
Asteroide acercándose al planeta Tierra. Istock
Menos precipitaciones o temperaturas más bajas: esto es lo que ocurriría si colisiona un asteroide en la Tierra
Un nuevo estudio publicado en la revista 'Science Advances' desvela los posibles escenarios del planeta en caso de una colisión.
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El asteroide 2024 YR4 aumenta su probabilidad de impacto con la Tierra por momentos. Este se produciría, según ha informado el Centro de Estudios de Objetos Cercanos de la Tierra (CNEOS, por sus siglas en inglés) de la NASA, el 22 de diciembre de 2032 en un punto entre Sudamérica, el Atlántico y el África subsahariana. Se estima que mide en torno a 50 metros de diámetro y está compuesto de una roca sólida.
Y precisamente las consecuencias del impacto de un asteroide en el planeta Tierra ha sido el punto focal de la última investigación publicada en la revista Science Advances realizada por investigadores del Centro IBS de Física del Clima (ICCP, por sus siglas en inglés) de la Universidad Nacional de Pusan en Corea del Sur.
En esta ocasión, han decidido indagar en el escenario que dejaría, en términos de clima y vida en el propio planeta, un posible impacto en el futuro. Aunque, explican, se ha tenido en cuenta un asteroide algo mayor en tamaño que el 2024 YR4; en concreto, 450 metros de diámetro más grande.
Y es que el sistema solar está repleto de objetos con órbitas cercanas a la Tierra. Por el momento, la mayoría de ellos no suponen ninguna amenaza, pero otros tantos sí han sido identificados como objetos de interés con probabilidades de colisión.
En entre ellos, los expertos señalan el asteroide Bennu, de unos 500 metros de diámetro. Según los últimos estudios, tiene una probabilidad estimada de 1 entre 2700 de colisionar con nuestro planeta en septiembre de 2182, lo que, dicen, sería similar a lanzar una moneda 11 veces seguidas con el mismo resultado.
Impactos del asteroide
Con el objetivo de indagar qué ocurría en caso de que este asteroide se topase con la Tierra en algo más de 150, los investigadores se han puesto manos a la obra para analizar los posibles efectos de este impacto en nuestro modelo climático y sobre las plantas y el plancton en el océano.
Lo han hecho idealizando un escenario de colisión de un asteroide de tamaño mediano, es decir, de unos 500 metros. El efecto del impacto, explican, está representado por una inyección masiva de varios cientos de millones de toneladas de polvo en la atmósfera superior. Y, a diferencia de estudios anteriores, este también simula ecosistemas terrestres y marinos.
Los investigadores ejecutaron varios escenarios de impacto para una colisión de asteroides similares a Bennu. Para ello, probaron diferentes inyecciones de polvo, de 100 a 400 millones de toneladas, con el propósito de conocer todas las posibles alteraciones en el clima, la química atmosférica y la fotosíntesis global en los tres a cuatro años posteriores al impacto.
Determinaron que, para el panorama más intenso, el oscurecimiento solar debido al polvo causaría un enfriamiento de la superficie global de hasta 4 °C. Al mismo tiempo, las precipitaciones se reducirían en una media global del 15% y se produciría un agotamiento severo del ozono de aproximadamente el 32%. Aunque eso no sería todo; a nivel regional, matizan, los efectos podrían ser mucho más pronunciados.

Respuestas climáticas y ecológicas de las inyecciones de polvo de hasta 400 millones de toneladas de un asteroide de tipo Bennu. De izquierda a derecha y de arriba abajo: temperatura superficial, precipitación total, cambio porcentual de la productividad primaria neta terrestre y cambio porcentual de la productividad primaria neta marina. Instituto de Ciencias Básicas
El abrupto impacto del invierno, asegura Lan Dai, investigador postdoctoral en el ICCPP y autor principal del estudio, "generaría condiciones climáticas desfavorables para el crecimiento de las plantas, lo que provocaría una reducción inicial del 20 al 30% de la fotosíntesis de los ecosistemas terrestres y marinos". Un escenario que, señala, "causaría enormes perturbaciones en la seguridad alimentaria mundial".
El auge del plancton
Con su modelo, los científicos determinaron cómo reaccionarían diferentes especies a este impacto de meteorito. Mientras otras experimentarían un fin áspero a su existencia, el plancton muestra un comportamiento totalmente diferente.
En lugar de la rápida reducción y la lenta recuperación, indican los investigadores, este organismo se repararía en solo seis meses e, incluso, aumentaría después hasta niveles nunca vistos en condiciones climáticas normales.
Se trata de un escenario que, afirma Axel Timmermann, director del ICCP y coautor del estudio, se explica por la inesperada concentración de hierro en el polvo. Y es que este mineral es un nutriente clave para las algas, pero en algunas áreas, como el océano Austral y el Pacífico tropical oriental, escasea.
Así, de acuerdo con el contenido de hierro del asteroide y del material terrestre que se lanza a la estratosfera, las regiones que de otra forma estarían empobrecidas en nutrientes tendrían la capacidad de enriquecerse con hierro biodisponible. En definitiva, se desencadenaría una floración de algas sin precedentes.
En concreto, el aumento de productividad marina se mostraría especialmente latente en algas ricas en silicato, conocidas como diatomeas. Lo que, explican desde el informe, atraería grandes cantidades de zooplancton, es decir, pequeños depredadores que se alimentan de las diatomeas.
De este modo, sugiere Dai, "las floraciones excesivas simuladas de fitoplancton y zooplancton podrían ser una bendición para la biosfera y ayudarían a aliviar la seguridad alimentaria emergente relacionada con la reducción más duradera de la productividad terrestre".