sucesos de Cataluña en 2017, y de Carles Puigdemont, fugado de la Justicia desde entonces y al que hace semanas el vicepresidente segundo llegó a comparar con los exiliados republicanos, provocando un gran revuelo.

Sus palabras llegaron poco después de otras en la misma línea provocadora del ministro de Exteriores de Vladimir Putin, Serguei Lavrov, en una rueda de prensa conjunta en Moscú con el Alto Representante de la Unión Europea y exministro con Sánchez, Josep Borrell.

Con el agravante, además, de que nada más conocer las palabras del dirigente ruso, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, salió a replicarlas en una entrevista de urgencia con Radio Nacional de España, en las que afirmó taxativamente que en España "no hay presos políticos, sino políticos presos". Es decir, la tesis exactamente opuesta a la del Kremlin y, claro, a la de Podemos.  

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